Robos nocturnos en la plaza de Antoni Pedrol Rius de Reus

Vecinos de esta zona denuncian las molestias que generan grupos de jóvenes que se reúnen en esta zona. Paralelamente, en varios establecimientos han entrado a robar

23 noviembre 2021 19:30 | Actualizado a 24 noviembre 2021 10:38
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«Hay muy mal ambiente por las noches. Se oyen gritos, insultos... y en varias ocasiones se ha personado la policía». Esto es lo que viven los vecinos de la plaza de Antoni Pedrol Rius, en el barrio Mare Molas de Reus, sobre todo en los últimos meses. Quien habla es vecina de la calle del Alcalde Joan Bertran y vive en un primer piso, desde donde oye por las noches el ruido que generan grupos de jóvenes conflictivos que se reúnen en la plaza que tiene enfrente, la de Antoni Pedrol Rius. «Incluso dicen que como que en la Sardana han puesto cámaras de videovigilancia, que se han trasladado aquí», comenta otra vecina. Durante el día, la situación está tranquila, pero hay basura por el suelo que evidencia lo que pasa por la noche: sobre todo, latas de cerveza, «además de vasos, botellas y colillas. Está todo lleno de porquería», se queja la vecina de la calle del Alclade Joan Bertran. De hecho, comenta que evita llevar a sus nietos a jugar en este parque «por toda esta suciedad», por lo que tiene que buscar alternativas.

Fuentes municipales comentan que se pueden haber dado hechos puntuales, pero aseguran que Reus es una ciudad segura, habiendo bajado el número de delitos en los últimos años. Aun así, añaden que el incivismo es la principal causa de sensación de inseguridad y que el Ayuntamiento y la Guàrdia Urbana de Reus trabajan en ello.

A pesar de todo, en Mare Molas hay malestar generado por estos grupos que beben y gritan durante las noches, algo que se ve agravado por varios robos que se han vivido en los últimos meses en varios establecimientos de esta misma zona, que también se producen durante la noche. Desde el Forn Huguet –también ubicados en la calle del Alcalde Joan Bertran– comentan que han sufrido un par de robos. Además, son testimonio de las quejas de los vecinos sobre las molestias nocturnas. «Nosotros no lo vivimos en primera persona, porque cuando cerramos todavía no están estos grupos, pero sí que es cierto que hay muy mal ambiente», comentan.

Pero ellos no son los únicos que les han entrado a robar. En la misma plaza, el herbolario Casa Pires también han sido víctimas. «En nuestro caso fue a mediados de octubre, el día 17», recuerda la propietaria. Sucedió de noche, igual que en el Huguet y otros establecimientos. Según comenta, cuando llegó al día siguiente por la mañana, la persiana estaba bajada y se percató de lo sucedido cuando, al levantarla vio que el cristal estaba roto. «Parece a ser que se dedicaron a subir la persiana y, con una piedra, rompieron el cristal hasta poder entrar», cuenta. Se llevaron la caja y el ordenador «y nada más. No revolvieron nada». La propietaria llamó a los Mossos d’Esquadra para denunciar los hechos. No pudieron detectar huellas «y es que los ladrones llevaban guantes». Aun así, «la policía me comentó que sabían quién lo había hecho, que ya lo tenían detectado». Pero sin las huellas ni imágenes, no se podía arrestar a nadie.

Lo que desconocen los establecimientos de la zona que han sufrido robos es si tienen algo que ver o no estos hechos con los grupos que hacen ruido por la noche en la plaza de enfrente, pero sí que coinciden en que en los últimos meses el ambiente ha ido a peor.

Otras tiendas han sufrido robos, pero no este año, sino el pasado. Es el caso de BeepBox, también en la calle del Alcalde Joan Bertran que «por suerte, este año no nos han entrado», señalan. Desde comercios afectados dicen que también en una peluquería hubo un intento de robo aunque, en este caso, no llegaron a entrar. También hubo un intento en el bufete de abogados Márquez & Altès Advocats, en la esquina entre las calles de Xavier Gambús y de Antoni de Bofarull. Patricia Márquez cuenta que en agosto, alguien dejó una barra de hierro en la persiana del local para que no acabara de cerrar. «Fue la propietaria del bar de enfrente –que ha sufrido varios robos– que lo detectó y nos llamó. Así que no llegaron a entrar, pero hubo un intento», cuenta.

Márquez explica que hace ocho años que trabaja en el barrio Mare Molas, y desde hace unos cuatro tiene el local ubicado enfrente de la plaza de Antoni Pedrol Rius, «y la situación ha ido a peor... Los conflictos son a diario», asegura. Es a partir de la tarde que empiezan a verse los grupos que crean conflictos. Según describe, son jóvenes. Ella tuvo que llamar en una ocasión a la policía: «Estaba en la puerta del local y se acercó un joven a pedirme un cigarro. Me negué y se puso agresivo», recuerda. En ese momento, estaba sola en el bufete y acabó llamando a la policía, pero cuando la patrulla llegó, el chico ya se había ido «y como que al final no había pasado nada, la policía me dijo que no podían hacer nada y se fueron». Para Patricia Márquez, no hay suficiente presencia policial «y de mientras, los conflictos en este barrio han ido en aumento», aunque recuerda que hace ya tiempo que están sucediendo, «pero ahora, se ha intensificado».

Entre los robos a establecimientos y los grupos de jóvenes conflictivos que se reúnen en la plaza, los vecinos de esta zona del barrio Mare Molas se muestran preocupados. Llaman a la policía, pero los problemas siguen.

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