Reus: la lucha feminista por la igualdad en las sederas

Ruta teatralizada. Ans Educació se remontó a 1915 para abordar cómo las trabajdoras reivindicaron sus derechos en las fábricas

10 marzo 2021 08:51 | Actualizado a 11 marzo 2021 11:07
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«La lucha feminista continúa». Con esta frase y en la plaza de la Dona Treballadora terminó ayer  la ruta por las calles de Reus Sederes en femení, la cual estuvo teatralizada por miembros de Ans Educació. El proyecto, del Casal de les Dones de Reus –y enmarcado en la concejalía de Participación, Buen Gobierno y Servicios Generales del Ayuntamiento de Reus–, es una de las actividades incluidas en el programa conmemorativo del Día Internacional de la Mujer del pasado 8 de marzo. 

Está previsto que, además de la de ayer, haya más sesiones en abril. Será siempre imprescindible contar con reserva previa para controlar el aforo. El objetivo en la cita fue mostrar un episodio «único en la ciudad de Reus y de toda la provincia de Tarragona, como eje de donde surgió un movimiento reivindicativo femenino que hoy en día aún perdura». 

La nueva ruta del colectivo hizo referencia, pues, a un episodio sucedido en la capital del Baix Camp en el año 1915, cuando las trabajadoras de las sederas iniciaron una serie de protestas que duraron más de siete meses, hasta acabar en huelga general. La historia se articuló a través de las intervenciones de dos personajes (con mascarilla lila colocada), Joan e Irene. 

Repasando plazas y edificios

Él emuló a un trabajador cualquiera de la ciudad en aquellos años y ella se metió en la piel de Cinta, una trabajadora de una sedera de la ciudad que inició, junto con otras, el movimiento reivindicativo por el reconocimiento de los derechos de las mujeres trabajadoras; quienes, cómo dijo, «cobramos mucho menos que los hombres y aún ocupándonos de cuatro telares a la vez».  De hecho, una de las reivindicaciones, que también aportó fue que «no nos paguen por pieza, sinó por metro de ropa», reivindicó.   

La ruta, como es habitual en Ans Educació, tuvo diferentes paradas en lugares emblemáticos de la ciudad y los intérpretes fueron interactuando con el público. La plaza de Prim fue uno de los lugares en los que el grupo se detuvo. Allí, se manifestó que la ubicación «era un punto de encuentro de la burguesía y el proletariado». 

Los presentes fueron en comitiva por lugares como las antiguas ubicaciones del fábricas como la del Vapor Vell y la del Vapor Nou. Con instantáneas antiguas, los intérpretes fueron contextualizando diferentes pasajes del suceso que nos ocupa, así como de los edificios que podían ir construyéndose  los dueños de las fábricas. 

Los dos personajes mostraron los roles de género de la época con las actitudes que se profesaron; abordaron la lucha por la igualdad, la desigualdad entre hombres y mujeres en el trabajo y en el domicilio, así como la conciliación. En este sentido, una de las paradas obligadas fue la de los rentadors del Casal de les Dones. 

Allí, Cinta, explicó que aparte de trabajar, había que ir a lavar la ropa, entre otras muchas tareas. «Los domingos era el día en que más gente había, pero era el único día de fiesta. Eso sí, los lunes eran los mejores porque el agua estaba limpia», explicó. 

Otros ítems en el encuentro fueron las tensiones y las negociaciones con los patrones de las fábricas; los accidentes laborales, la mala alimentación de los colectivos obreros y las enfermedades, como la tuberculosis; de la violencia que hubo en las calles, además de la verbal, mientras se producía el conflicto social; por no hablar de la aplicada por cuestión de género. «¿Todavía tenéis miedo a salir solas por las noches? Veo que no hemos avanzado nada», preguntó la trabajadora Cinta a las mujeres asistentes al llegar donde hubo la fábrica del Vapor Vell. 

Por su parte, Joan añadió más contexto: «Las movilizaciones provocaron que cientos de personas obreras fueran despedidas». Aun así, anunció ella, «la huelga está siendo efectiva, ¡volveremos a tener trabajo!». 

Hubieron mujeres obreras encarceladas por realizar reuniones clandestinas, actos que sumaron también el apoyo de otros sectores como el de la avellana. «En septiembre, los obreros vuelven a trabajar, pero los impulsores de la huelga, no», se lamentaron los personajes. 
Apoyo a las luchadoras

A los pies de la estatua de la mujer trabajadora de la plaza con este mismo nombre, Cinta se quitó el pañuelo de la cabeza para convertirse en Irene. «Los personajes que hemos emulado en la ruta fueron una realidad. La lucha feminista no se acabó entonces, todavía sigue, continua. Todavía hay luchas pendientes de mujeres a las que hay que apoyar y seguir haciendo visibles. Hemos de seguir a Cinta, hemos de seguir la reivindicación de Maria-Mercè Marçal», expuso la dinamizadora cultural Irene. 

Y, siguió: «Agradezcamos sus luchas, porque si miramos atrás  –aunque falta mucho por hacer–, vamos dando pasos para conseguir una sociedad más justa, y todo gracias a ellas». La actividad llegó a su fin entre aplausos. Desde Ans Educació, se invitó a los asistentes a reflexionar sobre el tema, así como aportar ideas y sugerencias. 

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