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Mohammed y Carme viven en Horts de Miró. Desde hace unos días recorren el barrio para visitar el mayor número de pisos posible. Su intención es ganarse la confianza de los vecinos, conocer su situación en materia energética y detectar aquellos casos relacionados con la pobreza energética. Tras un par de intentos fallidos, una vecina del número 2 de la calle Orient les abre la puerta. «En las pocas visitas realizadas nos hemos encontrado de todo. Gente muy simpática que incluso te invita a entrar y otra que no quiere saber nada», explica Mohammed, mientras se dispone a mostrar las facturas que lleva encima como ejemplo.
Superadas las reticencias iniciales, Carme explica a la inquilina de la calle Orient cómo puede reducir el coste de su factura de luz tras comprobar, previamente, que tiene contratada una potencia adecuada. «Tener el televisor en stand by o el cargador del móvil enchufado sin usar también consume electricidad», le expone Mohammed, mientras que su compañera le dice cómo puede acceder al bono social (ambos no trabajan) y, sobre todo, la importancia de que su factura corresponda al mercado regulado. Una vez finalizada la visita, rellenan un breve formulario y se preparan para continuar con la ruta.
Mohammed y Carme forman parte de un equipo de seis persones vinculadas al recién estrenado proyecto A-porta contra la pobreza energética. A ellos se les conoce como ‘picaportes’ y su finalidad es asesorar a la comunidad sobre cómo atajar los problemas relacionados con el suministro eléctrico. Han sido formados en eficiencia energética antes de empezar las salidas en la calle y durante el proceso de selección se ha buscado que fueran vecinos del barrio, ya que conocen la zona y generan una confianza mayor. «Nuestro objetivo es llevar a cabo una radiografía sobre el estado energético de 500 viviendas de Horts de Miró», manifiesta el coordinador del proyecto. Lluís Pallejà, quien señala que durante estos primeros días han estado visitando pisos en la calle Escultor Modest Gené o la avenida de la Riera d’Aragó.
Evitar casos como Wad-Ras
Otra de las finalidades es intentar detectar y adelantarse a posibles situaciones conflictivas como ocurre en una de las comunidad de la calle Wad-Ras donde no tienen electricidad por los incontables empalmes efectuados en el cuadro eléctrico. En este sentido, si los ‘picapuertas’ detectan pisos con la luz o el agua pinchados ilegalmente rápidamente ponen el caso en conocimiento de los servicios sociales, los cuales se hacen cargo de la actuación.
El proyecto de puerta a puerta en Horts de Miró, que se alargará durante unos cinco meses, es una apuesta del Ayuntamiento de Reus en una de las zonas detectadas como problemáticas y ante la proliferación de casos surgidos en los últimos meses. «Es un paso más en la política contra la pobreza energética que nos permite disponer de información anónima para mejorar el bienestar de la gente», declara la concejal de Benestar Social, Montserrat Vilella, que espera repetir la misma práctica en otras zonas de la ciudad. De hecho, el consistorio recibió el año pasado 1.200 solicitudes relacionadas con la pobreza energética. A-porta está financiado por la Generalitat, la Fundació Bancària ‘La Caixa’ y el Ayuntamiento de Reus y está gestionado a través de la Confavc.
