Vicealcaldía y mucho más

ERC. Un año después del pacto de gobierno, la gestión de la pandemia insufla protagonismo y presión a las concejalías de los republicanos

14 junio 2020 09:20 | Actualizado a 14 junio 2020 09:43
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En el balance de su primer año como vicealcaldesa del ayuntamiento de Reus, Noemí Llauradó resaltó que el grueso de las concejalías gobernadas por ERC están centradas en las personas. Un argumento que, mediante la sutil aplicación de la equivalencia lógica, le sirvió para reivindicar el papel determinante de los republicanos en la respuesta al Covid-19.

El asunto que hoy monopoliza la actuación del gobierno municipal era inexistente e imprevisible cuando se firmó la reedición del pacto entre Junts per Reus, ERC y Ara Reus, después de que los republicanos tanteasen una alianza alternativa con el PSC y la CUP para desbancar de la alcaldía a Carles Pellicer. Al final, el gran resultado electoral y el salto de dos a seis concejales se tradujo en la creación de la vicealcaldía para la cabeza de lista de ERC, un cargo que simbolizaba el mucho mayor peso del partido en la coalición de gobierno y el reparto del poder.

Nunca sabremos si Noemí Llauradó habría ejercido el papel de vicealcaldesa de la misma manera si dos semanas después no hubiese sido elegida presidenta de la Diputació de Tarragona. En cualquier caso, Llauradó apostó por asumir el liderazgo del Pla d’Acció Municipal (PAM) como estandarte de su gestión, una hoja de ruta con la que los republicanos querían implementar una gobernanza más planificada y transversal en contraposición al estilo personalista de Pellicer.

Noemí Llauradó intenta implantar y proyectar una gobernanza más planificada y transversal 

Y tampoco sabemos si el PAM seguirá siendo el eje vertebrador de la legislatura por el que el equipo de gobierno debe guiarse y rendir cuentas, porque la prioridad ahora es el Pla de Reactivació Econòmica i Social para hacer frente a las emergencias provocadas por el coronavirus.

El otro cuadro de mandos que pilota la vicealcaldesa es la Comissió de Regidories Delegades, encargada de coordinar y planificar la acción de gobierno. Su puesta en marcha también se ve afectada por los virus. Primero por el del retraso y después por el otro, que ha obligado a que la primera convocatoria sea virtual.

Pero lejos de diluir el papel de los republicanos, la gestión de la pandemia se ha traducido en más protagonismo y también más presión para sus concejalías. Un caso evidente es la de Salut, dirigida por Òscar Subirats, cuyo principal objetivo era materializar el traspaso del Hospital Sant Joan al CatSalut y redefinir la presencia y los servicios del Ayuntamiento en el ámbito sanitario. En eso estaba cuando de golpe se ha encontrado en la trinchera contra el Covid-19. De todos modos, la reordenación no se detiene y, además de la luz verde del pleno municipal a la venta del Hospital, ya se han transferido las acciones de Sagessa y el CMQ al Ayuntamiento.

En Cultura i Educació, Daniel Recasens lidia con una situación sin precedentes: el parón de la actividad cultural y la cancelación de los actos populares de la fiesta mayor de Sant Pere. Pero la concejalía tiene otra patata caliente sobre la mesa: la tutela de los centros educativos en el escenario actual, ya que el ayuntamiento es el propietario y responsable de su mantenimiento. Recasens, que ha impulsado el sistema de adscripción única para luchar contra la segregación escolar y la adaptación del precio de las guarderías a la renta de cada familia, tiene que gestionar ahora las erráticas decisiones del Departament d’Educació sobre la finalización del curso y el inicio del nuevo.

Respecto a Urbanismo, la pandemia invita a acelerar el replanteamiento de la movilidad urbana que ya había anunciado Marina Berasategui. Algo similar sucede con el impulso que Montserrat Flores pretende dar a la autonomía digital de la ciudadanía, que ahora debe ir acompañada de una adaptación exprés de los servicios generales del ayuntamiento a la nueva normalidad.

Del Pla d’Acció Municipal al Pla de Reactivació Econòmica i Social

Aunque el Pla d’Acció Municipal (PAM) haya tenido que ceder el paso al Pla de Reactivació Econòmica i Social y la planificación estratégica se haya tornado planificación de emergencia por mor del coronavirus, ERC también se atribuye un papel esencial en el consenso de todos los grupos municipales y el apoyo de los agentes económicos y sociales al plan de reactivación. Pese a su reivindicación del liderazgo en el impulso de las mesas de trabajo del plan, será difícil que los republicanos puedan abanderarlo en la misma medida que habían hecho con el PAM.

En cualquier caso, Llauradó y los suyos no son partidarios de replantear el PAM, sino de modularlo en función de los escenarios que generen las consecuencias del Covid-19.  En parte porque aún es pronto para tener el balance final de sus efectos, en parte porque muchas actuaciones serán compatibles con las politicas de superación de la emergencia económica y social, y en parte porque la redacción del plan se tradujo en un documento muy laxo en cuanto a su ejecución. Recordemos que no contaba ni con un presupuesto ni un cronograma definidos y que algunas de las actuaciones incluidas eran en realidad objetivos sin concretar.

Allí donde el PAM mantiene toda su vigencia es en aquellos problemas preexistentes que la pandemia ha acelerado y agravado. Uno de los ejemplos más evidentes son los retos del sector del comercio y la restauración. La desertización comercial a la que ya no es inmune ni el centro de la ciudad, la voluntad de unificar las distintas asociaciones de comerciantes, la necesidad de impulsar la competitividad y la digitalización de la oferta comercial, el futuro de los mercados municipale y las alternativas al del Carrilet... no sólo siguen sobre la mesa de la concejalía de Carles Prats, sino que los riesgos de no resolverlos se han multiplicado.

La pandemia deja una situación en que la supervivencia de muchos establecimientos y empresas está en juego ahora mismo, entre ellos la del tejido comercial que conforma uno de los principales atractivos de Reus.

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