Tarragona

Sociedad

Cuando el trabajo es más que un salario: la amenaza sobre los centros especiales de empleo de Tarragona

Las entidades denuncian retrasos en el cobro de las aportaciones de la Generalitat y recortes en el personal del apoyo

Christian Azuaga y Roc Sumoy, trabajadores del Centre Especial de Treball de la Fundació Onada en el Parc del Francolí

Christian Azuaga y Roc Sumoy, trabajadores del Centre Especial de Treball de la Fundació Onada en el Parc del FrancolíANGEL ULLATE

Norián Muñoz

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Christian Azuaga tiene 41 años y una discapacidad reconocida del 65%. Desde hace tres años trabaja en el Centre Especial de Treball (CET) de la Fundació Onada (139 trabajadores). Actualmente, es jardinero en el Parc del Francolí de Tarragona. Le gusta su trabajo y, de vez en cuando, algún paseante le da las gracias por tener «el parque bonito, limpio y recogido». Contar con ingresos propios es un alivio pero, sobre todo, está contento porque cuando acaba la jornada: «Me siento útil», relata.

Azuaga explica que los jefes «saben cómo tratarme», pero lo que más le da tranquilidad es saber que al menos una vez a la semana viene la psicóloga a hacer un repaso de cómo le están yendo las cosas con el trabajo y con sus compañeros. Esta gestión de sus emociones ha sido clave para poder mantener su puesto: «Me han dado confianza, desde que estoy aquí no me pongo nervioso».

Roc Sumoy (54 años) tiene trastorno bipolar y diabetes, «dos enfermedades que no se ven». Lleva ya 10 años en la fundación y también trabaja en el parque. Le gusta estar al aire libre, aunque cuando aprieta el frío o el calor cuesta más. Igual que Azuaga, destaca el valor de «contar con un apoyo que en otras empresas no existe». El acompañamiento, dice, no solo le ayuda a solventar cualquier dificultad en el trabajo, sino en gestiones de la vida diaria, como aprender a hacer algún trámite.

La alerta de Dincat

Sumoy cree que sin ese apoyo muchos compañeros «se quedarían abandonados». Se refiere a la preocupación que ha surgido en los últimos días desde que Dincat, principal representante de las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo en Catalunya, denunciara que el Govern de la Generalitat ha decidido reducir en más de cinco millones de euros el presupuesto destinado al personal de apoyo de los Centres Especials de Treball de iniciativa social CETIS. Entre esos profesionales hay psicólogos, educadores sociales, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales y pedagogos. 

A esto se suma que, señalan desde la federación, «el Govern no ha pagado ni un solo euro del financiamiento de 2025, obligando a las entidades a adelantar y a endeudarse por 153 millones de euros, con un coste de más de tres millones en intereses solo para poder pagar salarios».

Desde el Departament de Empresa i Treball aseguran que «no se ha recortado el presupuesto» destinado a los CETIS. La cifra, dicen, es la misma que la del año pasado», aunque reconocen que la convocatoria de subvenciones está «en proceso de resolución».

Respecto a los pagos de los salarios del año, aseguran que «el calendario de pago se está ajustando al nuevo procedimiento de mejora de los programas de subvenciones acordado con las nueve entidades más representativas, entre ellas Dincat».

Actualmente, en la demarcación de Tarragona hay 16 centros especiales de empleo (12 en el Camp de Tarragona y cuatro en Terres de l’Ebre). Entre ellos hay empresas como tales y centros de iniciativa social, como los que forman parte de Dincat. Estos últimos concentran a las personas con mayor grado de discapacidad porque su fin es eminentemente social.

El corazón del centro

Un ejemplo de las dificultades que están afrontando las entidades es el de Aprodisca, que da empleo a 98 personas con discapacidad en sus centros de Montblanc y La Selva del Camp.

Su gerente, Gemma Corbella, explica que Aprodisca ha avanzado ya más de un millón de euros –que ha obtenido con creditos– para pagar salarios. A esta deuda hay que sumarle casi 250.000 euros que el Departament d’Empresa i Treball todavía no ha pagado por el desarrollo de programas llevados a cabo desde 2023: «se está tensionando gravemente la tesorería de la entidad y es una situación que no podemos seguir sosteniendo en el tiempo», advierte.

En lo que se refiere a los equipos de apoyo, en el caso de Aprodisca el recorte será de unos 22.000 euros al año, lo que les hace temer tener que prescindir de algún profesional. Corbella dice que «sin este equipo especializado solo seríamos una empresa y no se podría garantizar que cada persona tendrá la atención que necesita para mantener, desarrollar y mejorar sus competencias».

Más allá de las competencias laborales, estos equipos también trabajan aspectos como «autoestima, confianza, autonomía. Hacen que personas que un día dudaron de sí mismas se miren al espejo y vean capacidad, dignidad y valor».

Actualmente, solamente 1 de cada 5 personas con discapacidad intelectual en Catalunya tiene empleo y la mayoría, cuando encuentra trabajo, lo hace en uno de estos centros especiales. La tendencia, además, va al alza: si en 2015 el 68% trabajaba en un CET, en 2021 eran el 76%.

Pero, como recuerda Corbella, estos centros no solo se encargan de dar empleo y hacer que las cosas funcionen, sino que preparan a estas personas en su camino hacia la empresa ordinaria.

El ejemplo de Sergi

Un ejemplo claro es el de Sergi Moncunill, quien trabajó durante diez años en Aprodisca y hoy es funcionario del Departament d’Economia i Finances gracias a haber ganado una oposición. Relata que detrás de este hito ha habido mucho esfuerzo personal y que en Aprodisca le ayudaron a prepararse. Ahora tiene un trabajo de calidad y autonomía y reconoce que todo esto no habría sido posible sin aquel primer paso por el CETI. Allí, apunta, se aprenden no solo aspectos técnicos, sino también otros como horarios o cómo hacer una tarea,

Moncunill comenta satisfecho que: «He podido alquilarme un piso y tengo apoyo dos horas a la semana; el resto me lo hago yo. Además, tengo amistad con personas con y sin discapacidad». Lamenta que, sin empleo, «la rueda de la vivienda, de comprar tus cosas, de la autonomía, se para. Y todos tenemos derecho a ser y tentirnos útiles»

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