21 enmascarados vestidos de negro en la Catedral de Tarragona

Anonymous for the Voiceless organiza el primer ‘Cubo de la Verdad’ en la ciudad

22 mayo 2018 19:21 | Actualizado a 28 mayo 2018 12:22
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Son las once y media de la mañana del domingo. Veintiuna personas vestidas de negro con máscaras que les cubren el rostro. Dieciséis de ellas se colocan formando un cuadrado perfecto, cuatro por banda, delante de la Catedral de Tarragona. Algunos peatones se aproximan curiosos. Las figuras inmóviles sostienen la palabra ‘verdad’ insertada en carteles y muestran vídeos que se reproducen en portátiles. Las imágenes resultan demasiado incómodas y, satisfecho el interés inicial, muchos de los curiosos deciden pasar de largo. Otros se paran a reflexionar y algunos, incluso, se van decididos a hacer un cambio de hábitos.

La organización para los derechos de los animales Anonymous for the Voiceless practica el activismo callejero organizando actividades como esta por todo el mundo. Se denomina ‘Cubo de la Verdad’ y es una performance reivindicativa de acción directa que muestra la crueldad que sufren los animales hasta convertirse en productos de consumo. El funcionamiento es sencillo: algunos voluntarios configuran físicamente el cuadrado, sujetando los portátiles y los carteles, y otros se quedan fuera hablando con el público.

El objetivo no es presionar, sino esperar a que las personas se acerquen por propia curiosidad. A través de la visualización de imágenes impactantes –totalmente reales– y mediante una profunda conversación, se intenta que la persona interesada se vaya con la idea de adoptar el veganismo como estilo de vida.

El pasado domingo tuvo lugar el primer ‘Cubo de la Verdad’ en la ciudad de Tarragona. Los vídeos, la mayoría cedidos por la organización Igualdad Animal, muestran el infierno que viven los animales en empresas españolas, muchas de ellas catalanas. Se denuncia la explotación de todas y cada una de las especies en los distintos sectores de producción. Ciertamente, las imágenes son horrorosas. Muchas –de hecho, demasiadas– personas prefieren no mirarlas. Pero por muchos ojos que se cierren, la realidad seguirá ahí. Oculta, pero no inexistente.

Este solo es el primero de muchos actos en defensa de los animales que quiere organizar Anonymous for the Voiceles. El veganismo tarraconense se empieza a mover y cada vez hay más voluntarios dispuestos a dar un paso hacia delante y saltar a las calles para denunciar la opresión sistemática que sufren los animales no humanos. Vestidos de negro y con una máscara, dispuestos a destapar la verdad. Y conocerla, como asegura el dicho, nos hará más libres. Y, si la elección final es rechazar la explotación animal en cualquiera de sus formas, nos hará más justos

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