Historia
Cuando la legión romana invade los barrios de Tarragona

La Legio, este domingo en Torreforta.
¿Qué era un larario?, ¿qué llevaban encima los legionarios romanos? o ¿cuál era la pieza básica de una Legio romana? Esta y otras muchas preguntas tuvieron respuesta este domingo en la primera de las actividades de Romans al teu barri, que durante las próximas semanas –hasta la primera de noviembre– llevará fuera del núcleo urbano de Tarragona recreaciones históricas, talleres familiares y visitas comentadas a la exposición Tarraco, además de un ciclo de documentales arqueológicos y otro de conferencias con imágenes.
Una iniciativa inmersa dentro de la conmemoración del 25 aniversario de la declaración de Tarragona como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El material de los soldados
La primera parada de esta actividad fue este domingo en el Centre Cívic de Torreforta. La Legio VII Gemina, que en el año 74 dC fue enviada a la provincia Hispania Tarraconensis –lo que hoy es León, y donde permaneció más de 300 años, siendo la última formación militar romana de la península ibérica–, plantó dos tiendas de campaña en este barrio, donde enseñaron a una cuarentena de asistentes su indumentaria, sus armas y también sus diferentes tipos de insignias.
Los soldados romanos llevaban encima tanto sus armas como sus equipamientos: desde la cantimplora hasta lorica (una armadura para repeler los ataques de los arqueros) hasta su comida (principalmente grano y también carne salada), pasando por sus armas. Entre estas contaban con el pilum, una especie de lanza de madera e hierro en la parte superior, y también el puglio, una especie de puñal.
Los asistentes conocieron los diferentes miembros de la legión –puesta en escena por la asociación Projecte Phoenix, de Tarragona–, desde el centurión –una pieza básica que instruía a las tropas– hasta a veces un senador –acompañado de su esposa– que dirigía a dichas tropas.
Y al final, una demostración de una máquina de asedio: la balista. Podía llegar a los ocho metros de alto y servía para tirar piedras, aunque ayer lanzó pelotas.
«Ohhh», exclamaron muchos al ver por primera vez en directo el funcionamiento de un arma de asedio de hace más de 2.000 años.
Una altar en casa
¿Sabían que los romanos, en sus casas, tenían un altar particular para rezar y hacer ofrendas? Se llamaba larario y se colocaba en la zona central de la casa. Delante de él se hacían los rituales.
Thaleia, grupo de recreación histórica de Tarragona, instaló una réplica en el exterior del Centre Cívic. Estaba hecha de madera (por ser más fácil su traslado) aunque los originales eran de mármol, que era pintado, al contrario de lo que enseñan las películas, recalcaba Mercedes Tubilla, presidenta de la entidad.
En dicho altar no podían faltar piezas de lares, los dioses que cuidan de la casa. En el caso de este larario de Thaleia –que correspondería a una casa acomadada– estaban los dioses Juno, Júpiter y Minerva.
También una especie de cuadro –réplica de uno hallado en Pompeya– con el dibujo de una serpiente para ahuyentar a los malos espíritus, y con un ritual a Iris.
Y como ofrendas, sal –un bien muy preciado, aunque también podían ser legumbres– e incienso. Y para dar luz, una llàntia o una vela.
En los próximos domingos habrá actividades parecidas en otros centros cívicos: Sant Pere i Sant Pau (día 12), Bonavista (día 19), Llevant (día 26) y Sant Salvador (2 de noviembre).