El comedor social de Reus ya sirve alimentos desde el nuevo Centre Social El Roser

El equipamiento, que se inaugurará el 2 de febrero, tiene capacidad para atender a unas 240 personas

29 enero 2022 18:50 | Actualizado a 30 enero 2022 14:52
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Los servicios de alimentación ya han empezado a funcionar desde el Centre Social El Roser. El nuevo equipamiento municipal de Reus, que será inaugurado el próximo 2 de febrero, está destinado a cubrir las necesidades básicas de personas en situación de vulnerabilidad social, tanto a nivel alimentario, pero también ofreciendo alojamiento temporal para casos concretos de exclusión. Éste último, un nuevo servicio que se crea en la ciudad. Desde la segunda semana de enero, los alimentos del comedor social ya se sirven desde esta nueva ubicación, mientras que las dependencias que se usaban hasta el momento, las de la calle Francesc Bartrina, han quedado totalmente inoperativas.

El equipamiento –en la antigua prisión– también acoge a profesionales de la concejalía de Benestar Social, que hasta el momento estaban en las oficinas del antiguo hospital. De hecho, el traslado de los profesionales fue el primer paso que se dio, a principios de diciembre. Un mes más tarde, llegaban los servicios de alimentación. Esto significa: el comedor social (comidas presenciales, para llevar y a domicilio) y despensa social (punto de distribución de alimentos y entrega de la cesta básica de alimentos y complementos).

Cabe recordar que estos servicios los está llevando a cabo la UTE que forman ARADA i FITEI Alimentació Reus, integrada por ARADA Empresa d’Inserció Càritas Diocesana Tarragona y Fomració i Treball Empresa d’Inserció, adjudicataria del servicio por un importe de 393.427 euros.

Este bloque de la alimentación también incluye la apertura de una cafetería, que estará abierta a toda la ciudadanía, con el objetivo de fomentar la inclusión social. Pero, como detalla al concejala de Benestar Social, Montserrat Vilella, el servicio no estará operativo hasta marzo. También tendrá que esperar el servicio residencial de estada limitada, con capacidad para 16 personas, que está previsto que entre en funcionamiento en unos meses.

De momento, lo que ya se visualiza desde hace un par de semanas son colas de usuarios que esperan, cada medio día, para recoger su comida. Son personas que ahora tienen que dirigirse a otras dependencias, más alejadas del centro «pero que con el coche es un momento», relata Lorenzo Sáez. Él es uno del más de un centenar de personas que a diario se dirige al comedor social. Explica que se quedó sin trabajo de repente, en septiembre, con más de 50 años y, por ahora, no encuentra empleo. «En todas las empresas me dicen que no soy el perfil, por la edad», explica. Desde entonces, y a través de Serveis Socials, va a buscar alimentos a diario al comedor social, «desde donde se hace un trabajo impecable, de diez. Hacen un trabajo increíble, y más aun teniendo en cuenta que son voluntarios», valora. Sobre la nueva ubicación y dependencias también se expresa en la misma línea. «Vivo en la zona del barrio Fortuny, y sí que me cae lejos, pero con el coche, es un momento», destaca.

Otro usuario que también hace cola, y que prefiere mantenerse en el anonimato, valora correctamente las nuevas dependencias y, a excepción de algún desajuste durante los primeros días –según este usuario–, el servicio funciona ya con plena normalidad. También ve positivo que se vuelvan a ofrecer las comidas presenciales, «pero tal y como está la pandemia, prefiero, de momento, llevarme la comida en casa, aunque allí no la puedo calentar porque estoy en situación de vulnerabilidad social...», explica este usuario.

En este sentido, la concejala recuerda que las comidas presenciales se eliminaron por una cuestión sanitaria cuando empezó la pandemia de la Covid-19. El local de la calle de Francesc Bartrina era pequeño y no se había podido restablecer. Ahora, no obstante, con las nuevas dependencias, adaptadas a las actuales necesidades y también pensando en futuras demandas, las comidas presenciales ya se vuelven a ofrecer. No obstante, el aforo está limitado, a la espera de que mejore la situación sanitaria para poder funcionar al cien por cien.

Un 30% más de comidas

A efectos prácticos, la puesta en marcha de El Roser aporta «una mejora significativa en la atención a las personas, en unas mejores condiciones», resume Vilella. De hecho, permitirá aumentar en un 30% las comidas servidas, y es que la capacidad actual es para 240, mientras que antes se podían servir 170. Pone también el acento en la inclusión. Destaca, por ejemplo, el hecho que la futura cafetería esté abierta a toda la ciudadanía. También destaca que en el mismo edificio se ha habilitado un espacio para la asociación vecinal de Xalets Quintana. Además, para la concejala, la simple ubicación ya es una forma de inclusión.

También el alcalde, Carles Pellicer, remarca que «la apuesta del Gobierno de Reus por la atención a las personas es una prioridad». Recuerda que el Centro Social El Roser «centralizará la atención y generará oportunidades a las personas que, circunstancialmente, se encuentren con dificultades. El equipamiento dará un impulso a la política de atención social con la creación de nuevos servicios y la apuesta por programas para personas en situación de vulnerabilidad».

Cabe recordar que la puesta en marcha de los servicios se da después de meses trabajando en la rehabilitación de la antigua prisión, en la carretera de Montblanc. Unas obras que han contado con una inversión de cerca de 1,8 millones de euros.

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