La unidad de mediación de la Urbana de Reus solucionó 162 conflictos vecinales

Este servicio arregló el año pasado 163 de los 202 casos que trató, evitando que acabasen en denuncia o violencia

19 mayo 2017 23:25 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:45
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«Nuestra unidad es una herramienta pura y dura de prevención de la violencia». De esta manera define Elena Cobler, agente de la Guàrdia Urbana de Reus, la Unitat de Mediació i Resolució de Conflictes , servicio en el que trabaja, codo a codo, desde el 2007 con su coordinador, el sargento Antoni Pallarès y que también cuenta con la participación de dos mediadores de origen magrebí, Rafia El Jebari y Mohamed.

Pallarès recuerda que «una unidad exclusiva de mediación como la nuestra fue pionera en sus inicios y para ello nos hemos tenido que formar todos los que trabajamos en ella en mediación». El objetivo básico de este servicio es evitar que el máximo número de casos de conflictos acabe en una denuncia o, en el peor de los casos, en violencia entre las dos partes. Y los números parece que están dando la razón a los que desde un primer momento apostaron en esta unidad.

La Unitat de Mediació i Resolució de Conflictes trató durante el año pasado un total de 202 casos, una cifra que aunque es ligeramente superior a la del 2013 se mantiene relativamente estable desde la creación del servicio a finales de 2007. Pero lo más importante y destacado de las estadísticas que ofrece la UMIRC es que de los 202 casos que se trataron, 163 (un 80,69%) se cerraron de una forma positiva. «No sabemos cuántos de estos hubiesen podido acabar en denuncia o violencia, pero nos sentimos satisfechos de haberlos evitado preventivamente», comenta el sargento Pallarès.

Pero para acabar cerrando de manera satisfactoria el máximo número de casos, la Unitat de Mediació i Resolució de Conflictes tiene que recorrer un largo y trabajoso camino que empieza con la citación de las dos partes. Los mediadores se reúnen primero con la parte que formaliza la queja y después con la otra parte, siempre y cuando ésta esté de acuerdo. Después, siempre que las dos partes quieran continuar, se pone en marcha todo el proceso que lleva también un cierto tiempo, ya que tienen que realizarse gestiones y entrevistas. Finalmente, siempre que sea posible, el caso se da por cerrado, aunque también se lleva a cabo un seguimiento posterior para comprobar que el viejo conflicto no se haya reavivado.

Los conflictos comunitarios son los más habituales (el año pasado fueron 162 del total de 202 casos tratatos). Aquí estaríamos hablando, básicamente, de problemas entre vecinos, en la calle o de convivencia interracial. «Se trata, sobre todo, de normas de convivencia básica que algunas personas no aplican, como ruidos, suciedad, aunque también hay algunos derivados del impago de la comunidad de vecinos» comenta Antoni Pallarès. Es aquí donde los mediadores de la Guàrdia Urbana tienen que desarrollar un «trabajo de pacificación social, de diálogo», explica Elena Cobler, quien añade que «antes, muchos de estos problemas acababan en violencia, y ahora no».

 

Los conflictos escolares

Entre los más de 200 casos que esta unidad trató el año pasado, 13 fueron por conflictos escolares, un ámbito en el que trabaja bastante Rafia El Jebari. «Acostumbran a ser peleas entre dos estudiantes, a veces por una chica, o por algún comentario en el Facebook», comenta este mediador quien añade que «nosotros intentamos que el conflicto no se extienda, porque a veces se da el caso de que llega hasta las famílias. También trabajamos con los profesores e intentamos promover la cultura del civismo y del respeto mútuo».

Al marge del trabajo que desarrolla la UMIRC, todos los agentes de la plantilla de la Guàrdia Urbana de Reus han recibido nociones básicas de mediación para, si se da el caso, intentar atajar el problema en su raíz y evitar incluso que acabe llegando hasta la propia unidad.

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