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El Mercat de Nadal, instalado durante casi un mes en la Plaça Mercadal, se despide un año más este domingo, esta vez con un tinte menos festivo.
Este pasado viernes las calles céntricas de la ciudad empezaban a llenarse de gente dispuesta a hacer sus últimas compras apenas una semana antes de Navidad. Sin embargo, pocos eran los que decidían aprovechar para visitar las paradas.
«Ha sido difícil, sobre todo el fin de semana con las restricciones de movilidad», explicaba Amalia, una de las paradistas del Mercat, que comentaba que algunos compraban alguna «cosilla» pero, la mayoría solo paseaba. Por lo que pude comprobar, tenía razón, la gente entraba, miraba y salía con las manos vacías.
Ramón, otros de los 15 paradistas de la Mercadal, coincidía con Amalia y añadía que «al principio fue bastante bien, sobre todo en el puente, pero a partir de entonces las ventas han sido flojas». Aun así, encara la situación con un brillo muy optimista y asegura que, aunque ha sido una campaña más dura «no me puedo quejar, tengo uno de los productos que más se venden». En efecto, Ramón vende nada más y nada menos que tions, uno de los productos estrella de las navidades y el objeto favorito de los más pequeños.
Por otro lado, aunque la mayoría de los vendedores han coincidido en que la campaña podría haber ido peor y que dentro de lo que cabe la Navidad ha supuesto un «empujoncito extra», otros se muestran más bien desilusionados por la situación. «No te voy a mentir, en mi caso, ha ido muy mal, ha entrado muy poca gente y casi no compraban; es una situación que hay que aceptar, pero resulta muy difícil verse de esta manera», explicaba Mónica. Además, añadía que la apertura del centro comercial no ha ayudado en las ventas, «esta última semana hemos notado que ha disminuido el volumen de gente porque han ido todos al centro comercial».
En el Mercat de Nadal faltaba el tumulto, las risas, los empujones o las colas de gente esperando a ser atendidas. Sin embargo, las casetas estaban repletas de cierto aire de nostalgia y algunas de ellas de esperanza, demostrada en la sonrisa escondida por la mascarilla que se reflejaba en la mirada de algunos vendedores.
Isabel, que lleva 27 años con su parada en la Mercadal, era una de ellas que al igual que Ramón prefirió el optimismo y la positividad. «Este año no teníamos buenas expectativas, no confiábamos en que fuéramos a salir adelante, pero dentro de lo que cabe, no ha ido tan mal». Además, es la única que ha encontrado la buena cara a las restricciones de movilidad: «como la gente de Reus no podía salir de la ciudad, optaban por pasear en el centro y acababan entrando en el Mercat».
El último fin de semana
Las expectativas para este último fin de semana entre los vendedores son bastante diversas. Pese a ello, esperan que en 2021, las siguientes navidades sean «como las de siempre».
