El sabor del otoño: tortilla de boniatos y níscalos

Ambos ingredientes aportan muchos nutrientes y se pueden encontrar en el mercado de confianza como alimentos de temporada

20 noviembre 2021 17:27 | Actualizado a 20 noviembre 2021 19:03
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Hoy, con esta receta, nos acercaremos al mundo de las setas, a los espacios boscosos en los que nos perdemos buscando naturaleza viva y también conocimiento de esos entornos verdes, que en este tiempo se cubren de colores que son reclamo para excursionistas y andarines.

Receta
Ingredientes para 4 personas:

• 300-350 g de níscalos
• 2 boniatos grandes
• 1 ajo
• 4-5 huevos
• Aceite de oliva virgen
• Un poco de orégano o perejil
• Sal

Preparación:

1. Lavar y pelar los boniatos. Cortarlos a tacos pequeños o en láminas finas y rehogarlos en una sartén unos 5 minutos a fuego lento. Los níscalos los limpiaremos con un paño húmedo, los expertos recomiendan no lavarlos, los cortaremos en trozos pequeños y los rehogaremos en una sartén aparte, también unos 5 minutos añadiendo el ajo cortado fino. Transcurrido este tiempo los añadiremos al boniato, removemos bien para que se mezclen de forma homogénea y continuaremos la cocción hasta que esté al punto. Sazonamos con un poco de sal y espolvoreamos con el orégano o el perejil. Retiramos del fuego.
 

2. En un bol batiremos los huevos, mezclando el boniato y los níscalos y procederemos a hacer la tortilla dorando sus dos caras a gusto. Un plato principal que podemos acompañar con una buena ensalada verde. Nada más sencillo y muy apetitoso. ¡Buen apetito!

Cada vez más existen aficionados y expertos que recorren los bosques buscando las preciadas setas. Es ahora, en este tiempo de otoño, cuando renacen ayudadas por las lluvias y las temperaturas ya un poco frías.

Esta búsqueda ha dejado de ser, en muchos lugares, algo festivo y ocioso y se ha convertido, prácticamente, en una recolección profesional que de no regularse puede llevar al agotamiento de las reservas de hongos y setas.

Tanto es así, que su recogida, en muchos casos, furtiva y desproporcionada, por las enormes cantidades que se obtienen, se está controlando a través de las instituciones con permisos que marcan la cantidad que se puede obtener por persona y día. De este modo se intenta regular la recolección para hacer una explotación sostenible que mantenga la biodiversidad biológica de estos espacios.

En esa línea se encuentra el llamado turismo micológico que da a conocer la riqueza de nuestros bosques y nos enseña a través de talleres, museos y ferias ese mundo casi mágico, el llamado reino fungi, donde crecen hongos y setas. De muchas formas y colores, escondidas en el sotobosque protegidas por los árboles, aparecen a nuestra vista para ser recogidas. Son un manjar exquisito preparado de maneras distintas. Se pueden congelar. Hay costumbre de enfilarlas en una ristra y conservarlas secas. Así se guardan las llamadas setas de cardo que, de este modo, constituyen una reserva durante todo el año.

Es muy amplio el territorio donde podemos disfrutar de un paseo y volver con nuestra cesta cargada de setas. Eso sí, siempre respetando el procedimiento de recogida, que nos puede enseñar algún experto y que responde a criterios de sostenibilidad para el entorno donde se reproducen.

Para nuestra receta, vamos a escoger los níscalos o rovellons, muy valorados en Catalunya. Forman parte de la cultura micológica más tradicional y constituyen un placer recogerlos con ese cuidado de los que saben apreciar este regalo de la naturaleza. Los vamos a cocinar con boniato, que al igual que las setas, están en plena temporada. Dos ingredientes que nos aportarán nutrientes muy sanos para nuestra dieta y que ahora podemos encontrar en nuestro mercado de confianza como productos de temporada y proximidad.

Con esta combinación haremos una sabrosa tortilla.

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