Piden siete años y medio de prisión por un incendio que se originó por una ‘calçotada’ en el Baix Camp

El siniestro se produjo en abril de 2005, arrasó 119 hectáreas de cuatro términos municipales y obligó a desalojar a 200 personas de una urbanización ante la cercanía de las llamas

30 abril 2018 19:54 | Actualizado a 02 mayo 2018 06:44
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La Fiscalía de Tarragona pide siete años y medio de prisión para un hombre acusado de no haber apagado bien una hoguera en su finca para hacer una calçotada, lo que provocó un incendio forestal que arrasó mas de un centenar de hectáreas de cuatro términos municipales: Les Borges del Camp, Maspujols, Alforja y L’Aleixar. Lo más grave, según el Ministerio Público, es que el siniestro puso en grave riesgo a los 200 vecinos de una urbanización cercana, que tuvieron que ser desalojados.

El escrito de acusación de la Fiscalía, al que ha tenido acceso el Diari, recoge que el acusado, sobre las doce y media de la tarde del 10 de abril de 2005, se hallaba en su parcela, situada en el paraje Els Pedrets, en el término municipal de Les Borges del Camp. Estaba acompañado de su familia con la finalidad de celebrar una calçotada.

El procesado encendió una hoguera para cocinar algunos de los alimentos que se iban a consumir, «contraviniendo así la prohibición de encender fuego en las zonas forestales –desde el 15 de marzo– y sin haber obtenido, ni siquiera solicitado, la previa autorización administrativa para encender el fuego».

Una vez utilizada la hoguera procedió a apagarla sobre las cuatro y media de la tarde, «sin asegurarse de que los elementos incandescentes de la misma se encontraban totalmente apagados». Estos, al entrar en contacto con las hojas secas de los pinos próximos a la hoguera –al haber sido arrastrado por el viento, que soplaba a como mínimo 20 km/h– provocó la reavivación del fuego y su propagación de inmediato hasta el punto de provocar peligro o riesgo para la vida o integridad de las personas de la urbanización Les Pedreres, razón por la cual fue necesario desalojar a 200 vecinos.

El incendio fue advertido por unos vecinos de la zona, quieren llamaron al 112, activándose los vehículos de emergencia. Según el informe de investigación de los agentes rurales, el punto de inicio del incendio coincide con la explanada y dentro de la finca propiedad del acusado. Entre la hoguera y la vivienda del acusado había una distancia de 75 metros, no existiendo visibilidad entre ellos.

Los daños materiales ocasionados por el incendio en las fincas colindantes han sido totalmente resarcidos por la compañía aseguradora. Por ello, los legítimos propietarios no reclaman en concepto de responsabilidad civil. Se apartaron el procedimiento y renunciaron al ejercicio de las acciones civiles y penales.

El incendio afectó a 55,5 hectáreas de terreno forestal arbolado, a 58,41 de no arbolado y a 5,59 de terreno no forestal. En total ardieron 119,6 hectáreas. Para la extinción del incendio fueron necesarios 248 bomberos, con un tiempo total de intervención de 3.417 horas, además de 77 vehículos –que destinaron 1.163 horas– así como seis medios aéreos –60 horas–. El fuego se dio por extinguido a las 20.17 horas del día 12.

Indemnizaciones

El fiscal acusa al propietario de la finca de un delito de incendio forestal por imprudencia. Además de los siete años y medio de prisión solicita el pago de importantes indemnizaciones en concepto de responsabilidad civil.

Los vecinos desalojados, según se informó en su día, se encontraban en los chalets ubicados en la zona del antiguo campo de tiro, en la urbanización Les Valls y Aires del Camp. Se trataba de una zona con más de sesenta viviendas, muchas de segunda residencia pero que, al ser domingo, muchas de ellas estaban habitadas.

Ante la virulencia de las llamas –con continuos cambios de viento–, desde un principio una treintena de dotaciones terrestres de los Bombers de la Generalitat, ayudados desde el aire por un helicóptero bombardero, hicieron frente al fuego. Sobre las siete de la tarde se incorporaron a las tareas de extinción dos hidroaviones.

Aquella tarde de domingo, uno de los problemas con que se encontraron los responsables de Bombers fue que poco después de declararse el incendio de Les Borges del Camp surgió otro en las cercanías de Cunit. En este caso también puso en grave riesgo a los vecinos de la urbanización Can Moles III. Medio centenar de ellos abandonaron sus casas ante el temor del fuego. Éste afectó a más de 30 hectáreas de terreno forestal. El viento, de más de 60 kilómetros por hora, también favoreció el avance del frente del fuego.

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