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    Cómo proteger los ojos del sol

    Consejos. La radiación ultravioleta, el cloro de las piscinas y la arena de la playa son algunas de las principales amenazas

    07 agosto 2022 09:18 | Actualizado a 08 agosto 2022 17:23
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    No es lo mismo pasear por la calle que navegar en alta mar. No es lo mismo correr por el asfalto que hacerlo por la montaña, o montar en bicicleta que conducir. En esta época del año las radiaciones solares son más intensas y, en consecuencia, más peligrosas.

    La radiación ultravioleta, el cloro de las piscinas, la arena de la playa y el aire acondicionado son cuatro de las principales amenazas que sufren los ojos durante la época estival, para las que los expertos aconsejan usar gafas de sol homologadas y testadas, no llevar lentes de contacto en el agua o utilizar lágrimas artificiales.

    Así, para cada ocasión existen unas gafas de sol que «son la única solución para evitar alteraciones en los tejidos oculares a causa de la radiación solar», asegura la óptica-optometrista especializada en Optometría Clínica y Terapia Visual, Maria Pia Teixidó, quien añade que «a la hora de escoger unas gafas de sol, en un centro especializado, lo primero que debemos preguntarnos es para qué las utilizaremos».

    Lentes y filtros

    De manera general, es imprescindible la protección con un filtro de rayos ultravioleta, «entendido como la capacidad de los cristales de absorber casi el 100% de los rayos ultravioleta, ya que son los más dañinos para los ojos», detalla la especialista, quien recuerda que «cuando nos referimos al espectro solar, debemos diferenciar entre el visible -la luz del sol que nos molesta a simple vista- y el invisible, que se refiere a los rayos ultravioleta».

    Por esta razón, «la precaución debe ser máxima en las horas centrales del día, cuando la exposición solar es mayor porque, según advierte el doctor Carlos Lisa, adscrito al departamento de Córnea y Cirugía Refractiva del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, el ojo no tiene mecanismos para protegerse bien de la radiación ultravioleta».

    ¿Qué ocurre si las gafas no tienen este filtro? «Aunque el lente fuese de color, ya sea gris, verde o marrón, la pupila se dilataría más de la cuenta, por lo que todavía absorbería más rayos ultravioleta», asevera Maria Pia Teixidó.

    Partiendo de esta base, si lo que necesitamos son unas gafas urbanas, para pasear por la ciudad o por el pueblo, además del filtro de rayos ultravioleta, deberemos incorporar a las gafas un filtro antireflejante, que «evitará que se refleje en las gafas todo aquello que observamos a nuestro alrededor», detalla la óptica-optometrista. En este sentido, las posibilidades abarcan desde el color marrón -aconsejable para personas miopes-, o tonos más relajados como los grises y verdes.

    En cambio, si conducimos con frecuencia deberemos añadir a las gafas una protección extra: un filtro polarizado. «Contribuye a eliminar la radiación solar indirecta procedente de reflejos en superficies, por lo que con este filtro conseguiremos reducir aún más el volumen de radiación solar, tanto nociva como no nociva», detalla Maria Pia Teixidó, quien añade que este filtro también es aconsejable para quienes practican deporte en alta mar o en casos de mayor exposición como la alta montaña o la nieve en invierno.

    Conseguiremos las gafas perfectas si añadimos un tratamiento de espejo en la cara anterior, para eliminar mejor los rayos UV, y un tratamiento antirreflejante en la cara posterior.

    «Todos los filtros y tratamientos que hemos mencionado son combinables, y se pueden utilizar en gafas graduadas», explica la especialista.

    El siguiente paso sería buscar una montura que se adapte bien y quede centrada. «Si hablamos de deportes en los que las radiaciones son más abundantes, como el mar o la alta montaña, las gafas de sol deben ser curvadas para proteger los ojos de los rayos que entren lateralmente», detalla la óptica-optometrista.

    Prescindir de las lentillas

    Por otro lado, el doctor Lisa hace una especial advertencia a las personas que llevan lentes de contacto, a las que recomienda que eviten su uso durante el baño tanto en ríos como playas y piscinas porque pueden favorecer la contaminación de las lentillas y la aparición de infecciones a nivel corneal que pueden ser severas y comprometer la visión con el paso de los días. Si no se ha podido evitar y aparecieran signos de ojo rojo o dolor, es muy importante que estos pacientes realicen una revisión oftalmológica con cierta urgencia, porque así los facultativos podrán descartar cualquier patología infecciosa que pueda comprometer la agudeza visual.

    Los más pequeños

    ¿Y los niños? «Son como los adultos, debemos protegerles también los ojos, ya que tienen las pupilas más dilatadas que nosotros, por lo que los efectos de los rayos UV son tanto o más perjudiciales», explica la óptica-optometrista, mientras que doctor Carlos Lisa añade que «la población infantil es un colectivo especialmente vulnerable en la playa porque sus estructuras oculares son más inmaduras y filtran aún peor la radiación ultravioleta y por ello es muy importante que utilicen gafas de sol homologadas, testadas y adquiridas en centros certificados».

    Problemas de salud

    Por último, «es importante seguir una serie de recomendaciones durante el verano y los días en los que estemos de vacaciones para disfrutar de ellas. La conjuntivitis, por ejemplo, es un problema muy recurrente en esta temporada y por la que los muchos pacientes acuden a la consulta. Saber cuidar los ojos en estos meses es imprescindible para evitar posibles efectos secundarios como son el lagrimeo, hinchazón, fotosensibilidad o el enrojecimiento», concluye el doctor Fernando Llovet, oftalmólogo y cofundador de Clínica Baviera.

    Asimismo, los profesionales también recuerdan que, además, el verano es una época que debería servir para dar descanso a nuestros ojos, ya que nos alejamos de las pantallas y de las largas jornadas laborales.

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