¿El miedo al delito se ha adueñado de la ciudad?

El PSC dice que la gente «tiene cada vez más miedo», una percepción subjetiva que sería tan preocupante como la delincuencia real

19 marzo 2022 18:50 | Actualizado a 20 marzo 2022 06:33
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El PSC presentó al pleno del Ayuntamiento del pasado viernes una moción «para la mejora de la seguridad ciudadana en Reus» con afirmaciones de grueso calibre: «La ciudadanía tiene cada vez más miedo de caminar por muchas zonas de la ciudad y sobre todo en horario nocturno, y más aún si eres mujer o una persona mayor». El portavoz socialista, Andreu Martín, aseguró que «hace tiempo que los y las reusenses no van tranquilos por la ciudad, los comerciantes tienen miedo a la hora de cerrar porque no saben con qué se encontrarán de camino a casa, ni si durante la noche les entraran a robar en su local».

Más que de datos concretos que avalasen esta argumentación –sólo aportó el aumento de las infracciones penales en un 14%, según el último balance–, Martín habló de «percepción ciudadana» de inseguridad, especialmente a raíz de que «después de Navidad se produjo una oleada de robos en comercios y algunas casas del centro de la ciudad», situación agravada por «la impunidad de los agresores y la incapacidad de mejorar la protección ante eventuales nuevos episodios».

Efectivamente, en los últimos meses casi todos hemos visto algún escaparate roto fruto de asaltos a establecimientos o hemos tenido noticia de robos en comercios o domicilios. Pero de ahí al escenario de riesgo y alarma general descrito por Martín va un trecho, que además tiene mucho de subjetivo.

Percepciones

¿El miedo al delito se ha adueñado de Reus? Utilizo este concepto porque los expertos lo consideran más adecuado que el habitual de inseguridad ciudadana. Terminología aparte, lo trascendente es que el miedo al delito afecta a muchos más ciudadanos que la delincuencia real. Incluso hay quien considera que sus consecuencias son más severas y persistentes que la delincuencia en si misma, porque empuja a las personas a cambiar su forma de vida. Por tanto, también hay que actuar para prevenirlo.

¿Estamos en un escenario de este tipo? Para responder a esta pregunta deberíamos saber si, por ejemplo, las investigaciones sociológicas detectan que hay más población preocupada por el delito a nivel social que a nivel personal. Y supongo que ni el gobierno ni la oposición municipal manejan este tipo de registros.

La moción del PSC no tenía ninguna posibilidad de prosperar dada la mayoría absoluta del equipo de gobierno, pero tampoco logró que el debate levantara pasiones, al limitarse a discutir sobre el número de agentes con los que cuenta y debería contar la Guàrdia Urbana, y poco más. Evidentemente, es sobre lo que tiene competencias el ayuntamiento, pero la policía local ni siquiera es el actor principal en materia de seguridad. Y en la cuestión intervienen más factores además del policial.

Lo que si consiguió la moción fue molestar sobremanera a la concejal de Seguridad, Convivencia y Civismo, Dolors Vázquez (Ara Reus), que la tildó de populista y electoralista. Y también sirvió para conocer algunos datos curiosos respecto a la Guàrdia Urbana. Por ejemplo, que hay que pagar 600.000 euros anuales en horas extras para poder cubrir todos los servicios. Aunque cuidado con pensar que las horas extra deben ser eliminadas de una administración pública, porque puede que no todos los afectados estén de acuerdo.

Cuando son una necesidad estructural, como en el caso de la Guàrdia Urbana, muchos trabajadores cuentan con ellas al hacer los números de su economía doméstica. Y si hacemos una sencilla regla de tres entre esos 600.000 euros y los 160 efectivos de la plantilla, vemos rápidamente su impacto en las nóminas. Otra cosa es que la carga adicional de trabajo que representan sobrepase lo razonable.

Hubo más cifras interesantes, como que 40 agentes proceden de otros cuerpos policiales, pero la intervención más vistosa correspondió al concejal no adscrito Raúl Menéndez, y no tanto por su experiencia profesional como policía, sino por la jugosa hemeroteca que rescató sobre las declaraciones en materia de seguridad del alcalde Pellicer cuando era jefe de la oposición, entre ellas las dotaciones de guardias urbanos que reclamaba que estuviesen patrullando diariamente por la ciudad.

Probablemente, el mejor resumen de lo sucedido partió del concejal de la CUP, Edgar Fernández, cuando a la vista de los derroteros del debate advirtió de la incoherencia de dar a entender que la seguridad ciudadana depende de disponer de media docena más de policías locales.

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