El sector del ocio nocturno de Reus se prepara para una reapertura que espera que sea definitiva

Sin fecha exacta para volver a la actividad, pero con previsiones de que sea pronto, los locales de Reus están ya escalfando motores y reclaman no ser «criminalizados»

02 octubre 2021 18:00 | Actualizado a 03 octubre 2021 06:19
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Mientras que en las zonas de costa, el sector del ocio nocturno vive su temporada durante los meses estivales, en ciudades de interior, como Reus, es a partir de otoño que recuperan el pulso y, esta vez, podría ser que abran ya de forma definitiva después de más de año y medio cerrados. Todavía tiene que concretarse la fecha exacta de reapertura y cómo se hará, aunque, de momento, el Govern de la Generalitat se está planteando hacerlo coincidiendo con el puente de octubre y el sector, en Reus, está muy esperanzado. «Se tendrá que ver cuál es la letra pequeña, pero soy optimista porque parece que las cosas van normalizándose y los contagios bajan», expresa el propietario de La Fàbrica, Josep Maria Tintorer. Aun así, alerta a la clientela, «y si este octubre podemos abrir, que la gente se lo tome con serenidad y total normalidad, que no se desmadren».

«Hemos aguantado todo este tiempo con mucho sacrificio y pocas ayudas. Esperamos reabrir»

En la mayoría de casos, abrirían puertas por primera vez desde que empezó la pandemia. Y es que en todo este tiempo, el sector sólo ha tenido la posibilidad de volver a la actividad en dos ocasiones (algunas semanas en 2020 y unos días este verano) y de forma muy puntual, dado que en pocos días, el Govern hacía marcha atrás. «¿Qué empresa puede aguantar tanto tiempo cerrada?», se pregunta Josep Vila, copropietario de Sabana. En su caso, reabrieron algunos días del verano 2020, pero el local volvió a bajar la persiana hasta justo este viernes, que estrenaron la terraza, dado que desde el pasado 23 de septiembre se permite la apertura de los locales de ocio nocturno hasta las tres de la madrugada, pero limitando su actividad a los espacios exteriores.

Han vuelto a la actividad después de unos diez días de preparaciones y una exhausta organización, con reserva previa para la clientela con el fin de poder organizar correctamente las mesas. «Volver a poner en marcha un local trae mucho trabajo. Por ejemplo, después de tanto tiempo sin usar los detáfonos, se habían dado de baja de forma automática, cosa que no sabía que sucediera. También hemos tenido que repasar las luces, porque algunas se habían fundido, volver a reponer el género, dado que más de 1.000 refrescos habían caducado, contratar a nuevo personal y formarlo, porque los empleados que teníamos se han buscado la vida en otros sectores...», enumera Vila.

Es todo un trabajo previo que, como subraya el propietario de otros dos locales de Reus, L’Hangar y La Nit, Jordi Casas, «no se ve». «Hemos tenido que hacer malabarismos económicos para aguantar todos estos meses y ahora tenemos que volver a empezar de cero. La búsqueda de nuevo personal es una de las cuestiones. La gente ha ido hacia otros sectores menos afectados, y éstos ya no vuelven. Es empezar de nuevo», expresa Casas.

«Volver a la actividad no se hace de un día para otro. Para la terraza hemos trabajado 10 días»

Desde el sector reconocen que son un tipo de negocio que aglomera a mucha gente en espacios reducidos, «pero como se ha visto, no somos la causa», subraya Jordi Casas. «Ninguna otra actividad está cerrada a día de hoy», exclama por su lado el propietario de La Fàbrica, Josep Maria Tintorer, por lo que el sector dice haberse sentido «criminalizado», «porque parece que sólo se contagia en el ocio nocturno, pero hemos estado cerrados y los contagios han subido y bajado igual», añade Tintorer. Jordi Casas entiende que «es una situación nueva y que no es fácil tomar decisiones», pero «de lo que me quejo es que no se ha intentado buscar soluciones y en nuestro caso, se han limitado a cerrarnos».

En cuanto a las ayudas, «han sido muy pocas y de cantidades poco cuantiosas», dice Tintorer. Además, recuerda que las líneas ICO «tienen que devolverse», lamenta. De hecho, Josep Vila defiende que lo que necesita el sector es una indemnización y no subvenciones «porque nos han obligado a estar cerrados». Con todo, recuerdan que, más allá de no percibir ingresos por tener la actividad totalmente paralizada, han tenido que asumir también gastos. Tintorer destaca que los empresarios «somos autónomos y hemos seguido pagando todos los gastos, que ni que sean los mínimos, en locales grandes son cuantidades importantes».

Preparando la vuelta

Ahora, ‘la nueva normalidad’ parece que se va dibujando y es en este contexto que desde la semana pasada se permite la apertura de terrazas de locales de ocio nocturno y parece que, en breves, se podrá hacer también en el interior. Falta concretar fecha y condiciones, pero el sector empieza a ver su futuro con cierto optimismo, pero con mucha prudencia. Y es que como recuerda el propietario de L’Hangar y La Nit, Jordi Casas, «parece que hay una mejora general, pero es imposible hacer previsiones porque nos movemos por terrenos desconocidos».

«Somos un tipo de negocio donde se aglomera mucha gente, pero no somos la causa de nada»

También el copropietario de Sabana, Josep Vidal, alerta de que «no tenemos que relajarnos», aunque sí que confía con el retorno de la actividad. «Creo que puede ser la definitiva. Un porcentaje muy elevado de la población está vacunada, muchos también han pasado la Covid... Todo pinta bien», expresa Vidal, pero con prudencia. También está a expensas de cómo evoluciona todo el propietario de La Fàbrica, Josep Maria Tintorer. Asegura que es optimista, «porque parece que todo va normalizándose». Es por ello que ya está trabajando en la reapertura del local pero, a la vez, de forma prudente después de las experiencias pasadas. Así mismo, está a la espera de conocer la ‘letra pequeña’: «¿Se podrá bailar? ¿La gente tendrá que estar sentada? ¿Se podrá consumir en la barra?», se pregunta Tintorer, aunque valora que «todo lo que venga será bienvenido porque lo peor es no tener ingresos».

Para la reapertura del sector, el Govern de la Generalitat está preparando una aplicación móvil propia, con código QR que certificará que las personas que quieren entrar a los locales tienen la pauta completa de vacunación, han pasado la Covid o disponen de un test negativo, todo ello garantizando la confidencialidad de los datos personales. Los servicios jurídicos están ultimando los detalles legales para, después, presentarlo ante el Tribunal de Justícia de Catalunya y éste lo apruebe. De entrada, el planteamiento es que las personas tendrían que enseñar el código QR del certificado y el DNI, y la app dará una señal verde o roja, que permitirá o no el acceso.

«Es una forma de garantizar una seguridad. Lo veo como un paso previo para poder abrir con total normalidad», valora Josep Maria Tintorer. Desde Sabana, Josep Vila asegura que por su parte, no hay problema, «pero que no sea manipulable», algo que también le preocupa al propietario de La Fàbrica, «y es que aquí puede entrar en juego la picaresca de la gente».

Y con la reapertura del ocio nocturno, ¿se acabarán los macrobotellones? «Quizás se soluciona algo, pero muy parcialmente». El copropietario de Sabana argumenta que el público de los macrobotellones no corresponde a su clientela, que se sitúa alrededor de los 25 años para arriba, mientras que los que están protagonizando las fiestas en plena calle «es gente más joven, de entre 16 y 18 años, que han estado cerrados y no tienen alternativas. La gestión de estas situaciones en la calle es muy complicada, por no decir prácticamente imposible», explica Vila.

Con todo, el sector pide que los locales de ocio nocturno dejen de estar criminalizados y, a la vez, reclaman a la gente responsabilidad ahora que se encuentran a las puertas de poder volver a la actividad.

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