Reus intensifica la presión contra el botellón por quejas vecinales

Durante el primer trimestre del año se han levantado 244 actas por esta cuestión, una cifra muy superior a la de 2018, con 92, y que se relaciona a una mayor actuación policial, aunque hay vecinos afectados que lo ponen en duda

03 abril 2019 08:10 | Actualizado a 05 abril 2019 20:13
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El incivismo sigue en el orden de día de la vida nocturna, y Reus no es la excepción. La gente consume alcohol, el tono de voz sube y los vecinos de la zona son los que padecen toda esta situación. Las quejas son constantes de cada fin de semana. Lo sabe bien Sandra Fuentes, una vecina de la Raval Santa Anna. «Es horroroso. Hemos tenido que cambiar los cristales del balcón por unos de aislantes por las molestias causadas por la gente que se acumula en las puertas de distintos bares que hay en la zona», explica Fuentes.

Por su parte, el Ayuntamiento de Reus señala que la lucha contra el incivismo es una prioridad y, especialmente, los esfuerzos se centran contra el consumo de alcohol en la vía pública. Según las últimas cifras, en lo que va de 2019, Guàrdia Urbana ha levantado un total de 244 actas por esta cuestión, «2,6 veces más que durante el primer trimestre del año pasado, con 92 actas durante el mismo periodo», se subraya desde el consistorio. También se han doblado las actas por miccionar en la calle: entre enero y febrero de 2018 se levantaron 103 actas y, este año, 239. El incremento se relaciona a la «mayor presión policial contra el incivismo», aunque los vecinos que viven cerca de locales nocturnos lo ponen en duda. 

«No hacen nada. Llamas a Guàrdia Urbana y, si se presentan, únicamente pasan con el coche y se van», critica Sandra Fuentes, que señala el ruido como la principal problemática: «La gente grita, hacen ruido tocando las persianas de los comercios...». Recuerda que en 2016 un grupo de vecinos presentaron al Ayuntamiento más de un centenar de firmas denunciando la situación, «pero no nos hicieron caso. Nos tendremos que plantear crear una asociación para poder hacer más fuerza», asegura. Desde la calle del Vidre, un vecino, que prefiere mantenerse en el anonimato, también explica que los fines de semana por la noche se oyen gritos y ruidos, «pero no se ve la policía por la zona», asegura.

Trabajo con locales nocturnos

Guàrdia Urbana juega un papel importante para frenar el incivismo nocturno, pero los locales también deben implicarse. Por ejemplo, desde Sabana –en la calle Eduard Toda–, Josep Vila, propietario de la discoteca, explica que trabajan dentro de sus posibilidades para concienciar la gente. «Si vemos que alguien está consumiendo alcohol en las inmediaciones de nuestro local, le prohibimos la entrada a la discoteca y le explicamos los motivos. Es una forma que la gente vea que su comportamiento no es el correcto. Seguramente, la próxima vez se lo pensará dos veces», explica Vila, aunque es consciente que su campo de visión es limitado y que, por lo tanto, no pueden actuar en todos los casos. Por otro lado, también explica que no dan vasos de plástico a sus clientes «para evitar que el alcohol de nuestro local salga a la calle».

Asegura que mantienen contacto regular con Guàrdia Urbana, «y es que tiene que ser una actuación conjunta. La competencia de la policía es en la calle y nuestra obligación está dentro del local. Además, cuando cerramos, también procuramos limpiar los portales de los edificios cercanos», añade. Otro ejemplo es el de La Fábrica. Su propietario, Josep Maria Tintorer, también explica que censuran la gente que bebe alcohol en las inmediaciones de la discoteca. «Defendemos la convivencia con los vecinos», asegura.

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