Cuatro de cada diez mayores quieren que les cuiden en casa

Creen que es la mejor solución siempre que reciban también ayuda externa

24 octubre 2021 15:50 | Actualizado a 25 octubre 2021 05:43
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Pilar está agotada. Su madre, una viuda de 88 años de edad, padece una demencia desde hace un par de años que ha ido a más paulatina pero imparablemente y no puede quedarse sola prácticamente en ningún momento. «Antes teníamos contratada a una mujer colombiana muy maja que la cuidaba y pasaba el día con ella. Prácticamente todo mi sueldo –trabajaba de secretaria en una oficina– se iba en pagar sus servicios, pero lo hacía a gusto porque veía que mi madre estaba bien cuidada. Pero con la pandemia todo se complicó, y esta mujer encontró un trabajo en una residencia de ancianos. Imposible para mí competir con las condiciones que le ofrecían, sobre todo a nivel de horarios.

Hace unos meses nos comunicaron que por la ley de dependencia y su estado le correspondía una ayuda de unos 300 euros al mes con los que podíamos contratar a una persona para que la cuidara en casa. Claro que por ese dinero apenas recibiría una hora de atención cada día. Otra opción era buscar un centro de día donde pudiera pasar unas horas, pero aún no lo hemos conseguido. Así que al final me vi obligada a dejar mi trabajo para cuidarla yo. Al principio lo hacía en su casa, porque ella quería seguir allí, con sus cosas, pero después de unos días decidí que pasaríamos el día en su casa y por las noches la traemos a la nuestra. Yo tengo que atender también a mis hijos –Pilar tiene un niño y dos chicas adolescentes–. Pero, ¿cómo íbamos a dejarla sola por las noches? Así que duerme en mi casa. Es una atención que requiere las 24 horas del día. Y yo la quiero mucho, pero no puedo más».

Como Pilar son muchas las personas que tienen problemas para hacerse cargo como merecen de sus mayores. Por un lado, porque los Servicios de Ayuda a Domicilio (SAD) públicos, son totalmente insuficientes. En el mejor de los casos, entre veinte y cuarenta minutos al día que apenas dan para asear, vestir o dar de desayunar a una persona dependiente sin otros cuidados muy necesarios como fisioterapia o apoyo psicológico por citar dos ejemplos. Por otro, porque conciliar o dejar un trabajo para dedicarse a cuidar a nuestros familiares mayores no está bien visto y en la mayoría e cassos no está ni contemplado en los convenios de las empresas. Y por último, porque los que optan por una residencia, que no es la opción más deseada por los propios afectados, en muchos casos deben acogerse a largas listas de espera para obtener una plaza pública y las privadas son inaccesibles para muchas economías domésticas.

De hecho, casi la mitad de los catalanes (el 43%) quiere ser cuidado en casa de forma profesional durante su vejez, contando eso sí con Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) y/o Servicio de Teleasistencia, es decir, servicios personalizados y apoyo tecnológico. Al menos así se desprende del estudio El futuro de los cuidados, elaborado por Sondea para Clece a partir de más de 2.000 entrevistas a personas de entre 55 y 70 años, presentado el pasado 1 de octubre con motivo de la celebración del Día Internacional de las Personas de Edad.

La encuesta no hace más que ratificar algo que hace tiempo los expertos vienen afirmando: el modelo de cuidados actual ha de dirigirse a prolongar la autonomía de nuestros mayores para que permanezcan el mayor tiempo posible en sus domicilios y retrasar al máximo la entrada en residencias.

Para ello, según Ignacio Gamboa, director técnico de Servicios Sociales de Clece, empresa de servicios relacionados con el cuidado de personas mayores y dependientes «es fundamental impulsar mejoras en los servicios de atención domiciliaria sin olvidar la importancia de las innovaciones tecnológicas para potenciar esa autonomía y mejorar la calidad de vida».

Casi el 30% prefiere involucrar lo menos posible a su familia

Las residencias de mayores son la última opción de la mayor parte de encuestados. Antes prefieren explorar otras opciones como los pisos tutelados. Así, más de la mitad de los encuestados para el estudio El futuro de los cuidados reclama que ofrezcan mayor variedad de modelos de estancia y convivencia, en función del grado de dependencia. En el supuesto de vivir en una residencia, en torno al 80% asegura que le gustaría hacerlo con personas afines y en grupos reducidos y siempre manteniendo su capacidad de elección en determinadas cuestiones, como invitar a amigos y familiares y decidir la hora de levantarse o de acostarse.

La atención médica es el principal servicio de salud que les gustaría encontrar en una residencia a casi nueve de cada diez encuestados y la mayoría de ellos esperaría que contase con personal suficiente como para prestar un servicio personalizado y de calidad, seguido de que dispongan de unas instalaciones adecuadas para ello. Por otro lado, la profesionalidad y la eficiencia de sus futuros cuidadores profesionales, ya sea en una residencia o a través de servicios como el SAD o la teleasistencia, es el principal aspecto que valoran los encuestados (71%), seguido de que tengan en cuenta su opinión en la toma de decisiones importantes relacionadas con su salud (70%), la empatía y el trato cercano o casi familiar (64%), y los conocimientos médicos (54%).

En cualquier caso, ya sea viviendo en el propio domicilio, en una residencia o en un piso tutelado, casi la mitad de los encuestados (el 48%) afirma que les gustaría que su familia les visitara, pero respetando su intimidad. Por su parte, el 25% ha manifestado que prefiere que sus familiares estén lo menos involucrados posible para no resultarles una carga, y el 25% restante ha revelado que sí quiere que su familia esté lo más involucrada posible a lo largo de su vejez.
En cuanto a la tecnología, más de la mitad de los catalanes esperan que juegue un papel determinante a la hora de mejorar su calidad de vida durante la vejez. 

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