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El suceso de ayer por la mañana, donde una mujer de nacionalidad cubana fue evacuada por un helicóptero del servicio de emergencias médicas tras sufrir una caída desde un quinto piso en un edificio de la plaza Comte de Reus, provocó gran expectación. La plaza, conocida popularmente como la Ferradura, acogía después del acontecimiento grupos de vecinos comentando la «ruidosa» aparición de un helicóptero.
«Yo no supe nada hasta que mi pareja me mandó una foto al móvil de un helicóptero aterrizando en su patio. Se ve que había venido a recoger a una mujer para llevársela al hospital, porque estaba grave», explicó al Diari un hombre saliendo de una frutería próxima al edificio. Alo que el mismo propietario del comercio de fruta añadió: «Todos hemos oído un sonido de motor que iba hacia el edificio de enfrente y luego mucha gente comentando que alguien había sido evacuado», detalló.
Por su parte, la propietaria del establecimiento El Café de Luna comentó que «la aparición de ambulancias, Mossos y SEM congregó a mucha gente y además fueron rápidos en venir», aún así apuntó que no se enteró de que «un helicóptero viniera a salvar a nadie, como supo después. Inmediatamente siguieron los comentarios de gente preguntándose de quién podría tratarse. Desde el supermercado Consum, próximo al edificio donde ocurrió todo, se dijo que habían escuchado el «ruido de un helicóptero muy próximo a la zona» y, además creen que se trataría de una «clienta habitual», supusó el responsable de Consum.
La mujer atendida, según apuntaron fuentes vecinales, tenía 28 años y «hacía poco que vivía en aquella zona». Gran cantidad de vecinos dijeron «no conocerla demasiado» debido a los pocos meses que residía allí. «Hace tres o cuatro meses que vino aquí con sus dos hijos», comentó un hombre de la escalera del edificio.
¿Helicóptero silencioso?
Muchos de los vecinos próximos al edificio consultados sobre el impacto de tal despliegue también dijeron que «no se habían percatado del aparatoso salvamento» del que «otros vecinos les informaron más tarde». De hecho más de un residente quedó sorprendido de lo ocurrido e intentó averiguar rápidamente qué había pasado llamando a un familiar al portero automático.
Los interrogantes sobre el suceso se cernían sobre los grupos de transeúntes que pasaban por allí.
