45.000 tarraconenses no tienen acceso al dinero en efectivo

Un estudio del Banco de España alerta de la vulnerabilidad. Hasta 91 municipios de la provincia, el 49%, no tienen cajero ni sucursal

05 febrero 2022 19:20 | Actualizado a 06 febrero 2022 18:22
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Un total de 45.425 tarraconenses no pueden acceder al dinero en metálico, es decir, a un cajero o a la ventanilla de una sucursal. Es el dato del informe ‘Infraestructura del efectivo y vulnerabilidad en el acceso al efectivo en España’, publicado en 2021 por el Banco de España, una radiografía que analiza «la brecha entre quienes encuentran dificultades para acceder al efectivo y quienes tienen fácil acceso a él».

El estudio sostiene que el 5,6% de la población tarraconense carece de puntos de obtención de efectivo. El análisis provincial muestra una gran desigualdad: hay 91 municipios sin esa opción y otros 93, poco más de la mitad, que disfrutan de ella. Y aún falta por caer un poco más. «Es previsible que la reducción del número de oficinas y de cajeros automáticos continúe en los próximos años, ante el incremento de la digitalización y la búsqueda de una mayor eficiencia por parte de las entidades de crédito», expone el Banco de España en su análisis. Se trata de una situación que el regulador califica de «vulnerabilidad en el acceso al efectivo», algo que sufren 1,3 millones de personas.

Según el organismo, más de la mitad de las personas de más de 64 años optan por billetes y monedas antes que la tarjeta. «Prefieren el metálico porque, para ellos, es una medida de control y conciencia del gasto. Como muchos de ellos no están digitalizados, no les es fácil tener este registro», apunta Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de los estudios de Economia i Empresa de la UOC y experta en educación financiera.

El perfil mayoritario del «no usuario de banca en línea» es el de una mujer de más de 70 años que vive sola, con estudios primarios y una capacidad de gasto equilibrada o insuficiente. Entre los motivos está la falta de conocimiento, no disponer de ordenador o tableta o carecer de conexión a internet. «Los problemas se agravan para determinados perfiles, como mujeres mayores y personas con salarios bajos, que presentan unos niveles de educación financiera inferiores a los del resto de población», indica Ruiz-Dotras. Seis de cada diez mayores de 65 años usan internet, pero otra cosa distinta es la habilidad, y más cuando se trata de la banca. Solo el 6,3% tiene destreza avanzada en materia de redes, según datos de Eurostat.

Pensiones que no generan

Por eso, según cuenta la experta de la UOC, «los mayores se han convertido en un tipo de cliente que no es relevante para las entidades». La profesora añade que «la rentabilidad de la banca pasa por el cliente digital, porque reduce mucho los costes de infraestructura y personal. Este tipo de cliente mayor tiene pensiones que no generan ingresos en la banca. En general, les queda poco dinero para ahorrar o invertir porque la mayor parte ya lo gastan durante el mes».

Europa ya ha alertado de la vulnerabilidad en aumento. En un documento, la Comisión Europea advierte de que los derechos de los usuarios tienen que ser un tema de protección especial por parte de las entidades. El 64% de los jubilados considera que debería mantenerse algún tipo de asistencia presencial, mientras que el 38,7% reclama que se establezcan horarios específicos para grupos de mayores.

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