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El acusado de asesinar al amante de su expareja en Vila-seca continuará en la cárcel unos cuantos años más. Actualmente está en prisión preventiva desde finales de verano de 2020, cuando admitió ser el autor de la muerte de su «amigo» en la madrugada del 27 de agosto de ese año.
La sentencia de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial, firmada por el magistrado Jorge Mora el pasado 31 de mayo, expone en la sentencia que condena al acusado a una pena de 17,5 años de prisión por ser el autor de un delito de asesinato con alevosía y le suma otros 10 meses entre barrotes por la autoría de un delito de allanamiento de morada. En total 18 años y cuatro meses entre rejas.
Las penas de cárcel que refleja la sentencia son parecidas a las peticiones que habían solicitado por una parte la Fiscalía y por otra la acusación particular.
En el primer caso pedían 18 años de prisión por el asesinato y 18 meses más por el allanamiento. La acusación particular solicitaba 20 años por el delito de asesinato. Y la defensa, tras mostrar la disconformidad del veredicto del jurado popular (que considero al autor culpable de asesinato por unanimidad), proponía 7,5 años por el asesinato y otros 3 meses por allanamiento de morada.
Además de la pena de cárcel, a contar desde 2020 cuando estaba en prisión preventiva antes del juicio, al acusado se le condena a mantener una distancia mínima de 500 metros respecto a la madre, hermana e hijos de la víctima durante 20 años «y la prohibición de comunicarse con los mismos por cualquier medio o procedimiento en el mismo periodo».
En material de responsabilidad civil, el condenado debe hacer frente a una indemnización astronómica que alcanza el millón de euros: 150.000 para la madre, 100.000 a la hermana y 750.000 para los tres hijos del fallecido (250.000 € por cabeza). Las costas procesales, incluidas las de la acusación particular, también deben correr a cargo del condenado.
El magistrado resalta en la sentencia condenatoria que el jurado popular contó antes de emitir su veredicto «con un rico cuadro probatorio integrado por una pluralidad de medios de prueba, cuyos resultados han sido valorados y precisados en el acta de emisión». El juicio empezó a finales de abril y se dejó visto para sentencia el 3 de mayo.
La madrugada del 27 de agosto
El autor del asesinato del amante de su exesposa eran amigos desde hacía tiempo. Pero el deterioro de la relación del acusado y su hasta entonces pareja, terminó con la separación. Él se quedó en Barcelona con los tres hijos que tenían (y un cuarto de otra relación) y ella bajó a Reus a vivir con una amiga.
En estas circunstancias, fallecido y exmujer del asesino iniciaron una relación en 2020 y en la tarde del día 26 se citaron en Vila-seca, donde reside la familia de la exmujer.
El acusado viajó el mismo día desde Barcelona hasta Vila-seca y en esta ciudad adquirió dos cuchillos de pesca y una caja de guantes de látex. Aguardó en las inmediaciones de la casa donde estaba la pareja e irrumpió en ella de madrugada, por una puerta trasera.
Subió y acuchilló al fallecido una decena de veces. Algunas de las puñaladas alcanzaron órganos vitales y falleció en el suelo minutos después. Su exmujer se despertó y discutieron. No la agredió pero la presencia policial tras el aviso vecinal de un posible robo de vivienda motivó a que la amenazara para poder sacarse de encima a los agentes. No lo consiguió y terminó detenido. Admitió ser el autor del crimen, aunque ha intentado sin éxito afirmar que fue en defensa propia.
