Telas que protegen, telas que favorecen

Los comercios de tejidos destacan las buenas ventas que ha habido de material para hacer mascarillas al llegar la Covid-19

16 enero 2021 09:27 | Actualizado a 17 enero 2021 12:00
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Las tiendas de tejidos de Reus registraron unas ventas «provechosas» al comienzo de la crisis de la Covid-19; tanto en lo que se refiere a tejidos para hacer mascarillas como las ya hechas. Tiempo después, los comerciantes de esta rama explican que la venta «se ha estabilizado», pero que «al principio, nos dábamos abasto». «Fue una oportunidad de negocio», coinciden.


La alta demanda supuso para los vendedores tenerse que poner al día con proveedores para buscar el tejido de mayor calidad y especialmente seguro. Tuvieron que familiarizarse con modelos de mascarillas y los certificados que avalaran su resistencia (número de lavados, grados en los que realizarlos, etc.). «Había que aprender todo lo posible para ofrecer una fiabilidad y una garantía a la clientela, por responsabilidad», recuerda Josep Mª Casas, del negocio El Barato. 


Las redes sociales han ayudado a difundir la llegada de tejidos a los negocios, así como de las mascarillas disponibles. «La clientela, tanto de Reus como de pueblos vecinos, se ha acostumbrado a hacer pedidos por mensajería instantánea. Consultan el modelo en casa desde su teléfono y lo vienen a recoger», exponen Elisenda Martí y Mercè Sanromà de Fil d’Or, con sus mascarillas transparentes, homologadas y de tejido hidrófugo. 


La pandemia también ha supuesto un empujoncito para los comercios de tejidos, pues se han puesto las pilas potenciando su presencia online. «Dentro de poco, abriremos un e-commerce. Hay que renovarse», completa Elisenda Martí.

Hacer de la necesidad virtud
La necesidad de llevar mascarillas ha propiciado que «mucha gente haya querido aprender a hacérsela también y eso les ha hecho descubrir el mundo de la costura», se alegra Pilar Camarasa, de Fil i Cotó, quien también se plantea hacerse una web. «El deseo está en el horizonte, pero es necesario», asegura. Ella, en su tienda (al igual que Fil d’Or) realizaba talleres de costura, entre otras prácticas creativas, una actividad que, por ahora (y en ambos casos), está en pausa. «Aquellos jóvenes de entre treinta y cuarenta años, ahora, valoran lo que supone crear algo con labores porque están descubriendo una afición nueva», añade.


Las mascarillas han suplido  una necesidad doble: salud y estética. Además, hay una infinidad de modelos para elegir, según el gusto de cada persona. 

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