‘My way’

Un alcalde a su manera. Pellicer es un verso libre en JxCat, que tanto tiende la mano al PSC como reivindica el modelo de país de la vieja CiU

02 febrero 2020 16:52 | Actualizado a 02 febrero 2020 17:07
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El estropicio definitivo en el Govern de la Generalitat, saldado con la peculiar fórmula de convocar elecciones anticipadas en diferido, aboca a JxCat y ERC a una batalla a degüello en los próximos meses. Van a medirse en las urnas dos planteamientos cada vez más irreconciliables sobre cómo el independentismo debe encarar el futuro. Y en paralelo, ambas formaciones tendrán que calibrar y encauzar sus propias disidencias internas respecto a unas cuestiones tan cruciales como hipersensibles.

Semejante contexto añadía un plus de interés a la conferencia que el alcalde de Reus pronunció el pasado jueves en la sociedad El Círcol, porque Carles Pellicer es –no lo olvidemos– el alcalde de la mayor ciudad que gobierna Junts per Catalunya. Y el posicionamiento de Pellicer fue significativo, tanto por lo que dijo como por lo que dejó para otros momentos.

Además de proyectos, el alcalde habló de ampliar mayorías y fraguar alianzas, de sumar apoyos y tejer complicidades, empezando por el Camp de Tarragona para llegar hasta Madrid. En un momento en que el conflicto político atenaza las instituciones y su partido percibe como una traición el diálogo entre ERC y PSOE, la primera propuesta de Pellicer fue tender la mano al PSC para un pacto en materia de infraestructura, ampliable a otros consensos. Lo que el alcalde denomina pasar de un gobierno municipal de 15 a un gobierno de 21, es decir, fortalecido con el apoyo de los concejales socialistas en temas estratégicos. Veremos si el líder del PSC, Andreu Martín, le da recorrido a la oferta.

Y si el principio de su discurso resultó más bien disonante con la música y la letra que hoy impera entre los líderes de su partido, el final fue otra muestra de que Pellicer es un verso libre en el universo postconvergente. Y nunca mejor dicho, porque a la hora de defender su concepto de ciudad-país, afirmó que «con el paso de los años se ha perdido esta concepción de Catalunya-ciudad que los primeros gobiernos de la Generalitat tenían como referente. Tenemos que recuperar esta perspectiva de país».

No está muy de moda en JxCat reivindicar públicamente los viejos tiempos de Convergència y el modelo de país de los gobiernos de Jordi Pujol. Y desde luego no veo a Puigdemont o Torra utilizándolos como referencia para su visión de lo que tiene que ser Catalunya. Unos cuantos de los antiguos convergentes –no sé si muchos o pocos– probablemente se encontrarían más cómodos en este escenario que en las arenas movedizas por las que transita la formación de un tiempo a esta parte.

A lo suyo

Capítulo aparte merece lo que no dijo Pellicer porque, consciente o inconscientemente, obvió cualquier referencia a la situación política del país. Ni una palabra de autodeterminación, ni de desobediencia, ni de presos, ni de represión... En el escenario actual también es muy difícil encontrar a un alcalde soberanista que pronuncie una conferencia sobre política municipal ante un auditorio abarrotado sin permitirse ni una sola mención al trance en que se encuentra el proceso independentista, a las consecuencias que sufren sus líderes o las embestidas de los poderes del Estado.

Tampoco creo que sorprendiera a la concurrencia, porque Pellicer ejerce de alcalde en cuerpo y alma y esto incluye que en una conferencia dedicada a su ciudad se hable exclusivamente de su ciudad. O que en la solapa del alcalde de Reus solo luzca el escudo de Reus. Toda una declaración de principios que también ayuda a entender por qué Pellicer cosecha unos resultados muy por encima de los que obtiene su partido en las restantes convocatorias electorales.

El suyo es un perfil político posibilista –de antigua tradición en la ciudad–, en el que la gestión personal prima sobre la ideología. Parafraseando la expresión que da título a la canción que Frank Sinatra convirtió en un himno a sí mismo, Carles Pellicer es un alcalde que hace las cosas a su manera.

La Alianza del Sur 

Una de las novedades que deparó la conferencia de Carles Pellicer fue la propuesta de una «Alianza del Sur que se configure a partir de lo que nos une y se puedan sumar ayuntamientos, diputados, senadores, instituciones públicas y privadas, empresas y colectivos para compartir discurso». Es la receta del alcalde de Reus para reivindicar «un espacio político, social y económico, que ejerza con firmeza de ‘pal de paller’ para vehicular las reclamaciones, no sólo en infraestructuras y movilidad, sino también culturales, sociales, económicas y medioambientales».

Pellicer fue contundente al calificar de «autoanálisis demagogo» los lamentos recurrentes sobre que «no se nos tiene en cuenta» o «el Sur no existe» y se preguntó si «los alcaldes y ayuntamientos, las empresas y la ciudadanía hemos hecho lo suficiente» para remediarlo.

A tenor del historial de guerras intestinas y conflictos seculares que atesora el sur de Catalunya, uno se pregunta si esta Alianza del Sur no será un empeño tan difícil como aquella Alianza de Civilizaciones que propugnó Zapatero. 

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