Óscar Revilla: «Necesitamos a las empresas para que los refugiados encuentren trabajo»

Una ciudad acogedora. Reus ha abierto este verano el primer centro de acogida para solicitantes de asilo. Son 30 hombres que llegaron a Barcelona en el barco de Open Arms a principios de julio

02 septiembre 2018 12:58 | Actualizado a 02 septiembre 2018 13:02
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Óscar Revilla nació en Torrelavega, en Cantabria, en 1981. Es educador social y también licenciado en pedagogía. Trabaja para la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) desde hace tres años. Dirigía un centro de acogida en Barcelona y decidió dejarlo todo para venir a Reus, donde CEAR ha empezado un nuevo proyecto este verano. Asegura que su trabajo requiere de esfuerzo y de muchas horas de dedicación, pero también compensa con una enorme satisfacción personal. 

¿Cómo ha ido la acogida?
El proceso ha sido muy positivo. Suponía un reto grande, como siempre que se abre un centro en un lugar nuevo. Es evidente que la recepción ha sido buena por parte de la administración. El Ayuntamiento nos está poniendo todo tipo de facilidades, desde contactos, acceso a la piscina municipal... para poner un ejemplo: esta semana estuvimos con los Xiquets de Reus en una sesión informativa. Los usuarios del centro se quedaron haciendo piñas hasta la medianoche. Entidades, asociaciones y administraciones, nos están facilitando la acogida. 

¿Y a nivel de los vecinos?
La entidad Reus Refugi se está volcando en clases de idiomas, actividades, y se coordinan para que haya gente dispuesta a ayudar y a colaborar. Esto está siendo fundamental. Las personas, los huéspedes, están muy contentos y a gusto. Así nos lo transmiten.

¿Cuántos han llegado?
Ahora tenemos 30 personas, aunque en el centro tenemos capacidad para 50. Con los 30, el funcionamiento está saliendo como teníamos previsto, e incluso mejor gracias a la implicación de la sociedad de Reus.

«En España hubo 31.000 solicitudes de asilo en 2017. Alemania aceptó casi un millón»


¿Qué perfil tienen?
Los 30 que tenemos vienen del barco de Open Arms que llegó a Barcelona. Esto es circunstancial, no siempre va a ser así. Los próximos, dentro de seis meses, seguramente van a ser familias. Lo único que no gestionamos son menores no acompañados. Hay que tener presente que hay más de mil personas en una lista de espera para entrar en un programa de acogida. 

¿Ha sido Reus una buena elección?
¡Muy buena elección! Pensamos en abrir un centro en la provincia de Tarragona y optamos por Reus, que se había declarado ciudad acogedora. En Reus hay el centro, pero el proyecto se enfoca en todo el territorio. 

¿Cuál es el día a día de los usuarios?
Se levantan por la mañana, desayunan, y tienen tres horas diarias de curso de idiomas. Luego regresan al centro, comen y por la tarde siempre tenemos oferta de actividades: desde una gincana en Reus, visitar la lavandería, ir a la piscina, a jugar al fútbol… que vayan conociendo las actividades y propuestas que hay en la ciudad. Además, tienen sus citas de atención jurídica, médica, con el padrón entrevistas con los profesionales... 

¿Cómo funciona el programa?
El programa tiene una duración de 18 meses. Los seis primeros son para la acogida integral en el centro. Durante los cuatro primeros meses, a parte de las gestiones administrativas, se focaliza el aprendizaje del idioma. A partir de entonces se hace un plan de trabajo individualizado de formación e inserción laboral. Algunos tienen estudios o habilidades. Se crea un itinerario de formación y trabajo. 

¿Y después?
A partir de los seis meses dejan el centro pero pasan a una segunda fase con soporte económico para tener una habitación propia o alquilar un piso. Siguen haciendo cursos de formación para conseguir un trabajo durante el primer año. Los últimos seis meses se les acompaña de forma más distante, con asesoramiento jurídico.   

¿Y cómo puede ayudar la sociedad?
A diferentes niveles. A través de Reus Refugi para hacer un acompañamiento social o convertirse en pareja lingüística, o facilitarles actividades de ocio. En seis meses vamos a necesitar alquilar pisos o habitaciones. Pagando, evidentemente. Y un pilar fundamental serán también las empresas. Ellos tendrán permiso de trabajo.  

¿Vais a buscar convenios con algunas empresas del territorio?
En breve empezaremos a buscar convenios con empresas. Vamos a agilizar el proceso durante los próximos meses. Hay que hacer el contacto con las empresas para explicarles nuestro proyecto, concertar períodos de prácticas... Aquí Mas Carandell puede ser un puente básico para ello. 

«Hacer daño y poner en el foco al más débil es de una cobardía extrema»


¿Qué opina de los discursos populistas y xenófobos que se dejan oír en Europa estos días?
Para hablar de eso, los datos objetivos son los que mejor convencen. Datos de CEAR: en España hubo 31.000 solicitudes de asilo en 2017. En el mismo año, Alemania aceptó casi un millón de solicitudes. El asilo es un derecho y es una obligación de los países otorgarlo. Así lo reza la Convención de Ginebra. Las llegadas de solicitantes y la buena gestión de la integración es un proceso muy enriquecedor para una sociedad. Es lo que hay que transmitir: los datos objetivos. No una foto de una semana. Y luego hay que tener presente que esto es hacer las cosas bien y es un gran beneficio para la sociedad. 

¿Qué mensaje lanzaría?
Hay que ponerse en la situación de la gente que abandona su casa, su país y su cultura por motivos nunca agradables. ¿Cómo te gustaría que te tratasen? Hacer daño y poner en el foco al más débil es de una cobardía extrema. 

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