Religión
Tarragona se despide de las monjas que fundaron el Col·legi Lestonnac tras 328 años de historia
Las seis religiosas que quedaban emprenden una nueva aventura lejos de la ciudad. Su espíritu y su manera de hacer quedará para siempre en el centro educativo de la Part Alta

El colegio está ubicado en la Part Alta de Tarragona.
"Sabemos que dejamos el colegio en buenas manos. Estamos tristes por irnos y dejar una cosa que queremos tanto, pero a la vez contentas por empezar un nuevo camino". Estas son las palabras de Montserrat Marimon, la última superiora del convento de la Compañía de María, que hace 328 años se afincó en la ciudad y fundó el Col·legi Lestonnac L'Ensenyança de Tarragona.
Actualmente, quedan seis monjas que abandonarán el convento en los próximos días. El motivo es que no hay relevo generacional. "Creemos que ha llegado el momento de irnos y reforzar otras comunidades que están más débiles", dice Marimon.
La Compañía de María cuenta cada vez con menos religiosas y la idea es reunificar las comunidades existentes. Las monjas que hasta ahora estaban en Tarragona emprenden nuevos caminos, separadas unas de las otras. Tanto ellas, como sus antecesoras, dejan una huella imborrable, tanto en la escuela como en toda la ciudad. "Son historia viva de Tarragona y han sido un gran referente para toda la comunidad educativa", explica Jesús Blanco, responsable de la pastoral del Col·legi Lestonnac L'Ensenyança y profesor del centro.
Así llegaron a Tarragona
Todo empezó en 1683, en el municipio de Alcover. Un grupo de jóvenes estaban preocupadas por la formación y educación de las chicas del pueblo. El rector de ese momento las animó a que dieran catequesis y a que enseñaran a coser y a leer al resto de mujeres de Alcover.
Este grupo, formado por cuatro chicas, decidió emprender una nueva aventura enfocada a la formación de las mujeres y se trasladaron a la ciudad de Tarragona. En un primer momento, alquilaron un piso en la calle del Arc de Sant Bernat. Fue en ese momento cuando se sintieron con la necesidad de consolidar un poco más su obra. La cosa iba bien y cada vez eran más en la comunidad.
Se pusieron en contacto con la Compañía de María de Barcelona, donde ya existía un convento desde el año 1650. Las chicas de Alcover y las monjas de Barcelona hacían una tarea similar: educaban a las mujeres como los jesuitas educaban a los hombres. "Eran avanzadas en esa época porque querían que las chicas estuvieran formadas y con conocimientos de cultura", explica la superiora Marimon.
La idea era crear una nueva comunidad de la Compañía de María en Tarragona, una especie de sucursal de la de Barcelona, para que nos entendamos. Sería la tercera en España. Para ello, tres monjas de la casa de Barcelona (Maria Humbert, Rosa Bosch y Maria Ballester) se desplazaron en carruaje hasta Tarragona para formar y crear juntas el nuevo convento. Tras varias vicisitudes, consiguieron la licencia eclesiástica y real -por parte de Carlos II- para fundar la comunidad. Era el 5 de marzo del año 1697 y se estaba engendrando el embrión de lo que ahora es el Col·legi Lestonnac L'Ensenyança.

Documento de Carlos II en el cual se autoriza la creación del convento.
"Este nuevo modelo de convento-escuela rompía esquemas en ese momento", explica Marimon. Era un colegio dentro de una orden religiosa. La Compañía de María fue fundada por Joana de Lestonnac en la ciudad de Burdeos. Rápidamente se extendió por el sur de Francia hasta llegar a Catalunya. La idea era que las monjas educaban de una manera más moderna a las chicas.
El convento-colegio se abrió oficialmente en el año 1698 en el mismo lugar donde está ahora. Primero eran las religiosas las que daban las clases y, poco a poco, se fueron incorporando los docentes y profesores. Hasta día de hoy.
Las monjas lo han sido todo para el centro educativo. Desde propietarias, hasta titulares, directoras, profesoras y mentoras. "Son un referente que nos lo han dado todo. A través de ellas hemos conocido el espíritu de Joana de Lestonnac y esto es de agradecer. Las monjas han sido personas inspiradoras para todos", dice Jesús Blanco, profesor de la escuela.
Una emotiva despedida
Las monjas hacía años que no impartían clase, pero siempre han estado muy vinculadas a la comunidad educativa. "Hasta ahora hemos convivido y dado apoyo a todas las iniciativas del centro. Estábamos disponibles para lo que necesitaran", dice Marimon, quien añade que "lo que hemos querido hasta el último momento es trasladar el carisma y la manera de hacer de Joana de Lestonnac".
Jesús Blanco quiere dejar claro que: "Que nadie se piense que, porque se vayan, cambiará algo. Todo continuará igual".
Por todo ello, tanto el colegio como la ciudad quieren hacerles una emotiva despedida que tendrá lugar mañana miércoles a las 17.30 h de la tarde en la Catedral de Tarragona. "Será un acto eucarístico de despedida y de agradecimiento por todo lo que han aportado a nuestro centro", explica Blanco. Asistirán desde profesores, alumnos y exalumnos, y estará abierto a toda la ciudadanía.
Actualmente quedan seis monjas en el convento y la más joven tiene 77 años. Ahora emprenderán caminos distintos. Unas a Mollet del Vallès, otra en Cardadeu, otra en Barcelona y la última en Madrid. Separadas, pero unidas por su loable objetivo vital.