Los vecinos del barrio de la Immaculada de Reus piden un instituto y un parque infantil

Aunque disponen de colegios, muchos jóvenes al empezar el instituto se han de desplazar hasta el Gaudí o el Baix Camp. Otra de las peticiones de la vecindad es sacar partido a sus muchas explanadas

19 mayo 2017 15:38 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:38
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Un instituto para poder absorber la demanda de estudiantes y ayudar a las familias. Esta es una de las demandas que arrastra la asociación de vecinos del barrio Immaculada de Reus. De hecho, cuentan ya con dos escuelas en el barrio, la Escola Misericòrdia y la Escola Dr. Alberich i Casas. Este vacío obliga a muchos jóvenes a desplazarse hasta el Institut Gaudí y el Institut Baix Camp.

«Se acordó desde ya hace mucho tiempo que los barrios Sol i Vista e Immaculada se unirían, y lo que faltaría sería un instituto para poder abarcar toda la necesidad de la zona. No entendemos porqué no se ha hecho nada hasta ahora», explica la presidenta de la agrupación vecinal del barrio Immaculada, Esperanza Torrijos. Esta problemática se une a la que reivindicaba la vecindad del barrio reusense sobre las obras sin terminar en el marco del Pla d’Ordenació Urbanística Municipal (POUM), que se arrastra desde hace más de cuatro años. «Se abrieron calles y se planificaron muchas edificaciones, pero aún hay mucho por terminar y desconocemos los plazos de finalización».

Abrir calles y generar espacio también ha provocado algo más de movimiento de vehículos en las carreteras que envuelven el barrio, como es el caso de la calle del Migdia en la que «se absorbe toda la gente que viene de Riudoms, Vinyols y demás pueblos. Es una carretera larga en la que los coches aumentan la velocidad. Por ello, creemos que deberían de colocar algunas bandas rugosas más, pues por aquí pasan muchos niños y supone un peligro».

Electricidad y antigüedad

La parte más antigua del barrio ofrece también un choque de contrastes junto a las viviendas nuevas. No sólo a nivel estético, si no por lo que respecta al cableado eléctrico. «Muchas de las casas nuevas están preparadas para acondicionarlas de forma subterránea, pero en la zona más antigua todavía quedan conexiones muy viejas colgando de los postes. Lo hemos denunciado muchas veces, pero no se llega a ninguna parte», añade Torrijos. Recuerda el caso del transformador eléctrico de la calle de l’Olivera, que se encuentra justo al lado de una casa. Todavía sigue ahí, como también el recuerdo de la negativa de la compañía eléctrica Endesa de no querer soterrarlo. Siguiendo la línea de la energía, los vecinos no tienen quejas sobre el alumbrado, «simplemente, donde no hay edificaciones concluidas, no hay luz. Es un ejemplo las que está delante del Convento Hermanas Clarisas».

El barrio, caracterizado por casas bajas de un par de pisos como mucho, reúne unas condiciones de limpieza y un gran espacio de aparcamiento de vehículos que son dignos de remarcar. Aun así, a nivel de accesibilidad para el caminante, «algunas de las aceras son estrechas y las personas mayores se ven obligadas a bajar hacia la calzada para poder caminar sobre un asfalto de lo más irregular» . Por otra parte, en el barrio hay bastantes parques infantiles. Cerca de unos 4. «En la zona del barranco, la adjunta a la Riera de l’Escorial, hay una explanada con instalaciones para hacer gimnasia con espacio para otro parque infantil», dice a modo de sugerencia la portavoz de los vecinos del barrio.

«Lo que tal vez nos hiciera falta es algo más de servicios, tiendas. Aunque estemos integrados en la ciudad, no nos vendría nada mal», matiza. Aun así, se desplazan con facilidad hacia el centro. De lo contrario, disponen de una red de autobuses. Otra petición vecinal es la replantación de árboles sanos en las calles Immaculada y Llevant, «los anteriores se quebraban y a la mínima se partían».

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