Pellicer marca perfil crítico

Política. El alcalde de Reus no esconde su incomodidad con lo que está pasando en el Govern y en el partido, a la vez que deja en el aire qué hará en 2023

01 marzo 2020 16:00 | Actualizado a 01 marzo 2020 18:42
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Al alcalde de la mayor ciudad que gobierna el PDeCAT no le gusta lo que está pasando, ni en el Govern de la Generalitat ni en su partido. Y cuando un político obtiene en las urnas un respaldo superior al que logra su formación en las restantes elecciones, puede permitirse decirlo públicamente.

Carles Pellicer dejó esta semana algunas frases al respecto durante la tertulia La cua de palla de Lanova Ràdio. Fueron pocas palabras y bastante medidas, pero inequívocas. En su opinión, las tensas relaciones entre los dos socios del gobierno catalán –que también lo son en el de Reus, aunque aclaró que aquí el entendimiento es bueno– afectan a su capacidad de acción y, por consiguiente, a la resolución de las cuestiones y problemas que la ciudad tiene pendientes.

«Hay que gobernar. Y gobernar quiere decir que hay que gestionar los temas del país más allá de demandar las legítimas aspiraciones de una nación como la nuestra», afirmó Pellicer, que insistió en la necesidad de «gobernar el día a día». Así, la reflexión del alcalde adoptó un tono abiertamente crítico: «Hay que estar al caso de todo lo que está pasando, de los temas pendientes. Como ciudad, tenemos muchos problemas y gestiones encima de la mesa, y esto el Govern tiene que saberlo y planificarlo, hacer presupuestos...». Y el diagnóstico final fue explícito: «Hay que gobernar más y mejor».

Desconozco si Pellicer ha leído el último libro de Artur Mas, Cap fred, cor calent, que el propio expresident presentará el próximo jueves en El Círcol. Casualidad, o no, en el capítulo final Artur Mas sostiene la teoría de que «quienes deben sacar adelante el proyecto soberanista no son los mismos que tienen que gobernar el día a día» y que corresponde al Govern y al Parlament asumir «la responsabilidad de tirar el país adelante y mejorarlo».

El posicionamiento de Pellicer invita a pensar que estamos ante uno más de tantos veteranos convergentes huérfanos de Convergència, y ahora con mucho más peso específico tras conservar la alcaldía de Reus en un momento de fuerte retroceso del poder territorial de la formación.

Desbarajuste

Tampoco es ningún secreto la incomodidad de Carles Pellicer con el desbarajuste político en el que están sumidos los postconvergentes en los últimos años, con el baile de siglas como expresión más visible. De hecho, seis meses antes de las elecciones municipales, cuando no se sabía ni con qué nombre ni con qué compañeros de viaje se iba a presentar el partido de Puigdemont, Pellicer se apresuró a lanzar su precampaña con una marca propia –Pellicer Reus 2019–, sin referencia alguna a su partido. Finalmente, la candidatura se reconvirtió en Junts per Reus cuando desde Waterloo se decidió adaptar la fórmula JuntsxCat a cada municipio.

A todo esto, Carles Pellicer aseguró en la citada tertulia radiofónica que piensa ejercer de alcalde hasta el último día de su tercer mandato –cosa que no creo que nadie dudase–, pero no quiso adelantar si se iría a casa en 2023 o tenía en mente volver a presentarse, argumentando que es muy pronto para hablar del asunto.

A la vista de que el alcalde no cierra la puerta a optar a una nueva reelección, queda en cuarentena el previsible guión político de la legislatura, que apuntaba a las concejales de JxR Montserrat Vilella y Teresa Pallarès disputándose la carrera por la sucesión.

Adiós al Hospital y al Grup Salut y bienvenida la comercialización de energía eléctrica  

Uno de los proyectos por los que parece dispuesto a apostar Carles Pellicer durante la presente legislatura –de hecho, está incluido en el Pla d’Acció Municipal (PAM)– es la creación de una empresa municipal para producir, suministrar y comercializar energía eléctrica. El alcalde confirmó que el Ayuntamiento está estudiando «seriamente» la iniciativa, que calificó de ilusionante porque permitiría ofrecer un servicio más económico a sus usuarios. 

A grandes rasgos, disponer de una empresa eléctrica municipal posibilita el autoabastecimiento de los edificios y equipamientos del ayuntamiento con energía renovable, además de ofrecer un porcentaje de dicho suministro a clientes particulares. La experiencia más conocida al respecto es Barcelona Energia, puesta en marcha por el consistorio de la capital catalana.

La idea también tiene una interesante lectura política, porque sería la primera empresa municipal creada por el alcalde Pellicer tras el desmantelamiento del holding Innova y la liquidación del grupo de sociedades sanitarias. Casualmente, el proyecto empieza a caminar cuando está a punto de materializarse el traspaso del Hospital Sant Joan, el último paso y también el más trascendente de este proceso iniciado tras la llegada de Pellicer al poder.

Aunque la gran crisis, las causas judiciales y la deuda acumulada por Innova fueron el detonante de su final, Pellicer siempre dejó claro que no creía en el modelo. Quizá por ello, el alcalde matizó que la creación de una comercializadora de electricidad se realizaría a través de la empresa Reus Serveis Municipals y no añadiendo nuevas sociedades. Y, quizá también por ello, no ahorró alabanzas a «la capacidad de gestión demostrada por el Ayuntamiento en sectores como el agua o los servicios funerarios».

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