Ocurrió minutos después de la madrugada del jueves al Viernes Santo. Una llamada al 112 alertaba de un incendio de vivienda en la calle Sant Miquel de Reus.
Bombers llegaba a las 0.28 horas acompañados de patrullas de la Guàrdia Urbana. Las llamas eran visibles desde la calle. Se trata de un edificio antiguo donde sus propietarios tenían en la segunda planta un gimnasio.
El fuego afectó unos 11 metros cuadrados de superficie y el origen sería un cortocircuito eléctrico. Las cuatro dotaciones de bomberos controlaron las llamas en poco más de 15 minutos y terminaron el trabajo pasada la una de la madrugada. Hubo un herido leve, el propietario del inmueble que había intentado apagar el fuego con un extintor. La cara llena de hollín y una pequeña intoxicación por humo. Nada grave. Fue atendido por el SEM y llevado al hospital Sant Joan para una segunda evaluación.
Sin embargo, el incendio en este gimnasio destapó la puerta secreta del altillo. La buhardilla de esa casa estaba convertida en un pequeño invernadero de marihuana. Había ocho plantas, pero en un espacio preparado para su cultivo intensivo: paredes forradas de aluminio, lámparas para dar calor, extractores para evitar el olor...).
El propietario, interrogado por Mossos, argumentó que esa marihuana era por consumo propio, aunque las explicaciones no le evitaron que se le abrieran diligencias penales por un presunto delito contra la salud pública. Las ocho plantas fueron confiscadas por la Policía Autonómica.