Unos 300 abuelos llegados de todo el Camp de Tarragona se concentraron ayer en el Balcó del Mediterrani en respuesta a la pitada que el presidente del Govern, Quim Torra, recibió en la inauguración de los Juegos Mediterráneos.
En la protesta, en la que participaron manifestantes de Reus, Vila-seca, La Canonja, Cambrils o Mont-roig, entre otros, se reclamó la libertad de los políticos independentistas presos.
Lluís Jové, portavoz de los convocantes del encuentro, Tercera Joventut per la República, afirmó que no podían permitir que «en nuestra casa se pite a nuestro presidente», además de mostrar el rechazo por la imagen de gradas vacías o el contenido de la ceremonia.