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La mayor parte de las familias del número 4 de la calle Riu Brugent, en el barrio de Campclar, serán realojadas al Càmping Trillas a partir de este viernes, después de que se encuentren sin luz ni gas a raíz del incendio que sufrieron el pasado 2 de abril tras el intento por manipular la instalación eléctrica del inmueble.
Los 24 propietarios e inquilinos del edificio recibieron el pasado domingo una carta de la Agència de l’Habitatge de Catalunya en la que se les informa del acuerdo del Ayuntamiento de Tarragona con el camping situado en Tamarit para que, de esta forma, los afectados puedan trasladarse a sus dependencias «mientras duren las obras», que según se indica en la misiva empezarán hoy mismo. La primera opción para los vecinos fue la de irse a unos apartamentos de Salou, pero la exigencia del alcalde de Salou, Pere Granados, por tener «garantías» frente a un posible contagio por la Covid-19 frenó la operación. «Habría sido una gran irresponsabilidad trasladar a más de 50 personas de un municipio a otro con el riesgo que ello conlleva», afirmó ayer el político salouense.
30 días como máximo
La opción alternativa que ha encontrado el Consistorio de Tarragna es el camping de Tamarit. «No podemos dejar a 17 familias sin suministros y desamparadas en pleno estado de alarma» subrayó ayer el alcalde de Tarragona, Pau Ricomà (ERC), quien añadió: «Estamos haciendo seguimiento de este caso desde el primer día, y al ver que no prosperaba la solución que encontró la Agència Catalana de l’Habitatge de reubicarlos temporalmente en Salou, nos pusimos a trabajar para encontrar una vivienda para estas familias». El máximo representante municipal remarcó que «era necesario encontrar un espacio que permitiera a las familias vivir el confinamiento en unas condiciones dignas, y las instalaciones del camping lo permitirán».
El presidente de la Associació de Càmpings de Tarragona, Marc Francesch, afirmó que «estamos estudiando si podemos reubicar a las familias en más de un recinto», y afirmó que «de momento podemos asegurarles un mes de estancia».
Sin embargo, no todas las 24 familias se trasladarán al camping. «Mi s padres no quieren ir. El camping está muy lejos y no es cómodo ir hacia allí», afirma uno de los afectados. Otro tampoco ven con buenos ojos el hecho de «dejar el piso vacío cuando hay okupas en el mismo bloque».
