Propietarios, vecinos y usuarios de la Rambla Nova presentaron ayer en la OMAC unas 230 firmas contra la peatonalización del primer tramo del centro neurálgico de la ciudad. Los firmantes lamentan «falta de información» y temen que la zona pueda «perder personalidad» con la aglomeración «de terrazas».
Los impulsores del texto lamentan haber tenido conocimiento del plan «por la prensa», ya que «ni se nos ha informado ni se nos ha dicho cuál es el beneficio para los ciudadanos», indican después de que justo hoy se cumplan dos meses de la prueba piloto que ha vetado el paso de vehículos en un tramo de 7.500 metros cuadrados.
«No al cambio radical»
«La Rambla tiene personalidad propia, es un símbolo de identidad para Tarragona, con una estética muy concreta y evocadora que no queremos que se pierda con una posible intervención nivelando el terreno y homogeneizando todo el espacio», indica el manifiesto. El texto considera «no procedente» sustituir las actuales cocas centrales, bancos, árboles y aceras laterales «por una gran plaza, de pavimento duro sin jardines ni arbrado», ya que «se perdería la esencia» con un «cambio radical».
Los firmantes se preguntan «¿qué tipo de ocio se quiere potenciar?», y apuntan a que «la conversión en zona para peatones será la excusa para colocar terrazas de negocios de restauración, como ya ha sucedido en la Plaça Corsini y la Plaça de la Font».
A su juicio, la proliferación de locales de restauración «comportaría una gran contaminación acústica», en una zona «que no es turística, sino de viviendas», por lo que «debe respetarse el descanso de los residentes».
«Los vecinos ya estamos resignados a las actividades musicales y festivas con exceso de decibelios durante las fiestas de manera puntual», citando el hecho de que «la gran afluencia incrementa la suciedad, transformando las calles del entorno en lavabos públicos». En cambio, los vecinos indican que «la cultura sí que es bienvenida, como Sant Jordi, las sardanas, los castells, la cabalgata de Reyes o el Seguici Popular». Los vecinos piden saber la «estrategia que se seguirá para crear comercio en la zona», ya que «de no existir ninguna medida todo es una falacia».
Los firmantes también critican el veto a los coches. «En muchas ocasiones, los vecinos –algunos con problemas de movilidad– necesitan llegar hasta sus portales», indican, a la vez que piden que la calle Girona «vuelva a tener el sentido de circulación de antes de la prueba piloto». Por todo ello, consideran que «no hay ninguna necesidad de realizar cambios sustanciales en la zona».
Aval del pleno municipal
El gobierno municipal tiene todavía pendiente realizar la valoración de la prueba piloto con los vecinos y los sectores de la restauración y del comercio. Pese a ello, la pasada semana el pleno municipal aprobó con los votos de PSC, ERC y Junts impulsar la peatonalización del entorno, con la habilitación de una gran plaza, en la que sería la primera gran superilla de la ciudad, conectando el Passeig de les Palmeres con la zona sin coches del centro. Este proceso contaría con un concurso de ideas y una consulta popular. La Rambla sin coches empieza a caminar con tormenta en el horizonte.