Una novela indaga sobre el escándalo del aceite de colza con vinculaciones con Reus y Cambrils

El libro de Julián Granado defiende que el aceite de colza nada tuvo que ver con la epidemia de muertes. El libro está basado en hechos reales y empieza con el hallazgo del cadáver descuartizado de Maria Teresa Mestre

19 mayo 2017 20:28 | Actualizado a 22 mayo 2017 07:55
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Julián Granado indaga en la culpa y el castigo en el libro La inocencia del aceite, una novela negra que recrea hechos reales relacionados con el fraude del aceite de colza, la mayor intoxicación alimentaria conocida en España y que conmocionó a la ciudadanía de la demarcación por su desenlace. Y es que la novela –premiada con la XIX edición del ‘Salvador García Aguilar’– arranca con la «misteriosa desaparición de una mujer que sería hallada en un vertedero de Cambrils».

Granado se refiere a Maria Teresa Mestre, que fue encontrada el 23 de enero de 1984 muerta y su cadáver descuartizado en distintas bolsas de plástico. Se da la circunstancia que la víctima fue asesinada cuando su marido, el industrial reusense Enric Salomó, se encontraba en prisión junto con Ramon Alabart, implicado en el turbio asunto de la adulteración del aceite de colza. Las investigaciones de la época dieron con el responsable del crimen perpetrado en un apartamento de la urbanización Reus Mediterrani de Vilafortuny. El autor fue el reusense Ángel Emilio Mayayo, amigo de los hijos de la víctima, y del que nunca ha quedado claro el motivo que le llevó a cometer el terrible asesinato.

No obstante, el libro de Julián Granado, que asegura que todos los hechos narrados son «absolutamente reales», se ciñe más al caso del aceite de colza. Con 25.000 afectados y algo más de medio millar de muertos, el fraude de la colza desencadenará en «una ruleta de culpas que uno de los personajes descubrirá en la cárcel al comprobar que el delito que él no ha cometido le ha costado la vida a su mujer».

 

Los pesticidas

La inocencia del aceite defiende la idea de que el escándalo fue un gran engaño. Según Granado, el caso está «mal llamado» porque «tras él se ocultaban intereses de alta política y geoestrategia; sólo un somero vistazo a esos datos permite evidenciar a cualquiera que el aceite de colza no tuvo nada que ver con la epidemia. Era de mala calidad, sí, pero incapaz de ocasionar la monstruosa intoxicación».

Según el autor, el agente responsable de la epidemia fueron «pesticidas con los que se contaminaron hortalizas» comercializados por una multinacional de la farmaindustria. «Los tratados internacionales prohibían investigar en armas químicas y se encargaban investigaciones encubiertas a una farmacéutica. Al Gobierno de la UCD no le tembló el pulso para prestarse a esta maniobra para culpar a la inocente colza», señala.

Granado también relaciona en su novela la sentencia judicial del caso con la muerte de la esposa de Enric Salomó. «Sin pruebas concluyentes, se condenó a un joven vecino de la víctima, Emilio Mayayo, al que le achacaron trazas de psicópata mientras se orilló cuidadosamente toda mención al síndrome tóxico, por el que seguía encausado el marido de la víctima».

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