Los vestigios del franquismo siguen en el día a día

Memoria histórica. Más de un centenar de placas con el yugo y las flechas continúan colgadas en las calles de Reus. Tendrían que haber sido retiradas hace años

16 octubre 2020 07:30 | Actualizado a 22 octubre 2020 08:23
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Llega una mujer cargada con bolsas de la compra en el número 31 de la avenida del Carrilet de Reus y, mientras busca las llaves para entrar en el portal, es preguntada por la pequeña placa que luce justo encima de la puerta del bloque de viviendas. Se la mira detenidamente y, finalmente, admite que nunca se había dado cuenta de su presencia. En la placa están el yugo y las flechas –símbolo de la Falange– y hay inscrito: «Ministerio de la Vivienda, Instituto Nacional de la Vivienda. Edificio construido al amparo del régimen de Viviendas de Protección Oficial». Es una de las más de un centenar de placas y símbolos franquistas que todavía restan en las calles de la capital del Baix Camp. Según el Cens de Simbologia Franquista realizado por el Memorial Democràtic de la Generalitat, en la ciudad todavía habría más de 200 placas de esta tipología. Aun así, el Diari ha podido comprobar que algunas de las que todavía figuran en el censo ya han sido retiradas. Es el caso de los números 27 y 29 de la misma avenida, donde sólo queda una marca en la pared.

La realidad contrasta con las leyes impulsadas en los últimos años por hacer limpieza de este tipo de símbolos. En el artículo 15 de la ley de la memoria histórica, aprobada en 2007, se señala: «Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura».

Diez años más tarde, en marzo de 2017, la Generalitat introducía en la Ley 18/2007, del Derecho a la Vivienda, que «los propietarios y las comunidades de propietarios tienen que retirar en el plazo de un año (...) las placas colocadas en las viviendas que han dejado de tener la cualificación de viviendas protegidas», haciendo referencia implícita a dichas placas franquistas. No hacerlo representa una infracción leve, es decir, una multa de entre 3.000 y 9.000 euros. Han pasado ya más de tres años y la realidad es que muchas placas todavía restan en el mismo sitio. Las que han desaparecido son –al menos en su gran mayoría– las retiradas en acciones organizadas por colectivos. La última, se llevó a cabo en septiembre del año pasado de la mano de Endavant (OSAN): descolgaron nueve placas y calculaban que todavía quedaban más de 150.

A vecinos de bloques afectados aseguran que las chapas les son indiferentes

«La verdad, es que me da igual que esté la placa. Tampoco hace daño a nadie», concluye la vecina del número 31 de la avenida del Carrilet. La opinión es compartida por otros vecinos de esta zona que, actualmente, acumula un buen número de edificios que antiguamente habían sido de protección oficial. En la avenida de Pere el Cerimoniós, también hay algunas placas. Sale una vecina del número 11 y también es preguntada por esta cuestión: «Me es indiferente. En la comunidad de vecinos tampoco se ha planteado nunca, la verdad».

En el portal del lado, el número 13, otro vecino que anda con algo de prisa, se para, alza la mirada y se queda mirando la placa. Al final, asegura que es la primera vez que se la mira detenidamente. «Sí que sabía que estaba, pero nunca me la había mirado bien. A decir verdad, me da igual que esté. Entre vecinos tampoco lo hemos hablado nunca», concluye.

«Los ejemplares, en el museo»

Entre vecinos que viven en los bloques afectados parece que hay un clima de indiferencia al respecto, pero Salvador Palomar, miembro del Centre de Documentació del Patrimoni i la Memòria/Carrutxa, defiende que todo símbolo del franquismo tiene que retirarse de las calles. «No se trata de olvidar el pasado ni de esconderlo. Se tienen que mantener ejemplares, pero en el museo, igual que en el Museu de Reus hay alguna imagen de Franco. Ese es el espacio para la memoria y explicar bien las cosas», señala.

«La diferencia con otros símbolos de épocas pasadas es que el yugo y las flechas siguen siendo usados por los fascistas», asegura Salvador Palomar, miembro de Carrutxa

Este miembro de Carrutxa reconoce que quizás las placas son símbolos menores, «pero son muy presentes y, por desgracia, los símbolos allí representados todavía son vigentes». En este sentido, Palomar relata que también hay quien considera que se tendrían que retirar los escudos feudales por representar el dominio, «pero la diferencia es que el yugo y las flechas siguen siendo utilizados por los fascistas», por lo considera que es importante actuar.

Bajo su punto de vista, la mejor opción habría sido que las instituciones actuasen desde un primer momento, «cumpliendo la ley, pero por desgracia en este país hay muchas cosas sin zanjar. La memoria es siempre incómoda y lo más fácil es no hacer nada», opina Salvador Palomar.

El obelisco de la antigua plaza de los Mártires, en el cementerio

En cuestión de símbolos franquistas, Reus tuvo hasta finales del siglo XX un obelisco que presidía la actual plaza de la Llibertat (antes, denominada plaza de los Mártires). Se levantó en recuerdo al bando nacional y se inauguró en octubre de 1940, cogiendo la idea ya diseñada en el siglo XIX de ubicar en ese mismo punto un monumento en recuerdo de los reusenses muertos en la guerra carlista. 

Finalizada la Dictadura, hubo una intensa polémica sobre qué hacer con el monumento. Finalmente, se decidió trasladarlo al cementerio piedra a piedra, en 1998. Además, se restauró y se eliminó toda referencia ideológica. 

La estructura se reinterpretó con una placa en recuerdo a todas las víctimas de la Guerra Civil Española. Así, se dio paso también a la reforma de la plaza de la Llibertat, construyendo, primero, el actual parking subterráneo y, posteriormente, urbanizando nuevamente la plaza.

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