Coches calcinados y un vertedero descontrolado. ¿Quién cuida de la estación de Camp de Tarragona?

Llevan tanto tiempo abandonados que prácticamente se puede considerar que forman parte del paisaje (o del mobiliario) de la estación. Estamos hablando de los coches quemados junto al vial de acceso a la estación de alta velocidad de Camp de Tarragona, un problema del que nadie se hace cargo y que acentúa la dejadez de una terminal que es una de las principales puertas de entrada de los visitantes al territorio.

«Al final, casi te acostumbras y ya ni te fijas, pero la verdad es que da mucha pena porque no les costaría nada tenerlo un poco decente. Demuestra que esta estación no le importa a nadie y, al final, vengas a la hora que vengas, siempre hay gente», afirma Pilar Sanjuan, quien es usuaria habitual de la estación, ya que tiene una segunda residencia en Salou y viene muchos fines de semana desde Zaragoza.

En total, son tres los vehículos calcinados que, poco a poco, han sido completamente desmantelados, dejando tan solo el esqueleto de hierro oxidada. No tienen ruedas ni matrícula, y han sido pintados y vandalizados, lo que casi dificulta que pueda reconocerse el modelo o el color que tenían cuando salieron de fábrica.

«Nosotros no podemos retirarlos. Alguna vez hemos solicitado que se actuase porque nos daba vergüenza, pero aquello son terrenos de Adif», explica el alcalde de La Secuita, Eudald Roca. La carretera de acceso a la estación es de la Generalitat, pero los terrenos a partir de la calzada forman parte del dominio ferroviario de la estación y, por tanto, son propiedad de Adif, y para el administrador de infraestructuras esto no entra en sus prioridades.

Aquello no es vía pública, son terrenos particulares y, por tanto, no tenemos las competencias

El Diari ha preguntado a la empresa pública dependiente del Ministerio de Transportes sobre esta cuestión, pero no ha recibido respuesta. Tampoco la han recibido los alcaldes durante todos estos años, cuando han puesto de manifiesto los problemas de seguridad de una estación que, este mes de diciembre, cumplirá diecinueve años desde su entrada en funcionamiento.

Cuando el Ajuntament de la Secuita ha decidido interceder en el asunto lo ha hecho a través del Consell Comarcal del Tarragonès, que tiene un servicio de retirada de vehículos abandonados. Este va dirigido a los municipios, como es el caso de La Secuita, que no cuentan con los medios para ofrecer este servicio, ya que ni siquiera cuentan con una grúa municipal.

En estos casos, desde la página web del consell se puede acceder a un formulario a través del cual los municipios comunican la presencia de un coche en la vía pública. El organismo supramunicipal se encarga de la tramitación administrativa, que empieza con la búsqueda de los datos del propietario para requerirle la retirada. Si no hay suerte, como ocurre en la mayoría de los casos, el procedimiento acaba con el desguace y la descontaminación del vehículo en una planta autorizada por la Agència de Residus de Catalunya.

La administración comarcal fija una tasa que va de 50 euros, cuando se trata de un vehículo con matrícula de fuera del Estado y sin propietario conocido, a 300 euros, cuando este procede de un embargo y/o anotación de la administración competente. Los costes los tiene que asumir el ayuntamiento que ha requerido el servicio.

«Se intenta contactar con el propietario y, a partir de ahí, se inicia todo el proceso para su retirada como residuo, pero insisto en que aquello no es vía pública, son terrenos particulares y, por tanto, no tenemos las competencias», afirma Eudald Roca.

Encontrar el propietario la mayoría de veces es misión imposible. Los vehículos llevan mucho tiempo en la intemperie, por lo que todo apunta a que estos han sido robados o sus dueños los han dado por desaparecidos. Según la normativa urbanística de mantenimiento de solares, en el caso de los terrenos privados los propietarios tienen la obligación general de mantenerlo en condiciones de higiene, salubridad y estética. Si no lo hacen, la administración (en este caso el ayuntamiento) puede intervenir. En estos casos se considera que el dueño tiene una responsabilidad, ya que no evitó el abandono al no haber tomado medidas de control de acceso o el cierre de la superficie.

Los coches tan solo son la punta del iceberg del vertedero que hay a escasos metros de la estación. Este está a metros de los coches quemados y queda escondido por la hilera de vehículos que aparcan en el arcén para evitar pagar el parking.

Los terrenos son de Adif, ya que forman parte del dominio ferroviario

Decenas de botellas de plástico, neumáticos, restos de runa, multitud de piezas de ropa, latas y un largo etcétera de desperdicios medio escondidos entre la naturaleza, en la zona entre la carretera y la playa de vías. Todo esto acentúa la sensación de dejadez que uno tiene cada vez que llega a Camp de Tarragona.

Con más de 1,3 millones de usuarios al año, la terminal siempre ha tenido que luchar contra la indiferencia de las administraciones superiores. Aunque cabe destacar dos pequeñas mejoras. En el interior, se han instalado dos pantallas con los horarios del servicio de autobuses, una demanda que desde hace muchos años hacían las compañías de transporte y que ahora, por fin, se ha solucionado. La otra es que este fin de semana se instalaron paneles informando de que este martes se hará en el territorio un simulacro de alerta a través del móvil. Es clave informar a los usuarios.