Del Delta a la Pica d’Estats siguiendo el curso del agua

Reportaje. Toni Arbonès, de 53 años y afincado en Siurana, ha completado un reto: subir al pico más alto de Catalunya en 22 horas a través de la trayectoria de los ríos

22 agosto 2021 06:20 | Actualizado a 22 agosto 2021 07:09
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Toni Arbonès (53 años) regenta el Càmping Siurana. Llegó a la zona tres décadas atrás atraído por la escalada, su gran pasión, y decidió afincarse. Trepar por las paredes es su vida, pero su aventura va más allá: ha coronado tres picos siguiendo el curso del agua, con una bici de carretera, herramientas básicas por si pincha una rueda, agua «y nada más. Me preparo previamente, pero no tengo una planificación». Ni siquiera se detiene para dormir. «Si estoy algo cansado, busco algún sitio para comer y sigo», detalla.

Primero fue el Aneto (partiendo de Riumar, Deltebre, y completando el recorrido en 23 horas y 45 minutos), también el Mulhacén (6 horas y 5 minutos desde el río Guadalfeo) y, ahora, la Pica d’Estats, desde el Delta de l’Ebre y con una marca de 22 horas y 2 minutos, recorriendo 360 kilómetros. Toni se declara un amante de la naturaleza y de «hacer montaña pura», basándose en la autosuficiencia, sin ningún tipo de asistencia. En sus propias palabras: «Soy competitivo, pero no quiero ser esclavo de ninguna performance». Explica que no busca batir récords, así que «no arriesgo. Si las condiciones no son buenas, me doy la vuelta, porque las montañas siempre están ahí. Se tiene que ser humilde y prepararse bien previamente. Simplemente lo hago porque amo la montaña».

Tras las experiencias del Aneto y el Mulhacén, Toni se marcó como siguiente objetivo subir a la Pica d’Estats desde el Delta de l’Ebre, siguiendo el curso del río, para después coger el Segre como referencia, la Noguera Pallaresa, la Noguera de Vallferrera hasta llegar al pico. Tras prepararse el ascenso, el 29 de julio a las 20 horas Toni empezaba a pedalear su bici de carretera desde el Delta de l’Ebre. El objetivo de iniciar la marcha durante los últimos rayos de sol era evitar el calor mientras atravesara la Plana de Lleida. «De noche los sentidos son totalmente diferentes. No veía los campos de arroz, pero sentía su olor...», recuerda.

Evitó el calor de Lleida, pero tuvo un «momento crítico», como él mismo lo cataloga: «Eran las cuatro de la mañana y necesitaba agua, pero con la Covid estaba absolutamente todo cerrado... Ni los 24 horas ni nada. Al final me las apañé en un urinario, donde pude recargar».

Después del percance, Toni reanudó la marcha, hacia Camarasa, siguiendo por Tremp, La Pobla de Segur, Sort y hasta Àreu, tras 13 horas de bicicleta. Allí tuvo que dejar su compañera de viaje y seguir el camino andando a través de una pista de 13 kilómetros. «La bici es de carretera, así que no podía seguir con ella», detalla. Según cuenta, fueron momentos duros, «porque el calor era sofocante». Llegó al refugio de Vallferrera y continuó hasta llegar a la cima. 22 horas y 2 minutos antes partía del Delta de l’Ebre y el 30 de julio por la tarde, Toni Arbonès se encontraba en el pico más alto de Catalunya. «Es algo que tenía en mente y ya está, lo he hecho. Estoy muy contento. Técnicamente no era difícil, pero el recorrido era largo», explica.

Los últimos pasos de la jornada fueron para regresar al refugio de Vallferrera y pasar allí la noche. «¡Y al día siguiente estaba en plena forma!», exclama Toni. Fue un amigo suyo que subió a recogerlo y lo llevó de vuelta a su casa, en Siurana, donde su familia lo esperaba.

Han pasado unas semanas y Toni ya tiene otro reto personal en mente: el Mont Blanc, la montaña culminante de los Alpes. Cuenta que su intención era realizar el ascenso bajo la misma filosofía de seguir el curso del río. Inicialmente planteó la ruta por Marsella, aunque ahora se decanta más por Génova, aunque esta opción no le permitiría una ruta fluvial. De todos modos, primeramente se preparará, «iré a probar, a conocer la zona...» y si todo va sobre lo previsto, en septiembre intentaría hacer cima.

«Hay mucho trabajo detrás»

Toni Arbonès quiere subrayar el trabajo que hay detrás de cada una de las salidas que hace. Aunque explica que le gusta ir sobre la marcha, destaca que previamente ha hecho una preparación: va a la zona, sube a la cima, hace probaturas, hasta que finalmente realiza toda la expedición. Recuerda que «no arriesgo» y que se tiene que dar la vuelta si las condiciones son desfavorables o si uno no está preparado. «Hay accidentes en la montaña, así que la gente tiene que prepararse a conciencia», advierte.

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