Una bióloga reusense tras el origen del trastorno mental

La reusense Elisabet Vilella estudia el papel de los genes en las enfermedades psiquiátricas, una investigación que lleva a cabo en el Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV)

08 junio 2019 16:23 | Actualizado a 11 junio 2019 16:57
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Un 20 por ciento de la población sufrirá, en algún momento de su vida, una enfermedad psiquiátrica o trastorno mental, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). «Son patologías relativamente frecuentes», corrobora Elisabet Vilella Cuadrada.

Esta reusense diferencia entre las enfermedades graves y las que no lo son tanto. «Existen ciertas alteraciones en el modo de funcionar del cerebro, más o menos leves, que ocurren en un momento determinado y después se curan. Sin embargo, las graves a veces no se curan del todo y la persona que las sufre realmente lo pasa muy mal». Habla de la esquizofrenia, el trastorno bipolar, la depresión mayor y el autismo.

Elisabet es la responsable del grupo Neurociències i Salut Mental en el Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV) y también realiza su labor en el Institut Pere Mata, en Reus. Desde finales de los 80 esta bióloga estudia la genética de las enfermedades psiquiátricas con el objetivo de saber un poco más sobre su origen.

«Cuando se estigmatiza es porque nos da miedo. Tenemos que revertir la situación y en esto la investigación es clave»

¿Cómo son de genéticas? « Son muy genéticas. Se trata de las llamadas enfermedades complejas, lo que quiere decir que hay una parte de genética y otra de factores ambientales. En el caso del autismo y la esquizofrenia, se calcula que en un 80% la causa genética podría explicar la patología, mientras que en el del trastorno bipolar sería entre un 60 y un 80%».

Sin embargo, Elisabet explica que no siempre es así ya que en algunos casos se da una «mutación de novo, es decir, aparece a pesar de que no la tuvieran ni padres ni abuelos».

A nivel genético, esta profesional concreta que han podido identificar como mucho un 5%. Nos falta todavía un 95% por descubrir». 

«En el autismo y la esquizofrenia se calcula que en un 80% de los casos la causa genética podría explicar la patología»

Por lo que respecta a los síntomas, Elisabet especifica que a excepción del autismo, que aparece en los niños ya a los dos o tres años, en el resto la primera sintomatología se presenta en la adolescencia. Justamente una de las etapas más complicadas en algunas personas. A pesar de todo, Elisabet Vilella defiende que se pueden detectar y de hecho, se detectan. «En la escuela, los amigos o los familiares». Como ejemplos cita comportamientos de aislamiento, jóvenes que revierten los horarios y dejan de hacer las actividades que normalmente llevaban a cabo. «Cuando la situación se mantiene en el tiempo, la familia interviene», sostiene. 

En este sentido, puntualiza que aparte de la genética, el entorno también tiene mucho que decir. Así, «está demostrado que a pesar de que aparezca la patología, todo evoluciona mejor si el paciente tiene una buena acogida y un buen apoyo familiar y social. Al revés, si vive en un núcleo desestructurado, los casos son más difíciles». 

A pesar de ese 20% a que hace referencia la OMS, las enfermedades psiquiátricas todavía están estigmatizadas a día de hoy en la sociedad. «Cuando se estigmatiza alguna cosa es porque nos da miedo y lo que tenemos que conseguir es revertir la situación, poder hablar con normalidad y en esto la investigación es clave. Si encuentras las causas, también habrá más y mejores tratamientos y el paciente podrá hacer una vida más normal».

Avances científicos
En esta línea, Elisabet destaca que «ahora empezamos a saber más cosas» y apunta que «igual que se miran los valores de la glucosa o el colesterol, de aquí a pocos años los psiquiatras utilizarán la genética para clasificar y diagnosticar mejor». De momento, no obstante, se continúa investigando e invirtiendo.

«El entorno es importante. Si el paciente tiene una buena acogida y un buen apoyo familiar y social todo va mejor»

«En cuanto a tratamientos siempre ha habido una combinación de psicoterapia y farmacología y en general han servido muchísimo puesto que actualmente tener una enfermedad psiquiátrica, aunque sea grave, permite bastante hacer vida normal o, al menos, hacerlo en periodos largos. Hay que pensar que antes a todas estas personas se las encerraba para siempre».

De vocacional es como esta científica califica su profesión, en la que trabaja siempre con la vista puesta en el enfermo, adentrándose en ese cerebro cerrado «al que no podemos acceder». El camino que queda por recorrer es arduo y así lo reconoce pero también destaca el completado hasta llegar aquí.

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