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En el número 34 A de la calle de Josep Maria Prous i Vila de Reus la situación se ha vuelto insostenible: el interior de un antiguo taller se ha convertido en un vertedero. Bolsas y bolsas de basura se acumulan por toda la planta baja de este edificio, abandonado desde hace muchos años. La puerta está totalmente abierta y parece que alguien se ha tomado la libertad de tirar en su interior todo tipo de basura, a pesar de que los contenedores están a pocos metros. Únicamente se tiene que cruzar la calle.
Vecinos de la zona hace tiempo que se quejan. Y es que hay un tramo en el que se encuentran sucesivos antiguos talleres que, con el paso del tiempo, fueron quedando abandonados. En algunos de ellos hay okupas. Ellos mismos han colocado puertas con candados para que nadie más entre en sus ‘viviendas’. Pero el punto más problemático es el número 34, con la puerta abierta y lleno de suciedad.
Jaime vive en la zona. Explica que cada día tiene que pasar por esta calle «y siempre lo hago por la otra acera, porque es insoportable», detalla. «Es un foco de ratas, garrapatas, chinches y de cualquier plaga. El hedor es horrible y empeora con el calor. Además, precisamente esta semana he visto alguna rata muerta en la acera...», dice preocupado este vecino, que recalca que se trata de un «peligro», y más aún «porque la puerta está abierta y se puede colar cualquiera. Sobre todo para los niños es un peligro», añade.
Explica que no ha presentado ninguna queja formal en el Ayuntamiento de Reus, pero recuerda que se trata de una problemática que hace demasiado tiempo que arrastran los vecinos que viven cerca de esta calle, ubicada justamente detrás del colegio La Salle de Reus, paralela a la avenida del mismo nombre. «Pasan niños pequeños por la zona y podrían colarse en el interior de este antiguo taller, donde quizás, además de las bolsas de basura, también hay jeringuillas», recuerda Jaime, lo que le aporta mayor preocupación.
Casi una decena de talleres
En la calle de Josep Maria Prous i Vila hay casi una decena de antiguos talleres de coche y otros negocios de reparaciones y similares. Como recuerdan los vecinos de la zona, progresivamente, los negocios se fueron trasladando hacia los distintos polígonos de la ciudad, quedándose, así, estos locales vacíos y abandonados. Desde entonces, estos antiguos talleres han sido okupados y, en distintas ocasiones, los vecinos se han quejado de suciedad en esta zona, incluso de la presencia de excrementos y papel higiénico usado.
Ahora, lo que reclaman es que se solucione el problema del número 34 A. «Que tapien la puerta o que derrumben el edificio. Que hagan algo para terminar con este foco de suciedad y plagas», exclama Jaime.
