Tarragona, segunda provincia con más fugas de médicos

La demarcación de Tarragona es la segunda provincia española que más fugas de médicos sufrió a lo largo de 2017. Así lo pone de relieve un estudio elaborado por la Organización Médica Colegial (OMC) sobre la movilidad geográfica, al que ha tenido acceso el Diari. 

En el informe se especifica que, durante el último año, el saldo neto del volumen de facultativos que trabajan en las diez comarcas tarraconenses fue negativo en un 9,6%, una cifra que se traduce en el hecho de que entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2017 se marcharon de la provincia un total de 331 doctores más de los que se incorporaron. 

Según el trabajo elaborado por  parte de la entidad médica, es otra provincia catalana la que lidera este particular ranking: Lleida, una demarcación que perdió el 11,5% de su volumen de facultativos, ya que se marcharon de las comarcas de Ponent un total de 233 colegiados. Cabe destacar que las otras dos provincias de Catalunya también se encuentran en el top-8 de esta clasificación: Girona es– porcentualmente– la sexta, con un 7,4% menos de doctores, mientras que Barcelona es la octava, con un 7,2% menos (2.047 médicos). 

Lleida perdió el 11,5% de su volumen de facultativos. Se fueron 233 colegiados

Todas estas cifras sitúan a Catalunya como la comunidad autónoma que, durante 2017, perdió más médicos, ya que fueron 2.809 los colegiados que se fueron del Principat o que se jubilaron y no fueron sustituidos. Actualmente, en Catalunya hay más de 42.000 colegiados. 

De estos, 33.500 están en Barcelona; 3.390, en Tarragona; 2.637, en Girona; y 1.815 en Lleida. Cabe destacar que, entre las 52 provincias españolas, las comarcas de la Costa Daurada ocupan el 24º puesto del volumen global de médicos en ejercicio. Asimismo, es remarcable que en Tarragona hay mayoría de mujeres, ya que el 52% de los profesionales son féminas (1.764), por los 1.626 hombres (48%). 

En el estudio se indica que la media de edad de los profesionales en activo de la demarcación se sitúa en los 48 años, una cifra que está muy por debajo de los casi 57 años de Girona, o los 56 de Barcelona.