El Pla Estratègic de Ciutat Reus Horitzó 32 baja a la calle. Y lo hace, de inicio, recorriendo los centros cívicos al encuentro de vecinos que quieran saber más de lo que el documento promete: una idea de la ciudad a diez años vista, el Reus del futuro. El Carme acogió ayer la primera charla de un ciclo de ponencias abierto a la ciudadanía para exponer conceptos y resolver dudas sobre el documento.
Pero lo que halló allí Noemí Llauradó, vicealcaldesa y la encargada de exponer los detalles del Reus Horitzó al auditorio, fueron, sobre todo, propuestas y peticiones.
La implantación de una red de lavabos públicos, precios más ajustados para las actividades en los propios centros cívicos, una piscina municipal cubierta –como el Centre Aquàtic i de Fitness (CAIF) que se proyectó y finalmente no pudo ser–, tarifas sociales para las personas con discapacidad o acuerdos que potencien la interacción con los centros de formación son algunos de los encargos que recibió.
Y eso que la intensa lluvia que cayó a media tarde mermó la asistencia: de las cerca de 20 personas inscritas, acudieron media docena, algunas vinculadas a entidades del ámbito de la salud o el patrimonio.
Llauradó tomó nota de las reclamaciones, propuso algunas alternativas e incluso avanzó cuestiones en estudio. Su intervención había arrancado, de hecho, presentando el Reus Horitzó 32 como un «pensamiento colectivo de hacia dónde queremos ir».
La ciudad a 15 minutos, la red de cuidados, el Reus Urban Lab para convertir la ciudad en un laboratorio de ideas, la racionalización de horarios o el fomento de los hábitos saludables son aspectos del plan que la vicealcaldesa expuso.