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    Anna Barberán: «Trato de que la experiencia de ir al veterinario no sea traumática»

    Su clínica Pura Vida Animal surgió como proyecto personal en busca de prácticas veterinarias alternativas focalizadas en la medicina holística y tratamientos tradicionales como la acupuntura

    04 marzo 2023 12:04 | Actualizado a 04 marzo 2023 12:07
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    Veterinaria de formación y por vocación, Anna Barberán abrió su propia clínica holística para desarrollar una forma de trabajo alternativa que combina la medicina convencional con tratamientos tradicionales.

    ¿Cómo se introdujo en la veterinaria holística?

    Toda la vida me había interesado la fitoterapia y ese tipo de tratamientos y, por temas de salud personales, me derivaron a un especialista que utilizaba homeopatía y terapias diferentes. Los resultados fueron tan espectaculares que si ya había decidido estudiar Medicina Veterinaria, me reafirmé en la idea de investigar un poco más sobre esos tratamientos alternativos. Durante la carrera empecé a tener algo de contacto, sobre todo con la homeopatía, y cuando empecé a trabajar en clínicas y cogí un poco de experiencia como profesional en los tratamientos habituales, vi hasta dónde llegaban, las limitaciones que tenían. Son muy útiles para controlar síntomas, pero no para resolver una patología; yo quería ir más allá.

    ¿Y pudo especializarse?

    Hice el máster de Medicina Homeopática. Éramos veterinarios, médicos, farmacéuticos y agrónomos, lo que estaba muy bien porque cada uno teníamos nuestro enfoque y fue muy curioso. Luego, esos conocimientos los empecé a usar en las clínicas en las que trabajaba, pero la homeopatía es una medicina totalmente aparte y tienes que tener la mente abierta para entender cómo funciona: cada persona o animal necesita un medicamento concreto para resolver el desequilibrio que le ha generado esa enfermedad y encontrarlo es muy complicado. Muchas veces no se da con él a la primera e incluso cuesta varios intentos para encontrar ese remedio. Por eso, empecé a estudiar otros tratamientos como la medicina tradicional china o la nutrición.

    «Cada animal necesita un tratamiento concreto para resolver el desequilibrio y encontrarlo es muy complicado»

    ¿Qué diferencias encontró respecto a su formación?

    En cuanto a alimentación, en la carrera se trata más a nivel de ganadería intensiva. Además, no fue hasta hace relativamente poco que se popularizaron los piensos, pero te enseñan que si los perros comen otra cosa fuera de esa rutina les va a sentar mal. Cayó en mis manos un libro de una veterinaria nutricionista que te explica diferentes enfermedades a través de la alimentación. Ahí empezaron a cuadrar las cosas y ya entré en ese ámbito, hice diferentes cursos, el máster de Nutrición Funcional y descubrí cómo se pueden utilizar los nutracéuticos en cada animal.

    ¿Cómo decidió abrir la clínica?

    En las clínicas convencionales, al final, pesa el negocio e influyen las mejores ofertas y tú, como contratado, tienes que hacer lo que te dicen. Y así la veterinaria ha acabado metiendo miedo a la gente con vacunas, antiparasitarios, etc., y además en un ambiente muy frío, con olores que generan estrés, en un sitio pequeño, con un trato poco respetuoso... Aunque sea inconsciente, los animales están aterrorizados. Ese fue el punto de inflexión porque también estaba muy limitada y decidí montar una clínica por mi cuenta. Hice un estudio de mercado, porque tenía que ver si era sostenible, y el primer hándicap era que la gente es muy fiel a su veterinario y no suelen cambiar, aunque es cierto que me enfocaba a un sector que ya suele buscar estos tratamientos alternativos.

    «Me tiré a la piscina porque era la única forma de trabajar como a mí me gusta, como yo tengo la conciencia tranquila»

    ¿Qué define Pura Vida Animal?

    Yo no dejo de ser veterinaria, me rijo por lo que he estudiado, pero no hace falta poner vacunas o desparasitar si ese perro no necesita sistemáticamente esos fármacos, que luego provocan intolerancias y alergias alimentarias. Mi objetivo era una prevención real y lógica para cada paciente. Aquí los perros se duermen en la consulta y les dedico más tiempo, aunque el negocio no sea tan rentable.

    ¿Y fue complicado el cambio?

    Me tiré a la piscina porque era la única forma de trabajar como a mí me gusta, como yo tengo la conciencia tranquila. En noviembre hizo un año y estoy muy satisfecha porque los clientes son muy agradecidos. A menudo, la gente no se plantea que este servicio, que existe en medicina humana, exista en veterinaria. Hay más profesionales que utilizan fitoterapia o acupuntura, pero como centro que englobe todo –holístico–, que la experiencia de la visita no sea traumática y después que el tratamiento sea el más adecuado, es el único en Tarragona.

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