Tarragona

Balones que hacen música y otras maneras disidentes de aprender

El proyecto Basket Beat se sirve a la música hecha con balones para crear nuevas formas de relación en escuelas, institutos, plazas y cárceles

Cinco miembros de la orquesta Basket Beat ayer en el Parc de la Ciutat durante la inauguración del curso escolar.Foto: Àngel Ullate

Norián Muñoz
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Cualquiera que haya tenido un hijo/a aficionado al baloncesto que bota la pelota sin descanso puede haber recordado en algún momento aquellos versos de Serrat: «niño, deja ya de joder con la pelota...»

Pero resulta que aquel gesto, aparentemente sencillo de botar un balón, puede adquirir una dimensión desconocida cuando se hace en grupo hasta convertirse en música.

Así lo demostraron ayer cinco componentes del grupo Basket Beat, que ayer pusieron el colofón al acto de inauguración del curso escolar en la ciudad que cada año organiza el Institut Municipal d’Educació de Tarragona (IMET) y que este año se centraba en la contribución de las artes en la educación.

Pero la pequeña representación de los cinco músicos-jugadores que tuvo lugar ayer en el Parc de la Ciutat es apenas la punta del iceberg de un proyecto mucho más amplio que usa la música como pretexto para el aprendizaje colectivo.

Josep Maria Aragay, responsable del proyecto, cuenta que la idea de hacer música con pelotas de baloncesto «no la inventamos nosotras». Lo que sí hicieron, explica, fue aprovecharon para usarla en proyectos educativos.

Todo arrancó en 2009 cuando comenzaron a trabajar con un grupo de jóvenes a quienes costaba mucho convencer de que participaran en actividades. Casualmente se trataba de chicos que ya acostumbraban a jugar al baloncesto.

La cosa cuajó, y a partir de esa experiencia el grupo comenzó a sistematizar lo que hacían y a crear una metodología. Actualmente realizan talleres socioeducativos de forma regular en escuelas, institutos, cuatro cárceles, plazas y barrios. «Cada semana realizamos entre 30 y 40 sesiones con jóvenes y otros colectivos», cuenta Aragay. Además, han compartido su experiencia por medio mundo.

Paralelamente cuentan con una orquesta (algunos componentes provienen de los talleres) que cada año realiza entre 15 y 30 conciertos. De hecho los componentes que dieron ayer el espectáculo forman parte del grupo.

El juego es el punto de partida

Una de las claves del éxito de la actividad que proponen es que el objeto principal es un balón, un objeto sencillo de conseguir y que casi todos asociamos al juego. Permite, además realizar un trabajo corporal sin sentirse demasiado desnudo ya que hay un objeto que hace de mediador.

Señala Aragay que el balón, es, además, «una forma interesante de entrar en la música porque no se necesita tanta habilidad en los dedos como para tocar un violín o una guitarra».

Una de las peculiaridades, además, es que todo el mundo tiene sus habilidades: algunas personas tienen facilidad motriz, otras entienden bien le ritmo y hay que no tiene ninguna de las dos habilidades anteriores pero le pone mucha intencionalidad, mucho ‘flow’ a lo que hace. Es cosa de probar; él, de hecho, lo ha intentado con jugadores profesionales de baloncesto y a pesar de dominar el bote esto no les daba especial ventaja a la hora de hacer música.

Así, explica, cada uno descubre su papel en el grupo pero, sobre todo, entiende que hace falta asociarse con otros para hacer cosas más interesantes. Y es que los balones, reconoce, tienen un potencial musical limitado cuando se tocan por separado. Al final, señala, se trata de conseguir que existan otras formas de relacionarse y de desafiar a los micropoderes que hay en la escuela, en la cárcel o en cualquier organización.

Inauguración del curso escolar

El Parc de la Ciutat acogió ayer el acto de inauguración del curso escolar que organiza el Institut Municipal d’Educació de Tarragona y que este año consistía en un debate sobre el valor del arte en la educación. En el mismo participaron la pedagoga musical, Ester Bonal, el responsable del proyecto Basket Beat, Josep Maria Aragay; y el director de l’Escola Municipal de Música de Tarragona, Alexis Lanza. Bonal dio con una de las que podría ser las conclusiones del coloquio: que la educación artística sirva para mezclarnos, para humanizarnos y para cuestionarnos todo. En el acto participó, el alcalde Rubén Viñuales quien destacó el papel de Tarragona como ciudad educadora. «Si algo puede poner fin a las desigualdades de la sociedad, es la educación y las artes cada vez tienen un papel más relevante en esta cuestión», dijo.

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