El Vinyet de Tarragona ampliará la laguna y será uno de los bosques de ribera «más importantes» del país
Arranca la recuperación natural del espacio junto a la desembocadura del Gaià, con un proyecto que transformará la finca de 19 hectáreas que compró la Generalitat

La primera fase de los trabajos hace referencia a la eliminación de la caña asiática.
La Plana del Vinyet está en obras. Estos días, las máquinas están sacando toneladas de caña asiática en estos terrenos de 19 hectáreas, ubicados en el límite entre Tarragona y Altafulla, y que generarán uno de los bosques de ribera más importantes del país.
El proyecto, impulsado por la Generalitat, afecta al margen izquierdo de la desembocadura del Gaià. Un espacio que quiere recuperarse generando una zona de interés natural similar al Estany d’Ivars (Pla d’Urgell) y que busca seguir los pasos del proceso de restitución que vivió hace unos años Els Muntanyans. «Son espacios que han sufrido muchas transformaciones y que, con lo que hay, intentamos hacer lo mejor para favorecer la biodiversidad», explica, desde la Associació Mediambiental la Sínia, Hèctor Hernàndez.
Para finales del año se prevé que esté acabada la intervención que comprende cuatro líneas de actuación. La primera, que es la que ahora está en marcha, hace referencia a la eliminación de la caña y demás especies exóticas que ocupan el tramo de la desembocadura del Gaià, lo que constituye «el último gran paso» de la intervención que ha hecho La Sínia durante los últimos años.
Esto facilitará que, cuando finalicen los trabajos, pueda plantarse un bosque de ribera fluvial, que «será uno de los bosques de desembocadura mejores del país», defiende Hernàndez. La nueva vegetación se plantará pasados los meses de verano, para favorecer su adaptación al nuevo hábitat.
El proyecto también incluye la retirada y eliminación de los restos de la antigua fábrica de la compañía Industrial Química Roca de Gaià, IQUIRGA SA, que inició su actividad en el año 1947, y que elaboraba carbonato a partir de los cantos del río. La compañía cesó su actividad en el año 1985 y los terrenos –que prácticamente ocupan unas diez hectáreas– fueron adquiridos por Incasòl. En 1990, la empresa pública de la Generalitat procedió al derribo a nivel de pavimento y años más tarde ejecutó el vaciado y limpieza de un antiguo tanque de fuel.
La retirada de las ruinas de la antigua industria era una asignatura pendiente y será compleja, ya que se acumulan restos de amianto, por lo que tendrá que prestarse especial atención en caso de que se detecte la existencia de focos potenciales de contaminación del suelo.
Esta actuación permitirá la recuperación integral del entorno, con su integración en el paisaje de la zona de El Vinyet, lo que permitirá activar la tercera fase de esta línea de actuaciones.
Recuperar la laguna del siglo XVIII
Esta hace referencia a la ampliación de la laguna Salvador Grau, que empezó a excavar La Sínia en el año 2021 y que multiplicará notablemente su superficie actual, que es de unos 400 metros cuadrados.
La intervención se pondrá en marcha después de la prueba piloto que se inició hace cuatro años, la cual ha permitido conocer cómo estaba el acuífero y su comportamiento, ya que a lo largo del año cambian los valores de salinidad. «Tenemos un buen hábitat», certifica Hernàndez. Durante este tiempo ha proliferado la vegetación acuática y algunas especies como las ranas, la tortuga de riachuelo, la polla de agua e incluso el chorlitejo patinegro han empezado a concurrir también esta nueva zona de agua. «Es un espacio pequeño que tiene un potencial enorme», añade Hernàndez, quien explica que ya en el siglo XVIII en este mismo ámbito ya había una laguna que se secó.
La laguna –que lleva el nombre de Salvador Grau, en recuerdo a un técnico de la Generalitat que ayudó a consolidar los espacios naturales del país– quiere ser uno de los principales espacios de interés de este nuevo hábitat, en el que también se llevará a cabo una reordenación de los caminos y del ámbito detrás de la duna, con nuevos paneles informativos que contribuyan a divulgar los valores ambientales.
Con la ayuda del Port
El proyecto lo está ejecutando la Generalitat, que en junio de 2021 sacó a través de Infraestructures.cat la licitación de un contrato que fue adjudicado por valor de 359.697 euros (IVA incluido). Este hace referencia al derribo de la antigua fábrica, la limpieza del suelo y la mejora ambiental de la finca.
La administración autonómica cuenta con una aportación económica del Port de Tarragona, que acordó asumir la parte de restauración de los valores ambientales de la finca, como contrapartida por unas actuaciones ambientales que tenía que hacer este organismo.
Ampliar la zona protegida
Cuando acabe la actuación, el conjunto de las partes tendrá que sentarse para hablar de las acciones pedagógicas y de divulgación. Asimismo, también deberá plantearse el futuro mantenimiento de este nuevo espacio, que ampliará notablemente los valores naturales de una desembocadura del Gaià que ya está protegida y que forma parte de la Xarxa Natura 2.000.
Hernàndez señala que uno de los primeros retos debería ser que La Plana del Vinyet también pueda integrarse en este ámbito de protección, de forma que pueda garantizarse su preservación. «Sería un nuevo paso para que quede blindado y que en un futuro puedan solicitarse nuevas ayudas», indica la Associació Mediambiental la Sínia.
Más allá, esta entidad ecologista defiende que la recuperación de estas diecinueve hectáreas tiene que ser un primer paso que debería continuar. Y es que, cuando en 2020 la Generalitat de Catalunya compró la finca a Endesa, la compañía eléctrica aún se quedó los terrenos más próximos al Club Marítim d’Altafulla. Estos ocupan una superficie aproximada de unas tres hectáreas y, según Hernàndez, «después de todo el trabajo que se está haciendo y el dinero que se están gastando, lo más lógico es que todo aquello se integre dentro de esta zona de recuperación».
El proceso de restitución de La Plana del Vinyet se inició hace más de cuatro años, cuando desde la Generalitat compró estos terrenos por valor de 935.000 euros. Estos están ubicados junto a una de las zonas, desde el punto de vista ambiental, más valiosas de la ciudad.