Patrimonio
Mònica Borrell: «Tarragona vive el patrimonio como un elemento central»
Relevo en la dirección del Museu Nacional Arqueològic de Tarragona (MNAT) en un momento «dulce», ya que los grandes proyectos están encarrilados. Ahora tendrá que convocarse un concurso público

Mònica Borrell dejará en los próximos días el cargo de directora del Museu Nacional Arqueològic de Tarragona
Mònica Borrell dejará en los próximos días la dirección del Museu Nacional Arqueològic de Tarragona (MNAT) para ser la nueva directora del Museu Arqueològic de Catalunya (MAC). Pone fin a una trayectoria de ocho años en la que ha dado un giro de 180º a esta institución. El ‘nuevo’ museo tiene encarrilada la última fase de actuaciones de cara a su reapertura en 2026, mientras que la Necròpolis está en pleno proceso de restauración.
¿Qué balance hace de estos ocho años?
Es un balance positivo en muchos aspectos. Primero, por la experiencia profesional, pero también por todo lo que he podido aportar al MNAT. Hemos avanzado y conseguido materializar actuaciones que teníamos pendientes desde hace mucho. Vivimos un momento en el que pasan cosas importantes.
Deja el MNAT en un momento dulce. ¿Esto ha hecho más difícil la decisión?
Sí, porque es una sensación ambivalente. Es un momento en que los dos grandes proyectos están en marcha y ya no pueden revertirse. En este sentido, da pena dejarlos y no acabarlos, pero también es verdad que es un proceso y que el proyecto y los compromisos están en marcha y son firmes. Al final, somos trabajadores de la administración que hacemos nuestra aportación y quien venga detrás seguirá haciendo crecer el MNAT.
¿Ahora quién liderará todo esto?
Tiene que hacerse una convocatoria pública desde la Agència Catalana de Patrimoni y normalmente son procesos públicos, a partir de la valoración de proyectos y currículums. Es cuestión de que se presenten buenos candidatos porque es un proyecto atractivo, que lo vale, y un espacio que profesionalmente vale mucho la pena.
MNAT y MAC, ¿qué relación deben mantener ambos museos?
La obra de la Necròpolis será muy respetuosa con el espíritu de los años treinta, pero a la vez que aporte una arquitectura y una museografía del siglo XXI.
El MNAT es un museo que gestiona un patrimonio mundial, que traspasa el ámbito municipal, en el que tenemos muy interiorizada la relación con el territorio y las diferentes administraciones. El cambio hacia el MAC es ir a una institución de ámbito nacional, que puede influir en aspectos más amplios a nivel de Catalunya. Espero que el vínculo con el MNAT y Tarragona siga y fluya en otras líneas.
El museo es del Estado y la gestión es de la Generalitat. ¿Se ha sentido una equilibrista?
El papel de equilibrio debes tenerlo siempre, tan internamente como a nivel de instituciones, porque es verdad que son proyectos que gestionamos con las diferentes administraciones. Es un tema de equilibrio, pero también de respeto y de rigor técnico. Mi trabajo ha sido encarrilar un proyecto técnico y hacerlo lo más sólido posible para que las administraciones se sintieran partícipes e implicadas.
Las obras de la Necròpolis casi llegan al ecuador. ¿Cómo van?
Avanzan adecuadamente, según lo previsto. Será una obra que a nivel exterior será poco visible, porque queremos que sea muy respetuosa con el espíritu de la Necròpolis de los años treinta, pero a la vez que aporte una arquitectura y una museografía del siglo XXI. Hubo mucha planificación, ya que es una actuación muy compleja en la que estamos trabajando en todos los ítems y todo el entorno, y esto implica trabajar los diferentes equipos de forma coordinada. La ventaja es que ya se planteó un proyecto integral.

En el extremo más próximo a Ramón y Cajal se habilitará una estructura porticada.
¿Qué verá la gente cuando reabra la Necròpolis?
Verán que los elementos patrimoniales –lo que es el museo de los años treinta, el yacimiento y la colección– estarán actualizados, restaurados y mejor cuidados, en un entorno que mantendrá el contexto de yacimiento, pero más permeable, más accesible y más próximo a la ciudadanía. También con la voluntad de que todo lo que hacemos no impida proyectos de futuro.
El traslado del ICAC generará un polo arqueológico de primer orden.
Sí, la proximidad nos beneficia. Estamos constantemente en contacto con el ICAC y hay un compromiso de buscar los puntos de confluencia porque realmente esta coincidencia en el espacio revierta de cara a la sociedad y a la investigación.
El Teatre es un gran reto urbanístico. Tiene que ser el próximo hito
¿Y después qué?
Cuando hablo de conexiones de futuro, son cosas que ahora no las veremos en esta primera fase que estamos haciendo. Ahora nos centramos en el entorno patrimonial de la Necròpolis, lo que es el museo y el yacimiento, pero veo una Tarragona con este sector más activo a nivel cultural, científico y patrimonial. Veo un entorno de ciudad, a medio plazo, con un uso cívico, social y de ocio más activo.
¿La asignatura pendiente sigue siendo el Teatre Romà?
Sí, el Teatre es un gran reto urbanístico, pero vamos por fases. La parte patrimonial va extendiéndose a nivel urbanístico, ciudadano y de rehabilitación de espacios. Espero que próximamente podamos materializar fases del Teatre. Ahora la Necròpolis ha pasado por delante, por una oportunidad de financiación. Tiene que ser el próximo hito.
¿Ha empezado la producción de la museografía del futuro MNAT?
Sí, esto es lo que tenemos encima de la mesa. A nivel de obras, es la última gran fase y después quedará la reapertura, que la encararemos de cara a este final de 2025, con la perspectiva de 2026, todavía sin una fecha, porque necesitamos avanzar en el proyecto para que se concrete. El hito es que, en el último trimestre del año que viene, reabra el museo.

Imagen virtual de cómo se prevé que será el futuro Museu Nacional Arqueològic. FOTO: DT
¿Cuándo empezará el traslado?
En primavera. Tenemos un primer planteamiento, con un plan de etapas muy claro, pero hasta que no avancemos no podremos ver los movimientos físicos de colecciones. Antes de la primavera, seguro que no, porque hay un trabajo previo muy importante de diseño y de preparación del espacio.
Por fin, Tarragona tendrá un museo del siglo XXI.
Somos el museo de la Tarragona romana y de un patrimonio que se extiende por el territorio. Y esto se reflejará en una exposición que tiene como hilo conductor la historia de Tarraco, a partir de una colección que es brutal, y pocos museos a nivel peninsular la tienen, a excepción de Mérida. También con este diálogo, con unas piezas más contextualizadas, más ambientadas y acompañadas, de forma que para los visitantes sean más fáciles y entendibles.
Cuando llegó, se inició el traslado y, ocho años más tarde, todavía estamos hablando de cómo tiene que ser la reapertura. Las cosas en patrimonio van despacio.
Van despacio. Todo lo que es público va despacio, porque la misma normativa, para ser garantista, requiere unos tempos y unos procedimientos, pero el patrimonio requiere mucho tiempo de planificación y de ejecución. Por esto creo que hace falta inversión, porque invertir en patrimonio es hacerlo en cultura, en sociedad, identidad, bienestar, turismo y economía.

Borrell, con el techo de la Vil·la dels Munts, que ha sido restaurado para exponerse en el MNAT.
¿En este tiempo ha visto un cambio de mentalidad respecto al patrimonio?
Tarragona es una ciudad en la que el patrimonio es central y se nota en la presencia en medios de comunicación o en el debate urbanístico, porque tiene un impacto. Hay esta centralidad, presencia y vivencia.
¿Qué pasará con Tinglado 4 cuando el MNAT regrese a la Plaça del Rei?
Lo estamos hablando. Estamos a expensas del puerto.
El presidente quiere mantener una actividad relacionada con el patrimonio arqueológico.
Creo que es una buena vía, porque no tenemos salas de exposiciones temporales. La propuesta de seguir con este vínculo tiene que mantenerse, es viable y tiene que hacerse. Tenemos que ir pensándolo ahora para que pueda materializarse a partir de 2027.
Una debilidad y una fortaleza de estos 25 años de la declaración de Tarraco como conjunto Patrimonio de la Humanidad.
La realidad nos dice que debemos trabajar en colaboración, pero no tan solo a nivel administrativo, sino también en los ámbitos técnicos
La debilidad es la complejidad. Esta densidad de patrimonio y la complejidad en la gestión, porque no es fácil con la calidad y la dimensión de todo lo que tenemos y que no tiene el equivalente en inversión. Y la fortaleza es que Tarragona vive el patrimonio como un elemento central, lo que obliga a sus responsables a actuar y a tomar decisiones. Después, tenemos equipos humanos y técnicos que son un activo muy importante.
¿El consorcio es la asignatura pendiente?
No sé si es la asignatura pendiente, pero encontrar el modelo óptimo de gestión del patrimonio, en un contexto tan particular del patrimonio mundial de Tarraco, es necesario. Es bueno, y la realidad nos dice que debemos trabajar en colaboración, pero no tan solo a nivel administrativo, sino también en los ámbitos técnicos. Buscar estas fórmulas de gestión compartida, con unos objetivos comunes; aunque tiene que ir acompañado de otros deberes, como la preservación y la divulgación.
¿Supondrá un salto cualitativo?
Tiene que buscarse una buena fórmula para la buena gestión del patrimonio en todos los sentidos, y esto supondrá un salto cualitativo de per se, porque responde a un proyecto y a unos objetivos comunes con la gestión. Podemos buscarle la fórmula que sea, pero trabajar en esta línea, que es lo que venimos haciendo, es también un deber que tenemos como trabajadores públicos.