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Que la Covid-19 ha convulsionado lo que entendíamos como vida ordinaria es algo que nadie pone en duda y que además ha sometido todos a prueba.
Un buen ejemplo es el de entidades como la Associació de Jubilats i Pensionistas de Roda de Berà (con casi un millar de afiliados) que ha puesto de manifiesto su capacidad de reacción en aras de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad y más concretamente el colectivo de la gente mayor.
A la hora de sacar conclusiones y a fin de dar un nuevo enfoque a la actividad social, la entidad rodense ha elaborado un plan de actuación, durante los próximos seis meses, y propone diferentes líneas innovadoras y nuevos objetivos en las intervenciones para mejorar la aptitud en la vida actual y la atención prestada a sus socios. A la vez, propone organizar una mesa redonda donde intervengan Ayuntamiento, trabajadora social, médico de primaria, servicio domicilios y el propio Casal, «para promocionar los valores de dignidad y autonomía, a lo largo del proceso de envejecimiento».
Cinco son los ejes principales sobre los que gira la acción a desarrollar. En salud y participación se ofrecen herramientas y conocimientos que contribuyan al retraso de los efectos del envejecimiento, retomando en breve las clases de memoria en los domicilios.
En la mejora del bienestar, desde el Casal se apuesta por el mantenimiento de la autonomía personal, con clases de Chikung al aire libre y en grupos reducidos, dos veces por semana. Además, como señala Gregoria Alonso, secretaria de la asociación, «efectuamos salidas para grupos de cuatro personas, por norma un día a la semana, para recorrer andando unos 10 kilómetros». De enero a junio para la optimización del ciclo vital se comparten un conjunto de conocimientos, técnicas y habilidades socioemocionales.
Con respecto a informática y comunicación, en la asociación diseñan actividades de formación, en tecnologías de la información, para que las personas mayores puedan beneficiarse de los recursos disponibles de la red y favorecer una mayor inclusión tecnológica en la sociedad actual. Esta actividad ya se inició el año pasado, con clases de WhatsApp y redes sociales, llegando a más de medio centenar de personas, «lo que facilita enormemente la intercomunicación, habiendo creado un grupo que alcanza ya a 600 asociados, como resultado», subraya Alonso.
Taller de horticultura
Una de las actividades participativas de la Associació de Jubilats es el voluntariado de un par de sus miembros que interactuan con los alumnos del Institut de Roda de Berà, concretamente en el taller de horticultura del centro. Desiderio Sancho y Antonio Porras son dos jubilados que cuidan sus respectivos huertos y trasladan sus conocimientos a la juventud -chicos y chicas- de las aulas, en edad comprendida entre los 13 y los 15 años.
Los conocimientos sobre horticultura de estos voluntarios son impartidos en el taller del instituo, en la teoría y en la práctica, «en grupos de entre 8 y 10 chicos y chicas que demuestran notable interés por el tema, formulando muchas preguntas al respecto», afirma Desiderio Sancho. Preparan la tierra, construyen los surcos, plantan las hortalizas del tiempo, las riegan y observan su desarrollo.
Esta actividad se vio interrumpida por la emergencia sanitaria «pero ahora estamos a la espera de que nos llamen de nuevo para volver y concretar la frecuencia, que antes era de dos sesiones por semana», apunta Sancho. Añade, que el programa incluye una visita de los escolares, a realizar en el huerto de los dos veteranos monitores. Una relación intergeneracional que aporta mutuo enriquecimiento entre jóvenes y mayores.
