Mudarse a los pueblos vecinos de Reus, salida útil para los jóvenes de la ciudad

Es una tendencia habitual y está motivada por la búsqueda de opciones más asequibles y un lugar más tranquilo

15 julio 2019 07:00 | Actualizado a 19 julio 2019 13:34
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Precios más asequibles y mejores condiciones de vida, al menos más tranquilas. Éstas son las razones habituales por las que gente joven de Reus se marcha a vivir a pueblos vecinos. «No se trata de una tendencia nueva, sino estable, a nuestro entender. Se da desde hace 20 años. Aunque hay momentos en los que se concentra un mayor volumen de movimiento, lo normal en nuestro caso es que haya un degoteo de gente», explica el alcalde de Almoster, Àngel Xifré.

Aún así en el caso del municipio de Almoster «es complejo cifrar cuánta gente de Reus ha venido a vivir aquí en los últimos años», puesto que «el problema es que no queda mucha vivienda libre que sea asequible, muchos chalets no lo son y los alquileres duran poco». Según dice Xifré, de lo que se puede optar en Almoster son viviendas que, «en su mayoría, tienen un precio más bien alto, porque reúnen otras condiciones adecuadas a otro tipo de entorno, aptas para gente con un mayor poder adquisitivo».

En este sentido, destaca que «queremos apostar por el crecimiento urbanístico», objetivo que se expuso en el Pla d’Ordenació Urbanístic Municipal (POUM) de Almoster, publicado en el DOGC a principio de mayo de este año. En él se fijan los criterios de crecimiento urbano que tendrá el pueblo en un futuro y remarca también la búsqueda de la racionalización y la sostenibilidad del municipio.

Si bien es cierto, cada pueblo tiene unas variables diferentes. En Castellvell surgen otras circunstancias. «Muchos llegan a Castellvell porque está al lado de Reus y en poco tiempo están en casa. Sí que es verdad que necesitas vehículo pero por tranquilidad y precio, muchas familias jóvenes han preferido mudarse aquí. Pueden obtener una vivienda tal vez más grande, o que no la encuentren en Reus», explica el alcalde de dicho municipio, Josep Maria Sabaté. De hecho, añade también que en los últimos cuatro años entre ocho y nueve parejas de entre 25 y 40 años han venido a vivir al municipio de Castellvell y que el 80% aproximadamente son de la capital del Baix Camp. «Vivir en Castellvell también aporta otro tipo de ventajas, hay zona verde y menos coches», aporta Sabaté.

Adaptarse al cambio

Un ejemplo de todo ello es el de la reusense Verónica Muñoz, quien ejerce de maestra interina en La Nou de Gaià, con todo lo que eso implica. Se entiende que se ha de estar dispuesta a recorrer kilómetros o a cambiar de residencia en caso de que se le presente una buena oportunidad.

«Soy de Reus y estuve viviendo una temporada junto a mi pareja en un piso de alquiler. Con el tiempo, quisimos adoptar un perro y estábamos muy contentos, hasta que el casero se planteó vender el piso. Con lo que tuvimos que buscar otros pisos de alquiler con la opción de que se aceptaran mascotas», relata Muñoz. Se trató de una búsqueda exhaustiva y en la que se toparon mayoritariamente con caseros que preferían tener inquilinos sin mascotas. «Incluso pensamos en crear un seguro interior para evitar que el perro rompiera cualquier cosa, pero definitivamente en Reus no tuvimos demasiada suerte», continúa.

Siguieron buscando hasta que apareció una oferta de alquiler en Castellvell. «Cuando nos enteramos de que sí aceptaban mascotas, no nos lo pensamos dos veces y dijimos que sí. El perro es parte de nuestra familia y no queríamos renunciar a él por nada del mundo. Sé que no es Reus, pero tampoco está lejos, estás más tranquilo y tienes mucho más espacio. La combinación de autobuses tampoco es muy regular, pero a los desplazamientos estoy más que acostumbrada, con coche ningún problema», dice Muñoz. Llegaron a ver hasta cinco pisos en Reus en pleno septiembre de 2017, «justo cuando había menos oferta, supuso buscar opciones a contrarreloj», recuerda.

Su situación, según dice, no es «poco habitual, es decir, en mi sector te tienes que adaptar al cambio. Conozco a muchos compañeros y compañeras en la misma situación», factor al que hay que añadir la precariedad laboral: «No puedes decir que no a una oferta de trabajo, y menos a día de hoy», comenta. Todo ello, se ve agravado por el aumento de los precios del alquiler medio, que se posiciona en 455,77 euros según cifras de 2018 recabadas por el Consell Nacional de la Joventut de Catalunya (CNJC) y la Cooperativa Celobert.

Los perfiles

Respecto a los perfiles de jóvenes habituales que inician una mudanza hacia pueblos vecinos, «suelen ser, por lo general, parejas en búsqueda de una vivienda unifamiliar, todavía sin hijos, y en la que tal vez quieran formalizar una familia en un futuro cercano», manifiesta la notaria Elena Cantos, hablando especialmente de compraventa. La franja de edad la coloca entre los 28 y 35 años y suelen marcharse a lugares como Castellvell o Riudoms, entre muchos otros.

«Los vehículos han facilitado mucho la movilidad de las personas. Los pueblos suelen ser extensiones a la ciudad más grande que está cerca. A pesar de que cada vez hay más servicios, los pueblos se imponen como zonas de ámbito residencial más tranquilas y cómodas para vivir. Se trabaja en Reus y se vive en las afueras», determina. Aunque dice haber notado ciertos indicios de que haya movimiento de gente joven, Cantos apunta que «el volumen de jóvenes que se marchan a los pueblos es estable».

Desde Finques Vilanova se apoya lo mismo: «No hemos notado ningún tipo de movimiento, la verdad». Por su parte, la agente inmobiliaria Núria Vernet apunta que «el 80% de la parejas jóvenes se marchan a los pueblos por razones de precio o porque son de allí mismo. Puede que tengan familia o hereden una vivienda y se instalen finalmente». Uno de los factores que se está generalizando, según Vernet, es que el precio de muchas casas unifamiliares «se está igualando a las que podrías encontrarte en Reus». En este caso, «el tiempo de comercialización es mucho más largo, todo ralentiza el cierre de ventas», prosigue la agente inmobiliaria.

En los últimos tres años, ha registrado un movimiento «bastante constante» a nivel de mudanzas hacia los pueblos. «En mi caso, podría posicionar en un 10% el porcentaje de jóvenes menores de 40 años en dicha situación. Se marchan de alquiler a pueblos como La Selva del Camp, Castellvell o Almoster, dónde ha ido aumentando el movimiento inmobiliario. Al fin y al cabo, se convierten en ‘barrios’, por decirlo de algún modo, de Reus. También los hay que prefieren Montbrió, Montroig o L’Aleixar», revela Vernet.

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