Whatsapp Diari de Tarragona
  • Para seguir toda la actualidad desde Tarragona, únete al Diari
    Diari
    Comercial
    Nota Legal
    • Síguenos en:

    Una reusense y una veintena de pasajeros más, retenidos casi un día en un aeropuerto de Arabia Saudí

    Explican que personal que sería de Inmigración los apartaron sin motivo aparente

    12 diciembre 2022 20:15 | Actualizado a 13 diciembre 2022 07:00
    Se lee en minutos
    Participa:
    Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
    Comparte en:

    Una reusense y una veintena de personas más estuvieron prácticamente un día entero «retenidos» en el aeropuerto de Dammam, en Arabia Saudí. «Todavía no sabemos qué motivación u orden tenían, pero nos mantuvieron allí hasta que mentalmente vieron que nos empezábamos a rendir», exclama A.I., vecina de Reus, que se dirigía a Phuket, Tailandia. Explica que sucedió a finales de octubre y ahora quiere denunciar públicamente «la ineficacia y la vulnerabilidad en la que nos encontramos». «Los organismos competentes se lavaron las manos», añade.

    La joven relata que el martes 25 de octubre su vuelo salió del Aeropuerto de El Prat de Barcelona dirección Roma. Allí hizo la primera escala, hasta Dammam, Arabia Saudí, donde llegó el día 26, junto a una veintena de personas más. La previsión era hacer transbordo hasta llegar a su destino final, pero la situación se complicó. Relata que no necesitaban visado, al estar «sin equipaje y un tránsito de 3.30 h». No obstante, «a un compañero italiano, que no sabía lo del visado, le hicieron pagar, y en efectivo». Añade que personal que parece que sería de Inmigración preguntaron a otro viajero si tenía maletas facturadas «y que, si así era, para recuperarlas tenía que pagar una tasa de 120 dólares». En este caso, también tenía que ser en efectivo.

    A pesar de estas incidencias, A.I. siguió el recorrido esperable hasta que, tras enseñar la documentación requerida, les dijeron que esperaran en la zona de espera, sin poder acceder al área de restaurantes, tiendas y puertas de embarque. «El tiempo iba pasando y preguntamos por qué no podíamos salir, que muchos llevábamos 24 horas de vuelo sin comer. Pero no hay respuesta. Sólo que ‘un segundo’ y ‘no lo sé’», recuerda. La situación se alargó horas, sin saber por qué estaban retenidos, «sin agua, sin un punto de comida y negándonos el uso de Internet», denuncia. Además, «volvieron a pedirnos los pasaportes, pero esta vez se los llevaron», algo que, recuerda, «es ilegal. Tienes que estar delante».

    De mientras, a los que serían de Inmigración, se sumó personal del aeropuerto, de seguridad, militares... Aunque todo bajo mucha confusión y sin saber exactamente qué papel desempeñaba cada uno. La reusense explica que «nos miraban, haciendo bromas y burlándose de nosotros». De repente, también se dio cuenta que algunos de los pasajeros de su vuelo «desaparecían. Parecía que les querían hacer un trato especial». De mientras, seguían sin pasaportes. No fue hasta tres horas más tarde que les devolvieron los documentos, junto a los billetes, excepto para A.I. y cuatro pasajeros más, a sólo media hora de su vuelo programado que acabaron perdiendo.

    Fue entonces que reclamaron a un responsable y hacer una llamada internacional, que fue denegada. Finalmente, la reusense contactó con la embajada española, la policía y la compañía aérea. Poro todo en vano, habiendo gastado 290 euros en llamadas. La única solución que les dieron: esperar al viernes «y nos volverían a Roma o comprar un nuevo vuelo hacia nuestros destinos». Tras varias horas retenidos, finalmente pudieron pasar a la zona de embarque, donde se encontraron al resto de pasajeros que horas antes habían ‘desaparecido’. Según cuenta, les habían ofrecido otros billetes, algunos compraros para otras destinaciones «y a otros les habían sobornado con la recogida de maletas, pensando que pasarían antes que nosotros. Pero todos estábamos allí».

    Finalmente, en el caso de la joven de Reus, tras varias horas de intentos, con una «penosa conexión a Internet» de un bar del aeropuerto, e incluso el móvil personal de una dependienta, consiguió un billete. «De un viaje de dos días, se convirtió en uno de seis», lamenta. «Se nos negó toda ayuda», denuncia, sin «compensación, ni comida ni bebida» y tampoco «teléfono público, Internet ni enchufe».

    Comentarios
    Multimedia Diari