La alimentación, primera línea de tratamiento de la hipercolesterolemia

Una alimentación sana y la práctica de ejercicio son las primeras líneas de tratamiento en un niño con hipercolesterolemia familiar antes de empezar con la medicación

30 junio 2021 11:20 | Actualizado a 30 junio 2021 11:53
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Los niños que sufren hipercolesterolemia familiar van a tener el colesterol elevado toda su vida, ya que se trata de una enfermedad genética. No obstante, la «alimentación es clave» a la hora de tratar a estos pacientes, explica Cèlia Rodríguez, dietista-nutricionista del Hospital Sant Joan de Reus.

El hecho de poner en práctica una dieta sana y equilibrada es «la primera línea del tratamiento. Primero se cambian los hábitos del estilo de vida y si los índices de colesterol siguen altos pues entonces se inicia el tratamiento con medicación», asegura Rodríguez, quien añade que «estaríamos hablando de una alimentación sana y de la práctica de ejercicio físico y más adelante, cuando llegan a la adolescencia, evitar que se inicien en el consumo de alcohol o de hábitos tóxicos».

Cèlia Rodríguez reconoce que «con una alimentación sana y equilibrada, tal vez no podremos reducir todo el colesterol que querríamos, pero servirá para que no acumulen tanto. Porque si además de tener el problema genético le sumas una mala alimentación, estos niveles de colesterol se dispararían mucho más».

¿Y es fácil que un niño, de por ejemplo ocho años, se mentalice de que no tiene que consumir según qué alimentos porque son perjudiciales para su salud? Esta dietista-nutricionista tiene claro que «sí. Antes de la adolescencia es más fácil inculcar estos hábitos alimentarios. Los niños menores de 12 años son muy buenos, son los que más caso hacen y es muy fácil trabajar con ellos».

Talleres

A pesar de la buena predisposición de los niños a la hora de poner en práctica estos hábitos saludables, Cèlia Rodríguez explica que «como vimos que algunos de estos hábitos costaban un poco hicimos seis talleres en el Mas Pintat de Reus, con niños y padres. El objetivo era que, a través del juego, aprendiesen aspectos saludables de la alimentación, desde la cocina, hasta grupos de alimentos, desayunos saludables, etc.».

Esta dietista califica la experiencia de «genial, porque participaron mucho, tanto los padres como los hijos».

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