El derribo del cine Reus Palace es inminente, una vez desmantelado

Aguilar Cinematografía, una empresa cinematrográfica valenciana, se ha llevado la pantalla y las 600 butacas de la sala grande, además de tres proyectores antiguos

19 mayo 2017 15:41 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:41
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Han pasado diez días desde que el Reus Palace apagase sus proyectores y bajase definitivamente la persiana y el interior del que era uno de los últimos cines urbanos de Catalunya es un espejismo de lo que fue durante los últimos 40 años. La sala grande del cine se ha convertido en un enorme espacio diáfano en el que prácticamente no queda ninguna butaca.

La pantalla ya no existe y este lunes al mediodía los operarios de la empresa encargada de llevar a cabo el derribo se mezclaban con los que Aguilar Cinematrográfica, una firma cinematográfica de Valencia, ha desplazado hasta la capital del Baix Camp para hacerse con diferentes pertenencias del viejo Reus Palace. Antonio Aguilar, propietario de esta empresa valenciana, ha explicado al Diari que «me enteré de casualidad que había cerrado el Reus Palace. Entonces contacté con sus propietarios y quedé con ellos para pasarme por aquí e intentar aprovechar algunas cosas, porque me dijeron que me podía llevar lo que quisiese».

Entre estos objetos, Aguilar se ha hecho con la pantalla de la sala grande «para aprovecharla para un cine de verano en Valencia. La pantalla estaba bien y puede reciclarse en otro cine». Además, el propietario de Aguilar Cinematográfica también ha cargado en un camión (se espera que hoy acabe de hacerlo) las 600 butacas de la sala grande, aunque estas no serán aprovechadas para ningún cine. «Las repartiré entre amigos. Por ejemplo, una parroquia evangelista de Valencia se quedará unas cuantas y un amigo ya me ha dicho que quiere entre 300 y 400. Yo no las puedo aprovechar para ningún cine, porque son un tipo de butacas que ya no se utilizan y está muy viejas», comenta Antonio Aguilar.

Lo que sí no ha dudado ni un segundo en quedarse son tres proyectores de películas que, «aunque ya no funcionaban me van muy bien para mi colección-museo de proyectores cinematográficos, donde tengo unos 200», añade.

Mientras Aguilar y sus hombres acababan de llevarse los últimos objetos del Palace, operarios de la empresa que hará el derribo ya preparaban el terreno. Uno de los trabajadores ha explicado al Diari que «en cuanto se lleven las últimas butacas empezaremos con el derribo por la parte de la entrada de la Riera d’Aragó». Paralelamente, unas máquinas hacían prospecciones en el suelo para conocer la calidad del terreno donde tendrá Cel Urbà construirá la residencia de ancianos.

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