Una ola de recetas frescas y con sabor

Consejos. Los especialistas en nutrición y dietética sugieren comidas menos copiosas para evitar digestiones pesadas

01 julio 2021 11:00 | Actualizado a 05 julio 2021 09:33
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¿Cómo debe ser nuestra alimentación en verano?, ¿Cómo afecta el calor al apetito?, ¿Qué alimentos debemos comer con más frecuencia? o ¿Cuánta agua, de más, debemos beber? Deliberadamente, y como consecuencia de las altas temperaturas, lo que comemos durante la época estival y las vacaciones dista, en ocasiones, de nuestra alimentación durante el resto del año.

«En verano solemos llevar unos horarios y una alimentación más desordenada. El día se alarga y cenamos más tarde, picamos más entre horas, quedamos más a menudo para tomar algo y, en ocasiones, también aumentamos el consumo de helados», explica la especialista en Nutrición Humana y Dietética en la Clínica Vida’m (Tarragona) y miembro de Top Doctors, Carlota Comas Rué, quien recuerda que «también es cierto que podemos hacer pequeñas excepciones dentro de unos hábitos de alimentación y de estilo de vida saludables».

Afirma que «a nivel de nutrientes seguimos necesitando los mismos que el resto del año (proteínas, grasas saludables, carbohidratos, vitaminas minerales…), pero el calor y las altas temperaturas hacen que necesitemos más hidratación, que las comidas sean menos copiosas y que las digestiones sean menos pesadas».

Sobre esta última cuestión, sugiere, para tener una buena digestión, «disminuir el consumo de carne roja, tomar más raciones de pescado, evitar las bebidas con gas, las frituras y el exceso de azúcar», mientras que añade que «también es importante realizar las comidas en un ambiente tranquilo y sin prisas, masticando bien los alimentos y comer con consciencia».

Así, en cuanto a los alimentos que debemos consumir con mayor frecuencia, la experta responde que «la fruta y la verdura deben ser la base de nuestra alimentación. Incorporando, a nuestro día a día, recetas fáciles y refrescantes como el gazpacho, las ensaladas y sopas frías nos aseguramos una buena aportación de vitaminas, antioxidantes, polifenoles, fibra y agua».

Refiriéndose a si el calor puede inhibir el apetito y si resulta perjudicial es saltarse una comida, Carlota Comas Rué afirma que «en un adulto sano, saltarse una comida no tiene consecuencias negativas para la salud, pero si puede desencadenar más hambre al cabo de unas horas, y más apetencia por alimentos ricos en grasas y dulces».

Sano no significa aburrido

Pero comer sano no quiere decir aburrido. «Por supuesto, todo lo contrario, solo hay que poner ganas y reinventarse con la lista de la compra y en la cocina. Además, en verano hay mucha más variedad de frutas y verduras que en invierno y podemos hacer unas recetas muy coloridas y sabrosas», aconseja.

Y las ensaladas son uno de los platos estrella. ¿Nutricionalmente, qué nos aportan? «Eso dependerá de los ingredientes que lleve la ensalada. Un plato con lechuga y tomate nos aportará pocos nutrientes. En cambio, podemos añadirle proteína vegetal, a base de legumbres, unas nueces troceadas y aguacate, que nos aportarán grasas saludables, más verduras frescas de temporada, ricas en fibra y antioxidantes, e incluso fruta troceada con muchas vitaminas», responde la especialista en Nutrición Humana y Dietética.

En cuanto a las porciones, el doctor Agustín Molins, especialista en Nutrición y dietética en la Clínica Dr. Molins, y también miembro de Top Doctors, señala que «el plato de Harvard sigue siendo una buena recomendación, con un poco menos de hidratos de carbono si somos sedentarios y un poco más de grasas saludables como las del aguacate, el salmón y el atún, algunos frutos secos y aceite de oliva.

Podemos introducir el pepino en la dieta de verano, porque es diurético, refrescante, poco calórico y ayuda a eliminar toxinas». Él mismo dice que debemos priorizar las cocciones al vapor, la plancha con poco o sin aceite, el wok y el horno. Si bien, asegura el especialista, «en verano se priorizan más los primeros platos crudos y fríos como ensaladas y cremas frías, los carpachos de pescado o carne, ya que apetecen más por ser fríos».

En los meses estivales, la hidratación es otra de las piezas clave y la mejor bebida es el agua porque, según detalla Carlota Comas Rué, «sudamos y perdemos más líquidos que en invierno. Eso facilita la deshidratación. Es muy importante hidratarse durante todo el día, sobre todo si estamos expuestos al sol o hacemos deporte». Así, para quienes les resulte ‘aburrido’ beber agua, sugiere «añadir unas rodajas de limón, unas hojas de menta o una ramita de canela para darle un toque de sabor», ya que «los refrescos y los zumos azucarados, las bebidas energéticas y las bebidas alcohólicas no son un buen aliado para combatir la sed ni para hidratarse».

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