«Tener un Centre de Lectura más grande en Reus permitiría dar cabida a más actividades»

Las escuelas del ateneo están pendientes de unas obras que han sufrido demoras por la pandemia y desde la entidad esperan inaugurar la planta baja de cara al curso 2021-2022

26 enero 2021 06:50 | Actualizado a 29 enero 2021 08:36
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«Tener más espacio nos brindaría muchas oportunidades. Nosotros nos plantearíamos dar clases de música con nuevos instrumentos. Aunque, con la pandemia, planificar se convierte en una tarea complicada», resume el responsable de la Escola de Música del Centre de Lectura (CdL) de Reus, Anton Colom.

Como él, los responsables al frente de las demás escuelas del equipamiento cultural han tenido que pensar en formatos alternativos para dar sus clases. Por ello, cuando se les pregunta por proyectos de futuro pensando en la ampliación del centro, simplemente sonríen y dicen que esperarán a que el proyecto esté en una fase más avanzada, aunque tienen claro todo lo que necesitan. «Nos hemos reconvertido con las tecnologías, están siendo un apoyo para el estudio. El trabajo informático se quedará como complemento del trabajo presencial, cuando éste vuelva. Aunque con algunas bajas, hemos conservado a muchos alumnos», continua Colom.

Desde la Escola d’Idiomes, la italiana Cosima Vergari explica que hacen clases virtuales y «cuando las dimos presenciales fueron en una gran sala y con las debidas distancias. Vemos que no es lo mismo, los alumnos de italiano somos como una familia, se viene a socializar y compartir inquietudes relacionadas con el idioma de aprendizaje», indica. Con el virus, todo se ha vuelto «más frío» y no se crean charlas entre ellos con tanta facilidad. «Si pensamos en términos de amplitud en el Centre, creemos que siempre es conveniente disponer de más espacio. Había veces, antes de la Covid, en que siendo 12 en clase ya era complicado moverse», añade.

En la Escola de Teatre, está Rosa Mateu al frente y lo tiene muy claro: «Hace mucho que se habla de la ampliación. Necesitamos un espacio propio, una sala que se pueda oscurecer, con focos y con un mínimo de material para que los grupos de niños/as, jóvenes y adultos hagan improvisación e interpretación». Ahora bien, llevan postergando un proyecto importante a nivel educativo. «Nos gustaría dar un paso al frente y empezar con el papeleo para impartir el Cicle de Grau Superior de Tècniques d’Actuació Teatral, un título reglado, de la Generalitat, y de dos años académicos», detalla; con una formación que se haría en el CdL y las prácticas en una empresa. «Nosotros ofrecemos una enseñanza no reglada y estamos reconocidos por la Associació Catalana d’Escoles de Teatre y la Associació d’Actors i Directors Professionals de Catalunya. El ciclo sería un paso», admite. En tiempos de Covid, Mateu dice que se están «redescubriendo», hacen las clases como pueden, de forma virtual, «pero es complicado socializar a distancia», dice.

Teresa Aguadé, de la Escola de Dansa, subraya la importancia de tener un espacio para el baile en el que todos sus alumnos vean «la diversidad de estilos y el día a día de la escuela». «Un lugar donde estemos todos reunidos en un mismo espacio, con unos aseos y vestuarios propios; eso siempre genera ilusión», destaca. Al ofrecer clases no regladas, les ha supuesto también un inconveniente debido a las restricciones. «El espacio en las casas del alumnado es limitado y está siendo difícil dar clases virtuales. El esfuerzo de los padres es loable», reconoce.

Por otro lado, desde la que es la única sección del CdL, la excursionista, Andreu Ferré expone por su parte que «aunque disponemos de espacio, con las restricciones la sala seccional se nos queda pequeña, siempre es interesante una sala polivalente para realizar cursos y talleres», completa.

Desde la Escola de Lletres, Montserrat de Anciola explica que la adaptación del taller de lectura en voz alta y el de escritura online han tenido «su periodo de adaptación», han creado un proyecto digital para reformular un recital que no se pudo hacer y ahora utilizan un campus virtual. «Tener un CdL más grande permitiría dar cabida a más actividades y significa dar un paso adelante», manfiesta. Una de las necesidades más evidentes del ateneo reusense y que traslada de Anciola, como directora técnica de la biblioteca, es «tener más espacio para almacenar todo el material». En cuanto al fondo total de la biblioteca, hay 300.000 documentos, de los cuales 270.000 están en formato tradicional (en papel y audiovisual). Los 30.000 restantes pertenecen a la biblioteca digital, donde hay fondos sonoros, fotografías, gozos, el fondo de Gabriel Ferrater, libros de firmas del Centre, el fondo sonoro de Ràdio Reus, carteles y un fondo audiovisual, con –por ejemplo– películas.

El reto de la ampliación

El reto de la ampliación física se encuentra en una fase inicial; por no hablar de que, por el estado de alarma, las obras del número 12 de la calle de la Puríssima Concepció se vieron afectadas el año pasado. «Es uno de los desafíos más urgentes que tenemos por delante y se vio retrasado por el Covid. Por suerte, el sector de la construcción fue de los primeros en reactivarse. La ampliación supondría, tener un mayor depósito para libros –que se conseguiría con el traslado de la cafetería al edificio nuevo–, así como para las escuelas y conseguir que la cafetería sea más accesible, ganando más independencia para dar servicio. A medida que vayamos avanzando en las diferentes fases, éstas estarán sujetas a posibles ayudas públicas y de mecenazgo privado, todo a lo que podamos recurrir», expresa el presidente del CdL, Lluís Miquel Pérez. A mediados de diciembre de 2020, el proceso de construcción del que será el nuevo edificio anexo al CdL ya se hizo efectivo y la previsión, desde la entidad, es poder inaugurar la planta baja, pensada para las clases extraescolares, de cara al curso 2021-2022.

El ateneo cultural contempla el proyecto en dos fases: la primera se centra en el nuevo edificio y la planta baja, con un presupuesto de alrededor de 530.000 euros y con la implicación económica del propio CdL, la Diputación de Tarragona –250.000 euros– y el Ayuntamiento –175.000 euros–.

Por lo que se refiere a la segunda fase, correspondiente a la habilitación del segundo y tercer piso, el CdL espera, entre otras ayudas, la de la Generalitat, desde donde se aportaron ya 100.000 euros para la primera fase.

Pérez hace repaso de la voluntad de hacer más grande el Centre: «El proyecto anterior al actual, iniciado en 2011, se trataba de una empresa muy ambiciosa y no llegó a buen puerto». De éste, se llegó a poner incluso la primera piedra. Los años han pasado y lo que persigue el equipo del CdL es «consolidar la oferta formativa con unos espacios modernos, bien adecuados e iluminados». Pérez remarca que «la voluntad, más allá de ofrecer una formación con la máxima calidad y homologación para los socios, es dar continuidad a la vocación de servicio público que tiene el Centre para toda la ciudadanía», resalta.

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