La calidad del aire de Tarragona: mejor, pero no suficiente a la espera de la Zona de Bajas Emisiones
La media anual de dióxido de nitrógeno no cumple con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, pero sí que se ajusta a los límites legales vigentes actualmente

Coches circulando en la Avinguda Roma de Tarragona con la industria de fondo.
La concentración media anual de dióxido de nitrógeno en Tarragona supera las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este organismo redujo en 2021 de 40 a 10 microgramos por metro cúbico (µg/m³) el límite de concentración media durante un año de este compuesto.
En su informe de 2024, la Direcció General de Canvi Climàtic i Qualitat Ambiental señala que tanto el Parc de la Ciutat (17 µg/m³), como Bonavista (15 µg/m³) y la Laboral (14 µg/m³) superan este registro. No obstante, son datos que han mejorado en los últimos años, que están muy lejos de los puntos que encabezan la tabla en Catalunya (entre 20 y 30 µg/m³) y que sí que cumplen con los límites legales: actualmente son de 40 µg/m³ y una nueva directiva europea que entrará en vigor en 2030 los reducirá hasta los 20 µg/m³.
«La intención de la Unión Europea es que nos vayamos acercando progresivamente a los límites que marca la OMS», admite al Diari la directora general de Canvi Climàtic i Qualitat Ambiental, Sonsoles Letang, que añade que «los problemas reales en cuanto a este compuesto están en los puntos con un tráfico muy lento, muy cercano a las zonas metropolitanas; Tarragona está bien».
El dióxido de nitrógeno es un gas tóxico y contaminante que proviene de la combustión, tanto de tipo móvil (transporte terrestre, aéreo y marítimo), como de tipo estacionario (industrias). Las afectaciones a la salud incluyen la reducción de la capacidad pulmonar y la afectación al sistema respiratorio. Joaquim Rovira, investigador en el Centre de Tecnologia Ambiental Alimentària i Toxicològica (TecnATox) de la Universitat Rovira i Virgili (URV), manifiesta que «en el peor de los casos, sí que es cierto que los óxidos de nitrógeno provocan irritación pulmonar».
No obstante, hace una puntualización: «A las concentraciones que nosotros estamos expuestos a nivel de calle, no nos irrita de forma alarmante, pero lo que sí que causa es una irritación progresiva de los pulmones». A partir de aquí, lanza una hipótesis: «¿Qué pasaría si se diera de nuevo una pandemia mundial de un virus respiratorio? Que las personas que han estado expuestas a lo largo de su vida a niveles elevados de óxidos de nitrógeno tendrían un peor pronóstico porque su sistema ha sido afectado».
«Los problemas reales en cuanto a este compuesto están en los puntos con un tráfico muy lento; Tarragona está bien», Sonsoles Letang, directoa general de Qualitat Ambiental i Canvi Climàtic
Lo ideal, para Rovira, sería «cumplir con la legislación, como ahora, y estar dentro de los registros recomendados por la OMS». «Daría más garantías para no sufrir casos de asma, de insuficiencias respiratorias, complicaciones cardiovasculares... Al final, no respiramos solo dióxido de nitrógeno, sino que se trata de un conjunto de contaminantes en la atmósfera», añade.
¿Quién emite este compuesto?
Rovira argumenta que «el dióxido de nitrógeno está provocado por la quema de combustibles fósiles, ya sea el tráfico rodado, quemas para generar energía térmica o eléctrica, incineración de residuos, tubos de escape de cualquier motor de combustión... No hay una única fuente: si existe quema de combustible, hay emisiones de dióxido de nitrógeno».
Añade que «todo está regulado para que las empresas no emitan más de lo que deben, y los coches también tienen límites; de ahí vino el famoso Dieselgate, cuando Volkswagen instaló ilegalmente un software para alterar los resultados de los controles.
«Las empresas han hecho un gran esfuerzo para reducir sus emisiones de nitrógeno; de hecho, son punteras y cada vez queman menos combustibles fósiles», afirma Letang. «La industria ya no es el principal sector emisor de gases de efecto invernadero, ahora es el transporte y la movilidad», añade.
«Lo ideal sería cumplir con la legislación, como ahora, y estar dentro de los registros recomendados por la OMS», Joaquim Rovira, investigador de la URV
Las Zonas de Bajas Emisiones
Los Estados están empezando a promover estrategias, como la de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que buscan acercar los datos a los límites que recomienda la OMS. «Y ese límite, como cada vez hay más evidencias médicas y científicas del peligro de este compuesto y sus efectos, va reduciéndose para proteger la salud de las personas», indica Rovira. Fue por ese motivo por el que el organismo redujo el umbral en 2021 de 40 µg/m³ a 10 µg/m³.
Dos alegaciones a la de Tarragona
La ZBE de Tarragona ha recibido dos alegaciones que actualmente los técnicos están estudiando, según apuntan fuentes municipales, que no han explicado quién las ha interpuesto ni el contenido. Cuando estas se resuelvan, podrá procederse a la aprobación en el plenario, que, presumiblemente y si todo va bien, será este mes.
Otra incógnita es si finalmente se avanzarán o no las sanciones. El Ayuntamiento de Reus tuvo que hacerlo para optar a unas ayudas al transporte colectivo cuyos requisitos se enumeraban en una resolución de la Secretaría de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible. Para poder ser beneficiario, se requiere que la ZBE esté activa y, para ello, es necesario que haya multas.